• Cotizaciones
    martes 15 de abril de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    “En este país no puede llegar a ser presidente una persona pobre” y “menos que menos” si es mujer, dice referente de género del FA

    Patricia González prefiere líderes mujeres que sumen a “otras” y no busquen “llegar solas”, porque eso no es “feminista”

    Patricia González encabeza la novel Comisión de Género en la orgánica del Frente Amplio (FA) y sabe que por delante tiene una tarea compleja. Su objetivo es “transformar la estructura” para que sea “más amigable con los feminismos”, y también sabe que no faltarán las “resistencias”. De todos modos, asegura que hay “una sensibilidad que hace 20 años no había”.

    La politóloga y militante del sector Ir tiene entre sus metas más inmediatas consolidar “espacios de cuidados” para cambiar “desde la práctica” las condiciones para que las mujeres puedan militar. También se propone atacar temas de fondo, culturales, como el no escuchar las opiniones de las mujeres o incluso el “maltrato verbal” que todavía sufren en los ámbitos de militancia.

    González anhela más mujeres líderes en política, pero aún más desea que haya mujeres diferentes, que hablen y se vistan de otra manera, que no se vean obligadas a masculinizarse o a cumplir con el dress code de la chaqueta y los tacos para conseguir legitimidad. “Imaginate si una mujer de Casavalle o Piedras Blancas con tremenda cabeza puede llegar a ser una dirigenta política y puede llegar a ser presidenta. En este país no. En este país no puede llegar a ser presidente una persona pobre”, afirma.

    Respecto al caso del diputado comunista Gerardo Núñez, que fue denunciado por violencia de género, González cree que debe ser “un mojón” para que la normativa del Frente Amplio avance y “ponga en palabras” qué conductas privadas tolera de sus dirigentes.

    —¿Qué significa que el Frente Amplio haya creado en su estructura la Comisión de Género?

    —Es una decisión política importante. Militancia de género y feminista el Frente Amplio tiene desde que se fundó. La primera Comisión de Mujeres es de 1989. Está la Unidad Temática de Ciudadanas, que es un grupo de compañeras que milita en los temas de género adentro del Frente hace muchísimos años. La discusión histórica era si tenía que haber un ámbito orgánico o no. La estructura del Frente es una estructura densa y lo digo en el buen sentido porque todos los espacios de interlocución implican a miles de personas. Entonces, si vos pretendés construir una síntesis que vaya en el sentido de incorporar el enfoque de género en todos esos espacios, necesitás tener el respaldo y la legitimidad orgánica para que eso suceda. Para mí es un avance y una oportunidad. En este momento nos toca pensar cómo la estructura se transforma en una estructura más amigable con los feminismos y los temas de género, que en esta época es evidente que es un tema central para la izquierda.

    —¿Por qué ocurrió ahora y no antes?

    —Esto es una iniciativa de Fernando (Pereira, presidente del FA) y creo que tiene una sensibilidad con el tema que es valiosa. Y es su propuesta generar esta comisión, la de Cultura y la de Derechos Humanos. Es un análisis de esta presidencia que hay temas que tienen que estar incorporados en la discusión política del Frente. Y hay una historia de amores y odios entre el feminismo y la izquierda. La historia de los 90 fue una historia donde se consolidó un movimiento feminista por afuera de la fuerza política y era difícil para los feminismos incorporarse a una forma de funcionamiento estructural que de alguna manera sostiene y sostenía prácticas patriarcales. Lo que ha pasado en este último tiempo es que hay cada vez más compañeras dispuestas a ocupar lugares en la fuerza política para trasformarla. Hace parte de una estrategia política de los feminismos. Hay un campo fértil para que esto suceda.

    —¿Cuál es su diagnóstico sobre la igualdad de género en la fuerza política?

    —Hay muchísimos espacios de construcción. Hay muchas comisiones de género, en los comités, en las coordinadoras, los partidos, las juventudes de los partidos. Hay comités feministas. El principal desafío que tenemos nosotras es la articulación. Es tener un espacio para encontrarnos y poder elaborar una estrategia de trabajo común para construir juntas hacia dónde vamos a caminar y cuáles son las batallas que vamos a dar en este momento. Una compañera sola en un comité tiene menos incidencia en el espacio político que si eso surge de un planteo que hacemos todas las compañeras con cierta sintonía. Entonces, encontrar la línea feminista dentro del Frente Amplio es una construcción.

    —¿Con qué resistencias se encuentra en el Frente Amplio?

    —No hay más resistencia que en cualquier espacio en el que habite una mujer feminista en esta época. Incluida tu familia, tu espacio de trabajo, tu espacio educativo. Cuando nosotras construimos entre nosotras, que tenemos acuerdo y hacemos síntesis con un marco teórico común, vamos rapidísimo. Cuando tenés que caminar con personas que no leyeron lo mismo que vos, que no tienen el mismo marco, implica caminar con el otro, con el compañero. ¿Es difícil? Sí, yo creo que la diferencia está en dos puntos. Uno es que por el marco constitutivo de la izquierda la igualdad es un tema central y si el feminismo pide igualdad de género a la izquierda no puede quedarle lejos. Hay un marco de sintonía. Después hay una discusión histórica que es si hay una discusión de clase y hay otra contradicción que es la de género, y es secundaria. Es algo que persiste en algunas discusiones entre compañeros que plantean que lo más importante es la discusión de clase. No sé si se trata de poner otro punto de vista o de complejizar. Lo que siento es que hay sensibilidad, incluso de los compañeros que tienen menos formación, de que es un tema en el que tenemos que trabajar y que hay gente que no sabe cómo. Resistencias, sí, pero no es posible que no las haya. Si no hubiera resistencia, sería que estamos construyendo solo entre las que estamos de acuerdo. El desafío es hacerlo con resistencia. Lo que suma y es una oportunidad es que hay una sensibilidad que 20 años atrás no había.

    —Ivonne Passada en su campaña a la presidencia del FA insistía en el ejemplo de la falta de una guardería para que madres con hijos puedan militar. ¿Está pensando en cambios de este estilo?

    —El cambio es de práctica. Es lo más importante que hay que hacer y eso es lo más difícil. En lo declarativo estamos medianamente de acuerdo. Ahora, cambiar una práctica política es realmente complejo. El punto uno es la transformación de la cultura política. ¿Quién milita, cómo se milita y cuáles son las condiciones para militar? ¿Cuáles son los supuestos entre los militantes? ¿Es lo mismo para una mujer joven dar su opinión con un compañero que tiene 30 años en ese comité? Eso es lo que está en el fondo en la discusión y es el primer punto de transformación cuando las compañeras elaboran el protocolo de violencia política. Eso es un cambio sustancial. Para una generación, y hablo de partidos porque pasa en todos, hay una forma validada de pegarle a la mesa, de gritar, una lógica de liderazgos fuertes. Y ante eso el planteo es que hay que escucharse un poco más. Hay una tensión intergeneracional entre los partidos y lo mismo pasa con las mujeres.

    El segundo punto central está en los espacios de cuidados, hemos avanzado en su implementación en el espacio central de La Huella. Pero hay un trabajo con otras comisiones y con el equipo de la presidencia de trabajar con las niñeces. Porque hay padres que quieren que sus hijos disfruten cuando ellos van al comité. Antes era un embole. Lo que queremos construir a nivel nacional es que los gurises y las gurisas sean parte de la militancia de una forma linda, porque queremos tener paternidades y maternidades responsables. Porque eso hace a cómo construimos política hacia nuestros hijos y de lo que les trasladamos que es la política. Si es un espacio con juegos, amigos, es diferente a que tengas que quedarte callada con el celular a un costado. La fuerza política tiene que ser lo más amable posible para que te integres a militar y que tus hijos e hijas también pasen bien.

    —Mencionó la violencia política que sufren las mujeres. ¿Puede dar ejemplos?

    —Hay polos extremos. En el espacio doméstico un extremo es la violencia física, que le da claridad y hace indiscutible el punto. En la violencia política hay un punto indiscutible que es el maltrato verbal en una discusión donde yo hago referencia a que ‘no entendés nada, que tu punto no importa, que tenés que ir a leer’. Y en una discusión si yo no puedo hacer valer mi punto de vista en el mismo nivel de peso que el tuyo hay situaciones de violencia verbal. Eso existe. Pero lo más cotidiano son un montón de sutilezas, una violencia política acostumbrada que es cuando te cobran si estuviste en todas las reuniones —sin considerar si tenés hijos, por ejemplo— o cuando decís algo y nadie considera tu punto. Y si eso mismo lo dice un varón se toma el punto como “qué bien lo que plantea el compañero”. Si vas a 10 reuniones, en todas dijiste algo y nadie te escuchó, te entrás a preguntar para qué vengo.

    —¿Cuán cercano es que Uruguay elija una presidenta?

    —Somos el único país del Sur que no tuvo una presidenta mujer. A mí lo que me desvela desde una perspectiva feminista es que se habilite la construcción de liderazgos distintos. Porque las mujeres se tienen que masculinizar para hacer política, tenés que acostumbrarte a la masculinidad y operar en ese marco para poder llegar. ¿Me gustaría que haya una presidenta mujer? Sí. ¿Estamos más cerca? Creo que sí. De hecho, Carolina Cosse fue candidata en la interna del Frente Amplio, Beatriz Argimón tiene un peso en su partido bastante importante. Hay cada vez más mujeres que lideran dentro de sus partidos. Pero a mí me desvela que haya más mujeres líderes, sin pensar en ser presidente, porque no es la única opción. Y mujeres distintas, que hablen de otra manera, que se vistan de otra manera, siendo como son y que no haya un dress code de la mujer política donde si no me pongo la chaqueta o los tacos no es legítimo lo que digo. La legitimidad no puede estar dada por lo que tengo puesto, por mi color de piel, por mi edad. Y en las mujeres es así. Tenés que tratar lo más posible de parecerte a un varón. No podés estar despeinada, no podés tener piercing. ¿Pero quién queremos que nos represente? Con (José) Mujica esa discusión estuvo presente. Fue una discusión valiosa que evidentemente no impregnó en el sistema político, pero que sí pone sobre la mesa que lo que importa en la política son mis ideas y es lo que discuto, debato y aporto de mi vida en esta discusión y no lo que tengo puesto.

    "Somos el único país del Sur que no tuvo una presidenta mujer. A mí lo que me desvela desde una perspectiva feminista es que se habilite la construcción de liderazgos distintos. Porque las mujeres se tienen que masculinizar para hacer política, tenés que acostumbrarte a la masculinidad y operar en ese marco para poder llegar"

    —De hecho, a Mujica se le toleraron cosas en su presencia que a una mujer jamás se le hubieran permitido.

    —Nunca. No hubiera estado permitido para una mujer eso. No está permitido eso para una mujer en la política. No hay un verano en que no salga una foto de una mujer política en bikini en la playa y haya 450 comentarios riéndose. Mujeres de todos los partidos. Si yo tengo que tener el cuerpo de una determinada manera para ser una mujer política respetada, es más difícil. Y eso no lo ves de ningún hombre. Toda la restricción de tu vida que ya tenés por ser mujer, madre, si además se pone arriba de los cuerpos todo ese requerimiento, imaginate si una mujer de Casavalle o Piedras Blancas con tremenda cabeza puede llegar a ser una dirigenta política y puede llegar a ser presidenta. En este país, no. En este país no puede llegar a ser presidente una persona pobre. Porque la estética de la pobreza es una estética que genera mucho ruido. Y para una mujer menos que menos, es impensado.

    —Dice que se está más cerca de tener una mujer presidenta, pero en el Parlamento y en el gabinete la presencia femenina sigue siendo muy baja, es casi estática.

    —Tal cual. Bolivia tiene un Parlamento paritario. La constituyente chilena tiene paridad. Y Uruguay está lejísimo. Seguimos siendo de los peores países. Fuimos de los peores países en los gobiernos de izquierda y somos de los peores con un gobierno de derecha. Y con los gabinetes pasa lo mismo. Es difícil pensar en mujeres porque no tienen la trayectoria que tendrían que tener para estar en ese lugar, que es la trayectoria de los varones. Eso mismo pasa con los grados 5 de la universidad. Y ahí hay un aprendizaje, que es cómo construís junto a otras. Podés llegar sola una vez, pero el sistema político se encarga de dejar atrás a las mujeres, de expulsar. Construir un liderazgo sola nunca ha sido exitoso. Nunca ha sido feminista. ¿De qué vale que seas la presidenta del mundo mundial si la vida de las mujeres sigue siendo igual de terrible que antes que llegaras a ese lugar? Entonces, vale si vos cambiás las cosas. Y quizá no se trata de tener presidentas sino de quiénes caminan contigo.

    —¿Qué le provocaron las denuncias contra el diputado Gerardo Núñez por violencia de género?

    —Varias cosas. Los partidos tenemos este problema, no solo el Frente Amplio. Hay una cuenta básica: si tenemos 35.000 denuncias de violencia de género, quiere decir que hay un montón de esas personas que integran los espacios políticos. Sería iluso pensar que ninguno de los compañeros que militan en el Frente Amplio no han tenido denuncias. Que esté en discusión en el espacio público es una buena noticia. Y habilita a discutir la manera de procesarlo y construir el camino para cuando estas cosas pasan. Yo tengo un camino que es de la justicia restaurativa, un planteo no punitivo. Que no es que no tengan sanciones. Tiene que haber un proceso de restauración para las víctimas, un proceso de reconocimiento de quien ejerce violencia. Y tiene que haber un proceso donde vos te puedas mover de lugar, porque si la respuesta ante los casos va a ser echar a las personas, ¿cómo pensamos transformar a la sociedad? La respuesta es hacerse responsable de lo que sucede en ámbitos privados, hacerse responsable de la transformación propia y colectiva. Lo que no queremos que pase es que se barra abajo de la alfombra. Yo quiero y me gustaría una fuerza política que haga que los compañeros se interpelen, se hagan responsables de las situaciones de violencia que viven en espacios privados y que esa reflexión la vuelquen a su construcción política. Que las juventudes hagan declaraciones tensionando a la fuerza política es una buena noticia porque quiere decir que están dentro de la fuerza política reclamando que los temas no se encajonen. Y vamos a salir diferentes de este proceso. No vamos a salir igual. Pero ese dolor tiene que servirnos para construir un camino, para discutir.

    —¿El Tribunal de Conducta Política tiene elementos para evaluar casos de violencia de género de acuerdo al reglamento del Frente Amplio?

    —Parte del planteo que se está haciendo es que tiene que haber una adecuación normativa que no es solo incorporar un punto sino que es discutir. Lo que arranca ahora es un debate y una discusión. Después de otro caso que tuvo el Frente Amplio hace cuatro o cinco años se sucedió el protocolo de violencia política. Y fue a voluntad de las compañeras. Esto tendrá que ser otro mojón de avance dentro de la normativa interna del Frente Amplio que tiene que adecuarse de forma permanente.

    —¿Se refiere a que estén claras qué conductas de la vida privada pueden o no ser toleradas en un dirigente?

    —La discusión y el debate es la ética de la representación política. Es subyacente que hay una cierta ética que nadie dice lo que se puede y no se puede pero uno lo sabe. Bueno, hay que ponerle palabras a esas cosas que esperamos de nuestros compañeros y nuestras compañeras en sus espacios privados. Y es una discusión que no está saldada. Hay que encontrar los puntos de los caminos y sobre eso hay que empezar a discutir. Yo entiendo el apuro, la presión, pero creo en lo que se crea a partir del intercambio y la discusión. Eso nos va a llevar tiempo. Veo con expectativa el proceso próximo, se abre un camino que ya no podemos evitar caminar.

    • Recuadro de la entrevista

    “Es muy bueno” que Graciela Villar diga que sufrió machismo en la campaña

    Información Nacional
    2022-05-12T01:17:00