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“Los artistas tenemos la responsabilidad de reaccionar, crear una red de solidaridad y colaborar, sí o sí”
Tras el histórico parate de la actividad ocasionado por el coronavirus, más de 400 trabajadores de cines y teatros fueron enviados al seguro de desempleo; el Sodre prepara el festival Cultura en Casa, a través de una plataforma web con contenidos originales de sus cinco cuerpos estables
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El viernes 13 Cinemateca Uruguaya celebró los 40 años del estreno del filme Viernes 13, con una función a las 22 horas, poco después del anuncio de los cuatro primeros uruguayos que contrajeron el coronavirus (Covid-19). Fue la última función en el nuevo complejo de salas, antes de que el gobierno suspendiera todos los espectáculos públicos hasta nuevo aviso. Desde entonces fueron cerrando todos los auditorios y salas de cine y teatro, museos, salas de exposiciones y centros culturales del país, públicos y privados. Para dimensionar la magnitud del frenazo, a esa altura la cartelera teatral montevideana sumaba ya medio centenar de espectáculos y la cinematográfica una treintena, además de otros tantos espacios de artes visuales que cerraron sus puertas ese fin de semana.
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El domingo de noche la decisión ya estaba tomada. Movie mandaba todo su personal al “seguro de paro”. Unos 200 trabajadores. Las otras dos cadenas de salas que operan en Montevideo y el interior hicieron lo mismo: Life dispuso el paso a seguro de desempleo de unas 120 personas, y Grupocine envió a 60 funcionarios, la mayoría de atención al público. Cinemateca mandó a sus 25 dependientes. En total, unos 400 trabajadores de los cines uruguayos pasaron esta semana a ese régimen.
El miércoles 18 la Institución Teatral El Galpón, la mayor compañía teatral privada uruguaya, anunció el envío al seguro de desempleo de todo su personal rentado. Son unas 30 personas, incluyendo la plantilla de Socio Espectacular. En el comunicado, el elenco más emblemático del teatro independiente uruguayo explica que la paralización de sus actividades es total y sus ingresos económicos pasaron a ser cero. Se suspendieron funciones, ensayos y clases de la escuela, el director del Hamlet que estaba en ensayo debió viajar de apuro a España para no quedar varado en Uruguay. Se cancelaron todas las funciones previstas para preescolares, escolares y liceales del Departamento de Extensión Cultural, y hasta nuevo aviso quedaron en suspenso los arrendamientos de la sala para conciertos musicales y obras teatrales del exterior. La compañía conserva abierta una oficina para posibles contrataciones a largo plazo, con fecha a confirmar cuando se supere esta crisis. “Seamos solidarios, cuidémonos entre todos”, concluye el amargo comunicado.
El resto del medio teatral ha hecho lo mismo. Según informó la Federación Uruguaya de Teatros Independientes (FUTI), además de El Galpón, el Circular también mandó a todos sus funcionarios al seguro. Lo mismo La Gaviota, Teatro Victoria y Espacio Teatro, que suman una decena de envíos. El resto de las instituciones afiliadas a FUTI (El Tinglado, Telón Rojo, Espacio Palermo, La Candela, Arteatro y Teatro del Museo, todas con escasa cantidad de personal rentado) aún aguardan el curso de los acontecimientos. Se anunció el “casi” cierre del Centro Cultural Hyeronimous Bosch y Platea Sur perdió su sala de Ciudad Vieja por no poder costear el alquiler.
En estas horas la nueva directora nacional de Cultura, Mariana Wainstein mantiene contactos con FUTI y con la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) para buscar soluciones de contingencia a la crisis, ya que el sector de las artes escénicas frenó en seco desde el día uno de esta situación sin precedentes en la historia reciente uruguaya y mundial. “Vamos a buscar mecanismos para ayudar. Es un tema que está en la agenda del ministro, me consta”, dijo Wainstein a Búsqueda el miércoles 18 por la noche.
También han clausurado sus actividades la gran mayoría de los institutos de formación artística, desde la EMAD y las Escuelas del Sodre a las más humildes clases de barrio, de esas que uno se entera por un cartelito clavado en la calle. La dimensión de la parálisis es mucho mayor si se tiene en cuenta la enorme cantidad de artistas (músicos, actores. bailarines, escritores, artistas plásticos y otros) cuyo principal ingreso son las clases y talleres individuales y grupales, incalculables debido al enorme subregistro de estas actividades. Como en gran parte de las áreas de servicios, el parate cultural y artístico es casi total. En gran parte del mundo es igual de gigantesco, inédito y shockeante. “Estamos viviendo una señora distopía orwelliana”, dijo uno de los referentes culturales consultados para esta nota. Se mantienen a salvo del efecto coronavirus el audiovisual por streaming (Gracias YouTube por todo lo que nos das) y los libros (digitales, porque las librerías ya empiezan a sentir el cimbronazo)
Sodre en Casa
Ni en su peor pesadilla Martín Inthamoussú y Adela Dubra soñaron que solo 13 días después de asumir en el Consejo Directivo del Sodre tendrían que desmantelar el recién estrenado ballet Un tranvía llamado deseo y cerrar los tres auditorios del organismo, acostumbrados a recibir, como mínimo, a más de 10.000 espectadores por semana. Inthamoussú dijo a Búsqueda que el Sodre está haciendo una campaña de sensibilización en redes sociales, a cargo de los integrantes de los elencos en redes, y que el Sodre trabaja con la Dirección Nacional de Cultura en la implementación de un programa llamado Cultura en Casa: el gestor anunció que en breve se anunciará un festival llamado Sodre en Casa, a través de una nueva plataforma digital llamada culturaencasa.uy, “con ópera, ballet, música y otros contenidos especialmente creados desde el Sodre para todos”, todos contenidos artísticos de los cinco cuerpos estables de la institución. según anuncia el también coreógrafo y bailarín en un breve video que circula por WhatsApp. Consultado para esta nota sobre la situación, manifestó: “El impacto es enorme. Estamos ante una situación inédita y muy dinámica que requerirá de mucha creatividad para buscar soluciones”.
Colaborar sí o sí
Desde su casa en París, donde se mantiene en cuarentena, el dramaturgo y director teatral uruguayo Sergio Blanco, la principal figura del teatro uruguayo en el mundo, con estrenos en decenas de países de los cinco continentes, expresó: “Se han suspendido muchos estrenos de mis obras en distintas partes del mundo, y todas las obras que tenía en cartelera en Argentina, Brasil, Londres, Madrid, Chicago, Tokio o Sidney se han visto muy afectadas. Sin lugar a dudas, todos quienes trabajamos en el mundo del teatro estamos muy afectados por esta pandemia. En lo personal estoy recluido en mi casa y, en este sentido, me siento un ser privilegiado. Todo el tiempo pienso en las miles y miles de personas que no pueden realizar la cuarentena. Tengo la dicha de poder hacerla. Vivo todo esto con la plena consciencia de sentirme un ser privilegiado y no dejo de pensar en todos aquellos que no pueden darse este lujo. No nos olvidemos que quienes están sosteniendo actualmente nuestras vidas son las personas que realizan los trabajos que son peores pagos. ¿Nos acordaremos de esto cuando todo pase?”.
En la misma línea, reflexionó la escritora y guionista Inés Bortagaray: “La preocupación que tengo excede mi micromundo privilegiado. Estoy pensando en pasado mañana”, respondió a la consulta de Búsqueda. El cantautor Fernando Cabrera ahondó un poco más: “No quisiera contestar desde el lugar del artista, no quiero hacer una separación porque los problemas en este momento son de toda la sociedad mundial, por igual. Se me suspendieron todos los conciertos de aquí a un mes y medio. Por supuesto que me afecta pero como a todos, como el que tiene un quiosco, una panadería, un taxi o un hotel. Estamos todos igual, así que a aguantarse y desear que esto pase cuanto antes”.
La dramaturga Marianella Morena señaló que, más allá del desajuste que produce en la economía de los artistas las innumerables cancelaciones que han sufrido en Uruguay y en el exterior, el cimbronazo afecta también “lo creativo y lo psicológico”. “Lo primero que pensé cuando empecé a ver lo que pasaba en Europa es que esto va a implicar un cambio radical en el modelo de producción de la economía, y también me ha hecho reflexionar sobre la importancia de la cultura en la vida de las personas, a través de esas pequeñas comunidades que se crean en los espacios teatrales, que después generan pequeños encuentros que tienen repercusiones sociales que estamos viendo ahora, por ejemplo, en Italia, con esas personas que se ponen a cantar en los balcones para sus vecinos. Desde cosas muy ruidosas a cantantes de ópera que provocan reacciones de emoción que en otro momento no hubieran sucedido”.
Morena reivindica el poder de los artistas en estos momentos: “Los artistas como líderes de la creatividad tenemos la capacidad y la responsabilidad de reaccionar desde lo creativo ante la realidad de un modelo de producción artística que está colapsado y congelado, para tratar de mitigar cómo afecta esa parálisis a los ciudadanos. Increíblemente, estamos viendo en vivo y en directo lo que sucede en los encierros, y lo necesaria que es la cultura cuando tenemos suprimida la libertad de movimiento y de muchas de sus decisiones cotidianas. En mi caso, estoy con mi hijo y mis dos gatos y no me afecta tanto porque es algo que suelo practicar. Pero estoy pensando en cómo poder ser útil para la sociedad si se avanza a una cuarentena total. Estamos planeando iniciativas con algunos amigos para proponer a la gente hacer desde sus casas. También creo que es muy importante el papel que cumplen las instituciones públicas con artistas asalariados gracias a los subsidios públicos. Ahora ya no funciona el modelo de producción previo, la producción de espectáculos; bueno, hay que lograr que la sociedad se beneficie de ellos de un modo que sea provechoso en este momento. Tenemos que crear una red de solidaridad, y los artistas tenemos que colaborar, sí o sí.
El director de Sala Verdi, Gustavo Zidán, reflexionó en sus redes sociales desde su lugar de gestor de una sala pública, en este caso de la Intendencia de Montevideo: “Quienes tenemos la responsabilidad de llevar adelante instituciones culturales públicas, nos veremos afectados por esta crisis, pero más allá de situaciones que van a ser engorrosas o complejas tenemos en cierta medida certezas presupuestales tanto en el funcionamiento así como también en nuestros salarios, y nos arreglaremos. Sin embargo, el movimiento cultural independiente está totalmente desprotegido y su estado es grave. En la mayoría de los casos, nuestros artistas, nuestros creadores, no están siquiera formalizados, situación que los deja en el desamparo total. Se vive al día. La infraestructura institucional independiente tampoco soportará este parate, y se perderán espacios que han formado parte de nuestra más rica distinción identitaria como sociedad. El país no puede dejar de pensar en ellos, no se puede seguir postergando su inclusión, estamos en deuda, hoy lo evidenciamos y mañana ya lo padeceremos. Ahí también hay que actuar ya”.