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    “Los de afuera son de palo”, muestra de Daniel Supervielle en el Museo Zorrilla

    “Los hinchas anónimos merecían que los pintara”, dice el artista al explicar sus obras en homenaje a las tribunas futboleras

    Primero impacta el colorido, después el silencio de la sala. Parece extraño estar entre tantas hinchadas de fútbol y que no haya un sonido de fondo constante con sus cánticos. “Sabés que se me ocurrió ponerle ese sonido, hasta consulté con un disc-jockey, pero era complicado”, le dice Daniel Supervielle a Búsqueda. Él es el artista de Los de afuera son de palo. Multitudes en movimiento, una muestra con sus obras sobre hinchadas de fútbol que con curaduría de Diego Píriz se exhibe hasta el 2 de marzo en el Museo Zorrilla.

    Supervielle estudió Comunicación, fue periodista durante años en varios medios y asistió a clases de arte en el Taller de Montevideo y en el Taller Casablanca de Ignacio Iturria. Y siempre fue futbolero. “Estas obras tienen que ver con mi relación con el fútbol. Incluso mi tesis como licenciado se llamó Literatura futbolera, recogí testimonios de algunos jugadores que participaron en las hazañas celestes. Leí toda la literatura de lo que se escribió hasta 1992, me preocupé por la crónica y la historia uruguaya sobre el fútbol”.

    Fue Iturria quien al ver sus pinturas lo alentó a continuar. “Me hizo ver que ahí tenía algo y me puse a investigar en las multitudes y las hinchadas. Empecé a encontrar la individualidad en el conjunto”. En ese “algo” se ve la influencia del maestro y de sus piezas con miniaturas. “Él me dio pocos consejos, pero al ver su obra vi que yo podía pintar. Lo que hago se lo debo a Iturria y también a otros dos artistas con los que me identifico: Pedro Figari y Petrona Viera”.

    Supervielle señala una vitrina con un fascículo de 1960 de la Enciclopedia Uruguaya que lleva por título La garra celeste. Las imágenes de las hazañas futboleras uruguayas y los fascículos coleccionables estaban en la biblioteca de su infancia y él los fue atesorando. Hace diez años, comenzó a pintar jugadores en cartones y allí, al lado del ejemplar número 42, hay una de sus pinturas de Obdulio Varela. Justamente su frase “Los de afuera son de palo” la eligió para título de su muestra, como homenaje al campeón uruguayo y también por esa relación tan particular que se da en sus pinturas entre el arte y algo que generalmente está por fuera como es el fútbol.

    Empezó pintando primero los grandes goles del fútbol uruguayo en Colombes, Ámsterdam, Montevideo y Maracaná. “Eran figuritas medio figarianas que pintaba en cartones que encontraba”, explica. Uno de sus cuadros de aquellos tiempos no podía faltar, se llama Maracaná. Se ve el gol detrás de la red del arco, el golero caído, los jugadores tambaleantes y de fondo la tribuna con unos puntitos sin rostro que son los hinchas. “Revivir este instante de tiempo detenido, esta experiencia, con pintura, con pinceladas, con colores, con gestos de dibujo, es para Supervielle darle nuevamente el movimiento, e intentar reconstruir el color de aquel presente”, escribió para el catálogo, Píriz, el curador, que también fue su profesor en Casablanca.

    Cuando empezó con estas pinturas en cartones también hacía transmisiones de fútbol en inglés para el exterior. “Los relatores uruguayos no daban con el inglés básico, y como yo era periodista de France Presse y tenía un inglés fluido, me contrataron. Estuve tres años relatando para el exterior. Coincidió que estaba buscando al pintor en mi interior. Entonces veía cuando las cámaras enfocaban a las tribunas y de la figura de los jugadores y del gol pasé a las hinchadas. Cambié el ángulo de la mirada”. Empezó a enfocarse en lo que ven los jugadores desde la cancha, que es lo que el espectador ve en la pantalla. “Ahí empecé a buscarle la vuelta y no paré”.

    Una vez que puso su foco en las tribunas, no paró. Empezó a estudiarlas, a ver sus colores, sus movimientos, sus cantos, sus bailes, su alegría. Supervielle encontró allí una expresión del mundo moderno. “En unos segundos uno se vuelve tribal. Después uno se pone la corbata y se va a laburar. Estoy rescatando eso tan contemporáneo. Y no hay dos hinchadas iguales, son cambiantes y dinámicas”.

    En la multitud de sus pinturas hay que acercarse y buscar el detalle para descubrir el individuo. “Cualquier insecto es una explicación”, fue la traducción de Jorge Luis Borges para un verso de Walt Whitman. Esa misma frase la eligió el periodista peruano Villanueva Chang para explicar la importancia de detenerse en los detalles en apariencia banales que indican algo mayor, algo que está sucediendo. Al mirar detenidamente las pinturas de Supervielle, se ve al pequeño individuo que levanta un cartel o se viste de rojo que es diferente al que hace un gesto a su lado vestido de azul. Juntos alientan a su equipo o a su selección, pero de cerca ninguno es igual a otro.

    Algunas pinturas son un homenaje a las hinchadas en general, como ocurre en Celeste, La fiesta del Mundial, Francia 2023 o La hinchada del arte (una de las más nuevitas). En todas hay un verdadero estallido de colores y de miniaturas que forman una marea ondulante. Después están las hinchadas de clubes uruguayos, la de Nacional y de Peñarol, claro, también la de Wanderers, que es el club de Supervielle, quien se dio el gusto de pintarla, y la de Defensor. “Es el Defensor del 76 cuando dio la vuelta Olímpica al revés. Era un cartoncito que tenía tirado y Diego (Píriz) me lo hizo encuadrar”. Ese “cartoncito” es tal vez la pintura más lograda de la muestra, una verdadera danza en tono violeta.

    “Me alucina conectar no tanto con el fútbol, sino con el color, la parte social, la pertenencia, lo que significa para mucha gente que el fútbol le llena un vacío social. Eso lo entiendo y creo que conecto. Pero no soy un futbolero. Me gusta la fiesta, el entorno, lo que significa, lo cultural y antropológico. Lo disfruto muchísimo. En cada personaje hay una historia, su propio viaje con la hinchada, con la selección, con el cuadro. Los hinchas anónimos merecían que los pintara”.

    Para Supervielle el fútbol genera una adhesión a una causa, tal vez la única que encuentran muchos integrantes de las hinchadas en su vida. Él pintó lo festivo, pero en esa masa saltarina también está incluida la violencia, aunque no se ve en sus cuadros. “En estas hinchadas está tanto lo pacífico como lo violento. En el fútbol vi las solidaridades más grandes y también el odio más ridículo. Por suerte soy de Wanderers”, dice y se ríe.

    Las tribunas de Luis Suárez

    En la muestra hay una serie integrada por ocho obras, todas en homenaje a las hinchadas que tuvo Luis Suárez en su pasaje por los equipos en los que jugó. Pero Suárez nunca aparece. Son de las últimas obras que hizo. “Es un homenaje a los hinchas que vivaron sus goles. Con estas obras demuestro mi tesis, cada tribuna tiene su identidad, que está dada por el color”. Está la hinchada de Nacional, cuando empezó en 1992. La del Groningen de Holanda, con colores verdes y blancos. También la del Ajax con muchas banderas, la del Liverpool, con un orden muy inglés y muy rojo. Está la del Barcelona que tiene camiseta azul y roja, pero en su tribuna es el amarillo el color dominante; la del Atlético de Madrid; de vuelta la de Nacional más grande y aguerrida que la de sus inicios, y está la del Gremio de Porto Alegre. “Me han querido comprar una de las obras, pero vendo todas o ninguna”, dice el artista que toma esta serie como un todo.

    Luis Suárez no ha ido a ver sus hinchadas retratadas en el Zorrilla, aunque Supervielle ya lo invitó. “Es mi obra maestra. Con esto llegué a donde quería llegar. Logré plasmar la conceptualización a la que fui llegando. Sin los hinchas no hay lo otro, ni los grandes jugadores ni los millones de dólares que se mueven en el fútbol”.

    Sus pinturas han tenido gran éxito y se han vendido muy bien aquí y en el exterior. Recientemente vendió cinco a Estados Unidos y otras a San Pablo. “Me llamó un español que viene en abril, quiere conocerme y que pinte el Real Madrid”. Son varias las personas que le piden que pinte las hinchadas de sus equipos, pero a él no le gustan del todo los encargos porque lo condicionan bastante.

    En San Pablo, cuando Palmeiras jugó contra Flamengo en la final de la Libertadores, pintó las dos hinchadas. La de Palmeiras fue un éxito y vino una persona a Punta del Este y la compró. Entonces empezaron a llegarle los pedidos, entre ellos, un hincha del Portuguesa, un cuadro chico brasilero.

    “Mi sueño es pintar todas las hinchadas del Brasileirao, el campeonato de clubes brasileros. Las tribunas son todas siempre una fiesta a estadio lleno, con sus banderas y colores espectaculares. Un verdadero carnaval. Y mi sueño total es pintar la Premier League de Londres de acá a diez años”.

    Hoy, jueves 8, a las 15 horas, Supervielle hará en el Zorrilla una actividad con niños, entre 7 y 12 años, que lleva por título Pintá tu hinchada. La entrada es gratuita, pero hay que inscribirse previamente en [email protected].

    Después de visitar Los de afuera son de palo conviene regresar a Roberto Fontanarrosa, el genial narrador y dibujante argentino que escribió memorables cuentos sobre fútbol. Él se concentraba con el canto de las hinchadas que sonaban como un mantra en el televisor. Uno de sus textos se relaciona muy bien con la exposición de Supervielle. Se llama El manual del hincha y da indicaciones muy divertidas para unirse al “invitante clima del fútbol”, y algunos datos “que puedan convertirlo en un correcto hincha, en un entusiasta habitué de las canchas de juego, en un hombre totalmente integrado a su sociedad”. Y las mujeres también están invitadas.

    Vida Cultural
    2024-02-08T00:46:00