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    “No se le da relevancia al desarrollo del cine nacional”

    Enrique Buchichio, director de la Escuela de Cine del Uruguay

    Este año la Escuela de Cine del Uruguay (ECU), la primera de nivel terciario en el país y la única que se dedica exclusivamente a la formación profesional en cine, celebra 20 años de existencia. Una de las celebraciones fue el Festival Internacional de Escuelas de Cine realizado entre el 13 y el 16 de agosto. Enrique Buchichio, periodista, cineasta y director de la ECU comentó que uno de los últimos cambios de imagen de la institución fue el rediseño de su sitio web (ecu.edu.uy).

    A fin de año la ECU publicará un catálogo gratuito sobre cine nacional que incluirá reproducciones de afiches junto a una ficha informativa, que a su vez tendrá su versión digital que se irá actualizando. Se están organizando dos charlas de reflexión sobre el cine nacional, en cuanto a estética y temática, con la dificultad de encontrar personas que no sean realizadores y que hayan visto suficientes películas, algo que Buchichio considera sintomático del vínculo del cine nacional con su público. “La gente está como loca, hace mil cosas, y la relación que tenemos hoy con las películas no es la de antes, cuando se estrenaban y había que verlas antes de que bajaran de cartel porque andá a saber cuándo las pasaban a VHS o DVD. Ahora la relación es ‘si puedo la veo, si no, no importa porque la voy a ver de alguna manera’ y al final no la ves”.

    La Escuela tiene 60 alumnos cursando alguno de los cuatro años de la carrera. El número se mantiene año a año, aunque descendió un poco en relación con los primeros tiempos, cuando no existían otras opciones de formación. “La ECU tiene más competencia y está bueno que así sea. Ha habido generaciones mucho más numerosas que la actual, como la de 2005 que arrancó con 40 alumnos, últimamente arrancan con 25, que también es lo que la ECU puede asumir por su tamaño físico y las dinámicas prácticas”. La carrera habilita a trabajar como realizador cinematográfico en cualquier rol de la producción audiovisual.

    Entre los egresados de la ECU hay varios profesionales que hoy se destacan en el medio. El propio Buchichio (El cuarto de Leo, Zanahoria), Pedro Luque (fotografía), Germán Nocella, Lucas Cilintano, Diego Pavese, Sergio De León (principal asistente de dirección del país y productor de Artigas: La Redota), Juan Álvarez (director de Avant, productor de El cultivo de la flor invisible), Luis González (director artístico de Doc Montevideo), Sergio Miranda (gestor cultural, ex coordinador de la ECU), Gabriel Pérez (docente de dirección de actores), Micaela Solé (productora de los documentales de Aldo Garay y de Norberto apenas tarde), Gustavo Hernández (director de La casa muda y Dios local), Germán Tejeira y Julián Goyoaga (realizadores de Anina y Una noche sin luna).

    Al regreso del Festival de Gramado donde fue junto a César Troncoso para presentar Zanahoria (Colón de Oro en el Festival de Huelva), Buchichio dialogó con Búsqueda.

    —¿Qué posibilidades ofrece la carrera de la ECU a nivel laboral?

    —En el Uruguay de hace 20 años vivir del cine era una utopía, ahora no tanto. Es muy difícil, obviamente, más en este momento que estamos viviendo, pero lo cierto es que hay mucha gente que vive del cine y es una opción profesional viable.

    —¿Qué opina del congelamiento del dinero que el gobierno destina al Fondo de Fomento Audiovisual?

    —La sensación que tenemos es que se creó en un momento de auge del audiovisual: se generaron incentivos que fueron un puntapié para empezar a trabajar en una política de Estado, pero claramente quedó demostrado que es insuficiente. Ha quedado rezagada en relación a otros países. En Argentina, Brasil y Chile se ha comprobado la voluntad política de darle insumos y apoyo al cine porque es una industria que genera puestos de trabajo, ganancias para bienes y servicios. No es casual que el Instituto de Cine argentino tenga la política fuerte de apoyo al cine y que sus películas tengan el éxito que tienen. Producen cuatro o cinco al año y además compiten en Cannes o son nominadas al Oscar. No es casualidad, más allá del talento de los cineastas. Hacer una película no es un hobby caro que hacés cuando podés, con los recursos que tenés cuando además tenés que laburar. Eso es lo que nos pasa a la mayoría de los cineastas uruguayos: no vivimos de hacer películas. Está complicado sin apoyo, que no necesariamente invertir diez veces más que ahora.

    —¿Por qué considera que no se apuesta a una política de apoyo al cine uruguayo?

    —No se le da relevancia al desarrollo del cine nacional: no les importa ni les preocupa. Se ha invertido en cultura, pero en lo que ellos creen que es cultura y bienvenido sea, como en el ballet del Sodre. El éxito del ballet demuestra que cuando hay una inversión y realmente te importa que se desarrolle una forma de arte, los resultados son positivos. Con el cine nacional no ha pasado lo mismo. El cine uruguayo es joven, no hay una tradición, no tiene grandes nombres: ¿cuántas calles de cineastas uruguayos hay?, ¿cuántos niños conocen cineastas uruguayos?, ¿cuántas películas uruguayas ven los niños en la escuela? El cine todavía no ocupa un lugar relevante en la cultura nacional. El Estado todavía no le ha dado el lugar que se merece.

    Uno de los vértices de la situación crítica del sector es Cinemateca. ¿Cuál es su lectura al respecto?

    —Se trata de una institución privada, pero el hecho de que no reciba un apoyo constante y notorio sino esporádico también tiene que ver con el lugar que el cine ocupa para el Estado. Preserva el archivo fílmico más grande del Uruguay, con piezas claves y al que recurren canales públicos y privados, cineastas, investigadores, y el mensaje que reciben permanentemente es “arréglense como puedan”. Ha decrecido su masa de socios, entonces no pueden invertir en mejorar salas y equipos de proyección, ni que hablar en infraestructura de conservación del archivo. En definitiva, les guste o no, Cinemateca está cumpliendo un rol cultural que debería cumplir el Estado. En el resto del mundo las cinematecas son públicas o privadas con un buen subsidio del Estado.

    ¿Qué opina de las personas que no miran cine uruguayo por considerarlo gris y deprimente?

    —Las películas que se hacen en un país son reflejo de ese país: no venimos de Marte. Somos uruguayos y esto no es Miami. Si querés ver lo que Uruguay no es, o una visión del Uruguay que no te estamos proponiendo, estudiá cine o agarrá una cámara y salí a hacer una postal turística de Punta del Este. Pedirle a los cineastas uruguayos algo que no están mostrando es ridículo y es una pérdida de tiempo. Además, las últimas películas que se estrenaron no tienen nada que ver una con otra: ¿qué puede tener que ver Mister Kaplan con Zanahoria?, ¿o Dios local con El lugar del hijo? No te tiene por qué gustar el cine uruguayo, pero no ir a verlo y bajarle la persiana porque pensás que vas a ver más de lo mismo es un sinsentido, es un prejuicio que está instalado.

    Vida Cultural
    2015-08-27T00:00:00