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    “No soy igual a ningún otro artista pop”

    Morrissey por primera vez en Uruguay

    Steven Patrick Morrissey nació en 1959 en un pueblito del condado rural de Lancashire, en la esquina noroeste inglesa, junto al Mar de Irlanda, y muy cerca de Escocia. El origen irlandés de su familia condicionó su infancia en una Manchester bastante complicada, cuando los británicos aún se mataban por su religión, y marcó el tono rebelde, desen­cantado e irreverente de su carrera. La fiebre punk lo encontró en la encrucijada adolescente. Poco después, junto al guitarrista Johnny­ Marr armó The Smiths, banda que junto a The Cure, The Damned y New Order protagonizó el movimiento pos-punk. En sus cinco años de vida (1982-1987) el grupo lanzó tres discos: The Smiths, un debut que no pasó inadvertido, seguido de Meat is murder, un trabajo denso y sumamente politizado donde Morrissey plasmó su ideario vegetariano, animalista, contra los castigos familiares, contra Thatcher, contra iniciativas benéficas como Band Aid, y contra muchas cosas más. El tercero, The Queen is Dead, fue considerado como el mejor por la crítica anglófona. Las diferencias personales y artísticas con Marr acabaron con los Smiths, y Morrissey destiló su rabia contra el mundo titulando su debut solista Viva Hate. Desde entonces le ha ido muy bien. Nunca perdió las riendas de su arte, su imagen y su discurso activista radical a favor de los derechos de los animales. Su decena de discos en solitario edifican una obra honesta y coherente en lo estético, con el foco en el pop-rock suavemente electrificado como en Interesting Drug o Everyday Is Like Sunday, en bellas melodías como Suedehead, My Love Life o Certain People I Know, en su imagen icónica a lo Elvis y en el magnetismo de esa voz triste, melancólica, inquebrantable.

    La gira sudamericana de Morrissey comenzó el sábado 7 en Quito, desde donde respondió a Búsqueda vía correo electrónico. Luego convocó a 20.000 personas en Santiago, agotó el Teatro Renault de San Pablo, y seguirá por Río, Brasilia, Asunción y Buenos Aires. El jueves 17 de diciembre dirá “¡Hola, Uruguay!” en el Teatro de Verano ( platea alta a $ 1.900 y baja a $ 2.500, en Red UTS) y cerrará el periplo en Lima. Morrissey habla de su público, de su infancia violenta, del éxito, de los políticos, de su Autobiografía y del disco que presentará, World Peace Is None Of Your Business. Si bien la entrevista ocurrió pocos días antes de los atentados en París del viernes 13, la situación de Europa estuvo presente, aunque Morrissey habla de pobreza y no de guerra. A continuación, la entrevista.

    —¿Qué significa para usted Latinoamérica, su público, y tocar en sitios nuevos como Uruguay?

    —Hace tiempo que quería visitar Montevideo, pero siempre se interpuso algún obstáculo en el camino. Fue difícil llegar a Quito esta semana, pero el show estuvo fantástico, con una audiencia magnífica. ¡Espero que se repita en Montevideo! Es importante cantar como si vieras a ese público todos los días, y no tratarlos como si vivieran en un lugar inusual o misterioso. ¡Soy un ciudadano del mundo!

    —Treinta años atrás usted escribía una de las páginas más brillantes de la cultura rock, reflejando en forma luminosa y romántica el desencanto de la juventud. ¿Cuánto queda de aquel muchacho y en qué ha cambiado?

    —Lo único que me salva es la música que hago y que toco. Nada más. No creo que mi audiencia sean solo jóvenes entristecidos, ni ahora ni en 1983, pero siempre estuvo compuesta por gente que quería ser tratada como seres inteligentes y no como un mero público pop emergente y explotable. En cuanto a mi cambio personal, bueno, me temo que no ha sucedido. Nos atormentamos entre nosotros con el objetivo de la perfección hasta el día de nuestra muerte. Eso es lo que significa ser humano.

    —Su reciente Autobiografía llegó a ser el libro más vendido del Reino Unido. Allí acusa a la industria musical británica de boicotear a los Smiths y de intentar destruir su carrera por su origen irlandés…

    —He tenido un gran éxito en mi carrera y eso me hace feliz, pero soy consciente de que tengo que luchar el doble para obtener cualquier reconocimiento similar al de otros artistas. Una gran cantidad de cantantes son considerados como magníficos, mientras que a mí parece que siempre quieren excluirme. Puedo vivir con eso, pero es evidente. Siempre vendí montones de entradas, hice decenas de giras muy exitosas y mi público es apasionado al extremo. Nunca vi al público de David Bowie, Madonna, Michael Jackson, U2 o Coldplay intentar por todos los medios subirse al escenario. A mí me pasa cada noche. Decenas de jovencitos saltan, en general vestidos con remeras pro animales. Pero ese fenómeno es ignorado en el Reino Unido, porque mi éxito no es la segura, aburrida y acostumbrada charlatanería.

    “Mi infancia son calles y calles y calles y calles. Calles que te definen, calles que te oprimen, sin salida a ningún camino, ni carretera ni autopista”, dice en su libro, y dedica 150 páginas a aquellos tiempos de Manchester entre irlandeses. ¿Cómo lo recuerda?

    —Fui a una escuela muy violenta, y eso permanece en tu ser por el resto de tu vida. Es una cicatriz. Manchester era un lugar muy, muy violento en los años setenta. Si no te enroscás en la violencia tienes que estar de pie, atento a lo que ocurre. Estoy seguro que era tal cual en Liverpool, Leeds y Newcastle.

    Ante la ausencia de una web oficial, ese espacio es ocupado por el sitio True To You (true-to-you.net), moderado por una amiga del británico. El blog publica noticias, anuncios, reflexiones y fotos del músico. Es su megáfono virtual. Esta semana subió un video que estremece: la rebelión de un león contra su domador, a quien ataca en plena función. Allí comentó: “Leones se defienden contra quienes los odian, y los del circo son tan estúpidos que preguntan: ¿por qué están enojados estos animales? Lo lamento, el mundo es como es. Pero los derechos de los animales se han convertido en el tema más importante de la justicia social en el planeta, y nos movemos rápido por un mundo justo para todas las especies, y NO SOLO para los seres humanos con armas de fuego y látigos. El circo, el zoológico, la tortura al ganado... Que todos sean bombardeados de nuevo a la Edad de Piedra”.

    —Su vegetarianismo es proverbial y viene a cantar a una parte del mundo donde los ingleses inventaron los frigoríficos y donde se come carne más que nada. ¿Qué piensa del reciente anuncio de la OMS sobre la carne y el cáncer?

    —La noticia no tuvo impacto en el Reino Unido, porque llegó en el mismo día en que Kate Middleton apareció con un vestido nuevo. Eso se llevó todos los titulares, mientras que los hallazgos de la OMS fueron dejados de lado, como una broma de mal gusto. Siempre supimos que comer carne de animales puede resultar en cáncer, pero en mi país la protección financiera de la crianza de ganado es mucho más importante que proteger a la gente del cáncer.

    —¿Es cierto que despidió a uno de sus músicos porque lo descubrió en una gira comiendo una hamburguesa?

    —Eso no ha sucedido. En absoluto. La gente dice tonterías, me parece.

    —Johnny Marr dio un muy buen show hace poco en Uruguay. ¿Cómo es su vínculo con él?

    —No sabemos nada el uno del otro.

    —Ha dicho que Thatcher no era ni dama ni de hierro. ¿Existe algún político que le inspire respeto?

    —No es frecuente que la gente intelectualmente sólida se involucre en política. Hace mucho que la gente perdió la fe en los políticos, y es enorme la masa que no vota porque no confía en el sistema político. Todo se acabó. El juego terminó. Es hora de cambiar. Es decir, ¿qué pretende Putin? Incluso los rusos no lo soportan. Es un chiste. Pero no es gracioso.

    —¿Qué inspiró el título World Peace is None of Your Business?

    —Estaba muy entusiasmado por la Primavera Árabe. De repente la gente se puso de pie contra los dictadores. Y se había reanimado el interés por el conocimiento y el progreso. Me inspiró la idea de que las personas tienen más poder de lo que creen.

    —¿Qué opina de la situación actual en Europa, con el Mediterráneo convertido en un cementerio de inmigrantes y con una crisis humanitaria en puertas por los miles de sirios que huyen de la guerra?

    —Es muy, muy emocionante, porque unos cuantos pueblos están de pie por sí mismos y rechazan la pobreza impuesta por regímenes políticos que hacen todo lo posible para asegurarse de que la gente sea incapaz de moverse. Cuando estás atascado en la pobreza entonces todo tu tiempo está dominado por la pobreza, no te podés mover y no podés ejercer ningún poder sobre los hechos. Las personas denominadas migrantes o refugiados están diciendo: “¡BASTA!... No vamos a ser retenidos por leyes con las que jamás hemos concordado. Queremos lo que otros tienen”. Por supuesto, si fueran de raza blanca, el mundo los ayudaría muy de prisa.

    —¿Cuál es la clave para conservar su voz intacta?

    —¿Mi voz para cantar? Nada. Nunca ejercito mi voz.

    —¿Conoce el tema Morrissey, del argentino Leo García, de los años 90? (“ ¿Sabrá tu novia que escuchamos Morrissey?”)

    —Sí, siempre he conocido esa canción y siempre me gustó. Cuando estuve en Argentina estaba en el puesto 5 en las listas. Sonaba muy bien y yo me reía muy fuerte.

    —¿Cómo será el repertorio que hará en Uruguay?

    —Creo que la noche siempre trae algo nuevo a los ojos. No soy igual a ningún otro artista pop conocido en el mundo entero. Estoy solo. La noche es dramática, rápida y ligeramente bulliciosa. Nunca es aburrida.