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En Uruguay, el nivel de ingreso personal no es significativo para explicar la probabilidad de endeudarse. La escolaridad sí influye y la edad también: en un sentido positivo en las primeras etapas de la vida y luego se vuelve negativo, haciendo menos factible contraer deudas. Además, haber recibido herencias lleva a magnitudes menores de endeudamiento de los hogares, aunque no afecta el monto de los préstamos al consumo que toman. Estas constataciones fueron hechas por José Ignacio Rivero (Cergy Paris Université) y Graciela Sanroman (Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales) y publicadas en un reciente estudio.
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Entender el efecto del ingreso según tipo de hogar para el endeudamiento familiar es de interés desde la perspectiva de la política económica, sostienen como justificación para su investigación. Una implicancia de sus hallazgos es que el volumen de deuda de los hogares responde de manera “muy diferente a las perturbaciones de ingresos según el tipo de hogar y el nivel de deuda anterior”. Por ejemplo, deberían esperarse aumentos casi uno a uno en la existencia de deuda para los hogares que poseen emprendimientos formales y reciben un impacto positivo en los ingresos, aunque ya estén muy endeudados. Mientras tanto, los hogares muy endeudados cuyos ingresos se originan en el trabajo asalariado no incrementarían sus pasivos. Esto, dicen, hace necesario tener en cuenta el papel de la propiedad empresarial y los niveles de deuda anteriores para determinar la demanda de crédito en un contexto de mercados financieros subdesarrollados como el de un pequeño país como Uruguay.
En proporción del Producto Bruto Interno, el crédito en el mercado uruguayo se ha mantenido casi estable dentro de un rango de 25%-35% desde el inicio de los años 90. Eso puede estar asociado con el “pobre desarrollo” y el “limitado entorno competitivo” que caracterizan al mercado financiero uruguayo, señalan los economistas. Los ahorros de las familias están en cuentas bancarias y la mayoría de las empresas” depende de los bancos para financiarse. Además, las tasas de interés para préstamos son “muy altas”; en particular, los nominados en pesos en el segmento de consumo superaron el 30% en los últimos años, mientras que la inflación estuvo por debajo del 10%.
Activos y deudas
El estudio se basó en datos de la Encuesta Financiera de los Hogares Uruguayos —colectados durante 2013 y 2014—, elaborada años atrás con el apoyo del Banco Central y del Ministerio de Economía. Ese sondeo relevó la tenencia de activos y las deudas de los hogares; alrededor del 62% son propietarios de su residencia principal y la vivienda, valuada en promedio en US$ 60.000, es su principal riqueza (representa el 55% del activo total). Por el lado del endeudamiento, el 8% de los hogares tiene deudas hipotecarias relacionadas con su inmueble y el 36,5% financia su consumo con préstamos; el valor medio de esos pasivos es de $ 13.608 y $ 3.816, respectivamente.
Aproximadamente uno de cada 10 hogares uruguayos posee algún negocio formal, e igual proporción tiene un emprendimiento informal, pero la participación en los ingresos y la deuda de los primeros duplica con creces la de los segundos.
Según la investigación, el nivel de ingresos personales no resulta relevante para explicar la probabilidad de endeudarse. La escolarización influye positivamente en el caso de las deudas hipotecarias y en sentido contrario respecto al consumo.
Por otro lado, la magnitud de los activos reales afecta positivamente la probabilidad de tener un crédito para vivienda y negativamente la de tener deuda de consumo.