“Sería un error pensar que Larrañaga tiene un suplente; él nos dejó el larrañaguismo, ese legado hay que cultivarlo y defenderlo”

entrevista de Federico Castillo y Juan Pittaluga 

Arriba de su escritorio, Luis Calabria tiene dos esferas metálicas chinas. Una herencia. Son las mismas que Jorge Larrañaga movía mecánicamente de una mano a la otra para sacarse el estrés en sus largos años como senador en el Palacio Legislativo y también cuando le tocó asumir como ministro del Interior. A su espalda, Calabria tiene enmarcada una fotografía con el rostro en primer plano de su líder. En otra mesa, en un portarretratos, aparece nuevamente un Larrañaga sonriente en una foto tomada hace poco tiempo, el día en que Calabria contrajo matrimonio. Sobre una de las repisas está tallada en madera la frase ya célebre del extinto dirigente político blanco: “Hay orden de no aflojar”. Larrañaga murió hace dos meses, pero en este despacho su presencia se hace imposible de esquivar. El director de Secretaría del Ministerio del Interior se emociona hasta las lágrimas cuando habla de la importancia de una figura a la que acompañó como una sombra desde la militancia juvenil hasta el día en que dejó de existir. Por eso se quiebra. Y por eso siente que tiene que subir el perfil y salir a la cancha a defender un legado que pretende transformar en concepto: el larrañaguismo. Calabria afirma que no es tiempo de hablar de nombres sino que es momento de encarnar en ese larrañaguismo una visión de país y un modelo de gestión que “necesita” el Partido Nacional y también “todo el sistema político”.

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