“Si no fuéramos vulnerables, el amor no existiría y el placer tampoco”

entrevista de Silvana Tanzi 

Uno de los cuentos se llama Caninos, y en él hay una joven que no puede separarse de la dentadura postiza de su padre muerto. Otro se llama Soroche, y está contado a varias voces por un grupo de cuatro mujeres maduras que subiendo una montaña sufren el “mal de páramo”, mientras otros males crecen en el interior de una de ellas. En Cabeza voladora, una profesora universitaria encuentra en su jardín la cabeza de su vecina adolescente, y a partir de entonces otras cabezas acechan su vida. En Las voladoras, hay seres alados de un solo ojo, tan atractivos como monstruosos, que difuminan el perfume del sexo. Es este relato el que le da nombre al nuevo libro de Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), que reúne ocho cuentos del género “gótico andino”, como ella misma lo define. En Las voladoras (Páginas de Espuma, 2020), el escenario son los páramos y las montañas ecuatorianas, y el color predominante es el rojo con todos sus matices. Hay un aire denso en estos relatos que viene del fondo de la tierra y de la historia y se materializa en miedos actuales, en venganzas, en amores difíciles de comprender y en las variadas formas de la violencia dentro y fuera de la familia. En 2018, Ojeda había publicado su novela Mandíbula, que impactó por su singular forma de narrar y por su trama: una profesora de literatura secuestra a una de sus alumnas amante de las historias de terror. El título fue traducido a varios idiomas y la convirtió en una de las escritoras jóvenes latinoamericanas con más proyección internacional. Pero el reconocimiento literario comenzó desde sus primeras novelas, La desfiguración Silva (2015) y Nefando (2016), en las que ya trataba temas que ahora reaparecen en sus nuevos cuentos en torno a la violencia, el sexo y los tabúes. Aunque primero comenzó a escribir narrativa y después poesía, toda su obra está atravesada por el lenguaje poético, por su simbología y sonoridad. Su primer libro de poesía se llamó El ciclo de las piedras (2015), y el más reciente, Historias de la leche (2019), en el que reescribió el mito de Caín y Abel con personajes femeninos. Las mujeres son las protagonistas de todas sus obras, como ocurre en Las voladoras. Ellas cargan con el poder de los mitos ancestrales y familiares que las transforman a la vez en brujas y en víctimas. La literatura de Ojeda es perturbadora, con una expresividad potente en la que mezcla literatura y oralidad. Y sus historias son crudas, de esas que no dan tregua. Desde hace tres años, la escritora está radicada en España. Allí estudió un máster en Narrativa Creativa en la Universidad Pompeu Fabra, donde ahora da clases, igual que en las universidades de Salamanca y en la Carlos III de Madrid. Justamente desde Madrid, donde vive, mantuvo la siguiente entrevista con Búsqueda.

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