• Cotizaciones
    jueves 03 de octubre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    “Uno de cada cuatro” alumnos sufre algún tipo de acoso escolar y 40% de las víctimas soporta el maltrato “sin hablarlo con nadie”

    La reforma educativa habilita a escuelas y liceos a actuar ante el bullying presencial o virtual; el investigador Juan Carlos Noya señala que la ANEP se debe un protocolo de prevención e intervención

    En Uruguay, la cuarta parte de los alumnos sufre alguna modalidad de acoso escolar, que es la principal manifestación de violencia del sistema educativo. Del total de las víctimas, alrededor del 20% lo habla con sus padres y un porcentaje algo mayor recurre a su grupo de pares. Sin embargo, el 40% de los agredidos soporta el maltrato “en silencio, sin hablarlo con nadie”, lo que, según el investigador Juan Carlos Noya, constituye “el peor escenario”.

    La afirmación del experto surge al comentar el último reporte actualizado del estudio Acoso escolar en Uruguay. Informe de estado de situación, divulgado por Unicef (2021). Esta “metainvestigación” toma datos de informes de PISA y de otros estudios científicos comparados sobre el bullying.

    El bullying –término anglosajón que refiere al acoso o abuso escolar– implica un tipo de agresión con características simultáneas: alumno agredido por uno o varios de sus pares –porque “el hostigador no sostiene la situación de acoso sin seguidores que habiliten sus ataques”–, expuesto de forma sostenida en el tiempo y con desequilibrio de fuerzas. Suele ocurrir entre los nueve y los 16 años, en cualquier condición socioeconómica, sin distinción de sexos y sus consecuencias son importantes, a veces de por vida, entre los involucrados: víctima, acosador, testigos, centros educativos y familia.

    El problema no es fácil de erradicar, explica Noya. En los países escandinavos –Suecia, Noruega y Finlandia, pioneros en investigar el tema desde los años 70 y más avanzados en su estudio y combate– el porcentaje promedio de víctimas de bullying es de casi 10% de los alumnos. Uruguay tiene una incidencia intermedia en la región pero está “muy mal” ubicado comparado con los países de la OCDE, según el estudio local de Unicef, a cargo de los investigadores Santiago Brum y Noya, también director del Colegio Alemán.

    La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) requiere protocolos de acoso escolar e indicadores uniformes que permitan medir la evolución del acoso escolar, insiste Noya. Argumenta que allí donde se investiga y cuando los centros educativos tienen protocolos, las cifras de bullying descienden.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista de Noya con Búsqueda.

    —¿Cuáles son hoy las formas de acoso escolar más frecuentes en Uruguay?

    —Las formas de agresiones pueden son básicamente tres: física, aquella dirigida a la persona o a los objetos de la persona; verbal, a través de insultos, bromas de mal gusto o de la expansión de rumores sobre la víctima; y la exclusión social, que es más compleja: “hacer el vacío”, dejar de lado, excluir de las actividades grupales. Las dos últimas modalidades hoy además se dan por el canal de la virtualidad, lo que se llama ciberbullying: te excluyen de los grupos de Instagram y de WhatsApp, o te exponen, te insultan o te agreden por redes. (ver recuadro)

    —¿Y qué motiva a eso?

    —Indudablemente, un muy mal manejo de la agresividad por parte de los chicos que atacan. Hay una imposibilidad de defenderse de la víctima, que se siente más débil que el agresor. Esto puede ser verdad o simplemente una percepción que lo atrapa. Pero genera una sensación de vulnerabilidad y de sofoco muy grande. Por eso es que se lo relaciona con situaciones límites como el suicidio…

    —¿Existe causalidad directa entre acoso escolar y suicidios o intentos de autoeliminación de los menores?

    —Es muy difícil decir que alguien se suicidó por bullying. Quitarse la vida puede ser una consecuencia clara y de las más trágicas, pero el suicidio normalmente es multicausal. El bullying puede ser un factor muy importante, quizás el principal o el desencadenante, pero normalmente una situación de autoeliminación no es unicausal.

    —¿A qué se debe?

    —El chico amenazado siente miedo y recurre a un extremo, pero hay que investigar a fondo y ver lo que sucede. Otras consecuencias muchos más comunes que el suicidio son la angustia y la depresión, aunque no tienen tanta visibilidad. Y otro efecto es la afectación en los rendimientos escolares. De 100 chicos que sufren bullying, uno se suicida, a 99 les va mal en el liceo y 60 tienen una psicopatología ansiosa o depresiva. Es claro que el suicidio, por terrible, acapara la atención, pero estos otros chicos también merecen máxima atención porque su sufrimiento es permanente y sostenido en el tiempo.

    Foto: Pablo La Rosa / adhocFOTOS

    —¿Cómo actuar ante víctimas menores que callan, sea por temor a represalias, por vergüenza o lo que sea?

    —El miedo actúa y hace que quien sufre no recurra a los adultos y cuando se anima a hablar es con sus compañeros. Hay un 20% de los chicos que habla con sus padres y algunos más se lo dicen a un amigo. Pero un 40% no habla con nadie. El mayor problema está en ese 40% que lo sufre en silencio, que es el peor escenario, cuando la víctima se siente atrapada.

    —¿Y qué se debe hacer en esos casos?

    —Hay que trabajar con ella, darle herramientas para ver de qué manera responder a esas agresiones y cómo poder salir de esa situación. También hay que trabajar con los agresores, que normalmente también son víctimas. No es producto de la casualidad que un chiquilín agrede a otro. Hay que poner límites, sanciones, pero también acompañamientos para saber por qué necesita agredir. El enfoque debe ser más global que estrictamente punitivo. Y además hay que trabajar con el grupo que permite y hasta festeja las agresiones. Faltan acciones protectoras para que los propios chiquilines generen mecanismos de prevención.

    —¿Por ejemplo?

    —Una estrategia en esos casos puede ser la de establecer un mecanismo de denuncia anónimo, para que los chiquilines se animen a hablar sin temor a quedar como “delatores” o “buchones” ante el resto, y para que la propia víctima pueda denunciar su situación. El buzón electrónico facilita las vías de denuncia, preserva la identidad y permite investigar. También es necesario sensibilizar al personal docente y no docente para que estén atentos a las señales: chicos que no se animan a quedarse solos, que se los ve asustados, retraídos, temerosos. Las instituciones educativas no podemos mirar para el costado. El bullying se da en el ámbito escolar, por más que se origine en las redes sociales, y el elemento vinculante de los chicos es la escuela o el liceo.

    —¿Y las familias?

    —Las familias necesariamente deben participar en las soluciones porque son parte del problema. El desafío es involucrar a las familias en la prevención, que conozcan este tipo de situaciones para poder identificar tanto a las víctimas como a quienes tengan hijos agresores.

    —¿Qué responsabilidad le cabe al centro educativo en los casos de acoso escolar en el espacio virtual?

    —Hasta ahora había un vacío legal en ese tema, no existía nada que dijera que si pasaba algo en las redes sociales o en la virtualidad el centro podía actuar. El nuevo reglamento de evaluación y pasaje de grado de la reforma educativa refiere al comportamiento del alumno y establece que se atenderá en el liceo o en la escuela para poder actuar en la presencialidad o la virtualidad. Es la primera vez que un documento oficial dice que si ocurre un problema fuera del centro o en la virtualidad, el liceo o la escuela debe intervenir. Esto cubre un gran vacío legal que es clave, porque hoy los chiquilines pasan más tiempo de convivencia en las redes que en el cara a cara, por lo cual hay más problemas a nivel digital que en el aula física.

    Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

    —La reforma también incorpora a los programas habilidades socioemocionales, capacidad de escucha, empatía, resolución de conflictos a través del diálogo. ¿Qué impacto cree que tendrá ese cambio?

    —Trabajar en inteligencia emocional es esencial para lograr mejores resultados académicos. Un alumno que no sufre acoso escolar de ningún tipo rinde más, y las víctimas obtienen peores resultados en todas las áreas que analiza PISA, Ciencias, Lengua y Matemáticas.

    —¿Qué está faltando para que esto no se dé?

    —La inexistencia de protocolos de prevención e intervención del acoso escolar indudablemente es un problema del sistema educativo, porque con estrategias concretas disminuirá la probabilidad de que se dé.

    —En 2013 se aprobó la ley (N°19098) que declara “de interés nacional” la elaboración de un protocolo sobre maltrato físico, psicológico y social en centros educativos. ¿Qué pasó con eso?

    —Esa ley mandata a la ANEP a hacer un protocolo de actuación, de prevención e intervención de acoso escolar, pero eso nunca se llevó adelante. Se ha producido un montón de material, pero no termina de decantar en un protocolo de convivencia efectivo que alcance a todas las instituciones.

    —¿Han planteado el tema al Codicen para incorporar ese protocolo al sistema?

    —Sí, la Dirección de Derechos Humanos del Codicen está analizando la realización de algún protocolo de acoso escolar. Uruguay necesita una metodología única sobre acoso escolar y construir indicadores uniformes para medir su evolución y sacar conclusiones. Porque en los países donde se investiga y los centros educativos trabajan en protocolos de convivencia, las cifras descienden.

    —Con todo eso, ¿cree posible erradicar el problema de las aulas?

    —Los países escandinavos trabajan estos temas desde hace 50 años y exportan su sistema de intervención –que se llama Kiva, un programa antibullying–, y aún así tienen casi 10% de acoso escolar. Esto muestra que es muy difícil de erradicarlo pero también que se puede reducir. En Uruguay, uno de cada cuatro alumnos lo sufre. Es un porcentaje altísimo y sostenido en los últimos años.

    • Recuadro de la entrevista

    Pandemia “multiplicó” el ciberbullying

    Información Nacional
    2023-03-22T22:18:00