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En un momento poco favorable para el sector audiovisual, debido a que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) decidió no actualizar el Fondo de Fomento Audiovisual en la actual Ley de Presupuesto, sigue pendiente la situación crítica de Cinemateca Uruguaya. El 1º de julio, su coordinadora general, María José Santacreu, se presentó en la Comisión de Educación y Cultura de Diputados para solicitar un mayor apoyo presupuestal (ver Búsqueda Nº 1.822). Cinemateca está comprendida en el Presupuesto Nacional con 200.000 pesos anuales, además de 1.680.000 pesos anuales de la Intendencia de Montevideo (IM), y ha recibido partidas especiales del MEC para emergencias. Santacreu dijo a Búsqueda que buscan “algo más sólido” que la “política asistencialista” del MEC para una crisis que comenzó hace 15 años.
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Hoy la institución cuenta con cuatro salas: dos en Lorenzo Carnelli, Cinemateca 18 y Sala Pocitos. Incluye también la Escuela de Cine y el Archivo de Films. Durante su época de esplendor en los años 80 llegó a contar con unos 20.000 socios; hoy tiene unos 3.000. Según Santacreu, el presupuesto mensual asciende a 1.500.000 pesos, con un déficit de 200.000 pesos.
Búsqueda contactó a representantes de la cultura y del sector audiovisual para conocer su opinión sobre la situación de Cinemateca: si debe recibir más apoyo del Estado, si es adecuado el modelo de gestión de la institución, si debe conservar todas las salas y mejorar las condiciones generales de exhibición. De 40 personas consultadas, respondieron 11. Algunos se excusaron de responder por falta de tiempo o por tener un vínculo laboral con la institución o por estar involucrados en negociaciones. El ex director nacional de Cultura Hugo Achugar fue uno de los que declinó responder, así como la recientemente designada directora de Cultura de la IM, Mariana Percovich, quien dijo que en estos días estaba negociando con Cinemateca. Otros no respondieron por necesitar más espacio para hacerlo, como el caso del realizador Federico Veiroj, y hubo quienes se excusaron amablemente, como los realizadores Álvaro Buela y Pablo Stoll, o quienes no respondieron llamadas ni mensajes, como los directores Arauco Hernández y Ricardo Casas, el sonidista Daniel Yafalian y la directora del ICAU, Adriana González.
Walter Tournier (director de animación): “Estoy de acuerdo con el apoyo del Estado porque el archivo es patrimonio nacional, único en América Latina, y hay que preservarlo. Por otro lado, la labor que ha desarrollado y desarrolla Cinemateca es fundamental para acceder a un cine de calidad y diverso que no tiene cabida en los circuitos comerciales. Creo que es mejor reducir el número de salas en pro de una mejor calidad de exhibición, que tendría que estar a la altura de las salas comerciales. En cuanto a la gestión de Cinemateca, pienso que debería adecuarse a los nuevos tiempos, donde la calidad de imagen y sonido es fundamental para apreciar una obra. Pero no todas las películas que se producen en el mundo pueden verse en televisión o computadora y la mayoría de las veces no se conoce su existencia. Por eso un lugar referente que nos informe, que exhiba o permita acceder a través de las nuevas tecnologías a obras de calidad sigue siendo imprescindible”.
Fernando Cabrera (músico): “El Estado debe financiar a Cinemateca porque esa es una de sus tantas funciones: ayudar a solventar un servicio que, de otra manera, no existiría. Es imprescindible para el estudio y el disfrute de todo el cine que se ha hecho. Cinemateca es, entre otras cosas, un archivo, y un archivo no es algo que deba dar ganancias. Conservar todas las salas es un tema de demanda de entradas y costos. No tengo el detalle, pero discrepo con la idea de que Cinemateca deba regirse por una lógica empresarial”.
Mercedes Martín (gestora cultural y organizadora del festival Llamale H): “Muchas veces las personas se preguntan por qué el apoyo del Estado a Cinemateca, como si fuera algo discrecional, cuando es un reconocimiento a lo que ha hecho y para que lo siga haciendo. Es una de las cinematecas más grandes del mundo, que posee un archivo fílmico valiosísimo, además de un lugar en el que se educa, sin ser una institución educativa. Me parece viable que se genere un ámbito de cogestión que permita evaluar cuáles son los resultados y los mejores lineamientos estratégicos. Cinemateca debería contar con salas que permitan condiciones de exhibición de la misma calidad que ofrece el cine comercial. Si lo que se quiere promover desde la institución es el buen cine, es justamente ese cine el que hay que cuidar. Los circuitos comerciales se han abierto, a mi criterio, a cine de más variedad y calidad, pero decir ‘en Cinemateca se ve mal’ para zanjar la cuestión, me parece que es un grave error”.
Christian Font (crítico de cine): “Cinemateca custodia y preserva el acervo audiovisual de nuestro país. El porqué del apoyo estatal está allí, ni más ni menos. Pero la institución debe aggiornarse y mejorar la comunicación hacia el público. Hoy los canales de difusión se han ampliado y ahí Cinemateca no compite en iguales condiciones. Sin embargo, es fundamental que exista una alternativa a lo que ofrece el circuito comercial, cada vez más condicionado por la lógica de la distribución internacional. El cine es ritual colectivo, pantalla grande y penumbra. No creo que haya cineasta que piense en componer planos pensando en que serán vistos en un iPhone. Hoy por hoy se estandarizó el sistema de proyección y todas las salas lo hacen por medios digitales. Creo que Cinemateca ofrece lo primordial y Uruguay le debe gran parte, y lo mejor, de su cultura cinéfila”.
Sergio Moreira (presidente de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay): “El Estado debe darle un mayor apoyo económico, porque Cinemateca es una institución cultural sin fines de lucro, que salvaguarda la historia de las producciones audiovisuales uruguayas. Un ejemplo de ello es la ayuda que brindó para el documental Maracaná, con el material fílmico de ese campeonato. Cinemateca debería conservar todas las salas. Algunas han sido refaccionadas mucho más recientemente que otras, la que se mantiene en peor estado quizás sea la sala Cinemateca 18”.
Gonzalo Curbelo (crítico de cine y músico): “Estoy de acuerdo con que el Estado financie a Cinemateca porque estoy de acuerdo con la existencia de Cinemateca, y sin esa financiación es inviable. Lo que no me puedo imaginar es un sistema de gestión que la convierta en una empresa rentable. Cinemateca tendría que actualizarse con relación a algunos elementos técnicos en los que quedó detrás de las salas comerciales, que han modelado el gusto de consumo de los espectadores, pero eso —que en algún momento se trató de presentar (con muy mala leche y gran ceguera) como la desventaja esencial de Cinemateca— es irrelevante con relación a sus cometidos de preservar películas y exhibir obras de difícil acceso. Algunos de sus servicios técnicos han sido malos, y eso se ha amplificado mil veces por giles que no se paran un minuto a pensar en el ridículo precio de la afiliación, y que de cualquier forma no irían a Cinemateca porque odian su concepto. Me aburre hablar de las famosas “condiciones” de exhibición. Es una Cinemateca, no un sauna”.
Luciano Álvarez (investigador, creador del programa Inéditos de Canal 10): “En la medida en que el Estado financia actividades culturales de diversa índole, Cinemateca puede aspirar mediante proyectos específicos a captar fondos públicos y privados, pero no por el solo hecho de ser “La Cinemateca”. Ha sido una organización muy marcada por la personalidad de Manuel Martínez Carril, y no será fácil repensarla sin la presencia de su fuerte liderazgo. El espectador cinematográfico es cada vez más exigente desde el punto de vista de la calidad de la proyección, más aún en tiempos en que la remasterización de los clásicos o la disponibilidad de obras por medios streaming es creciente. Lo más costoso y no rentable de Cinemateca es el archivo fílmico, históricamente destinado a obras importantes del cine de ficción y eventualmente documental. Hoy esa función ya no es relevante, salvo algún “incunable”. La mayoría de las obras del acervo están disponibles en archivos internacionales incluso abiertos comercialmente (DVD, Blu-ray, streaming). Parecería que hacer una inversión costosísima en esta preservación no tiene sentido. En cambio sí debiera conservar todos los materiales nacionales posibles y rescatables, trabajando en conjunto con otros organismos como el Archivo Nacional de la Imagen. Por otro lado, su desempeño como cine de arte y ensayo (exhibición y formación) debiera actualizarse, y la articulación con el mundo universitario puede ser uno de los caminos. Ignoro si la escuela de cinematografía se ha constituido como instituto terciario. Si no es así, debiera hacerlo”.
Marcos Milan Rodao (coordinador de programación del festival Tenemos que Ver): “Estoy de acuerdo con que el Estado financie esta institución. El acervo de obras nacionales es un patrimonio histórico que vale muchísimo, pues se trata de nuestra memoria audiovisual. En setiembre de 2014 se firmó un compromiso en el que las autoridades y unos 300 agentes relacionados al sector audiovisual celebraron acuerdos para el quinquenio 2015-2020. Allí se menciona la creación de un Sistema Nacional de Archivos Audiovisuales que involucra no solo al de Cinemateca sino a otros como el del Sodre. Creo que lo mejor sería un modelo de gestión mixto público-privado, al menos en lo que refiere a la preservación del archivo. Las condiciones de exhibición son austeras, es cierto, pero la calidad se centra en los contenidos artísticos que se exhiben. El modelo de los cines comerciales se basa en si es 3D, si viene con un combo de pop y refresco, si hay merchandising y si las butacas son cómodas, lo cual hace que la película importe poco. En Cinemateca sucede todo lo opuesto, lo que importa es la obra”.
Álvaro Caso (administrador de la distribuidora ENEC Cine y director de Life Cinema): “El Estado se tiene que hacer cargo de la memoria fílmica del Uruguay y no hablo solo de las películas nacionales o de lo que se filmó acá, sino de todo lo otro que integra la memoria de lo que vimos en Cinemateca. Yo me hice cinéfilo sentado en sus butacas. Propongo que se genere un fideicomiso para que el Estado gestione el archivo. Cinemateca ha invertido tiempo, dinero y recursos humanos en eso: tampoco se la puede despojar de ese mérito. El Estado aportará el dinero con sus condiciones y un tercer actor podría aportar alguna idea para hacer la gestión en forma coherente. En este momento Uruguay está pasando por algunos problemas de marco y orientación en política audiovisual, de la que no puede quedar aparte la difusión y exhibición, con parámetros distintos de los del archivo. Las acusaciones de mala gestión son muchas veces producto del desconocimiento o de no saber que se cuenta con un presupuesto sumamente escaso”.
César Charlone (cineasta, director de fotografía): “Es muy obvio que hay que mantener la Cinemateca, es como si pensáramos suprimir la Biblioteca Nacional. Cinemateca tiene que guardar nuestra memoria visual, las películas que vimos, las películas que hicimos, así como guardamos nuestra memoria escrita. Los negativos y las copias de mi primera película, Cuando sea grande, están en Cinemateca, cuando la terminé se la entregué a Manolo. Tiene que existir y tiene que ser nuestra Cinemateca Nacional”.
Héctor Guido (actor, ex director de Cultura de la IM): “Como director de Cultura de la IM convoqué a todas las instituciones culturales sin fines de lucro que tenían a su cargo la administración de salas-espacios. En el caso de Cinemateca la IM resolvió, por el convenio con la Corporación Andina de Fomento, destinar el predio del viejo Mercado Central para tres salas y demás servicios a Cinemateca. A esto se agrega el convenio por el cual la IM le paga $ 1.680.000 anuales a cambio de localidades para estudiantes. El modelo de gestión de las instituciones independientes demostró ser eficiente hasta en los momentos más adversos; si no, no estaríamos hablando de una historia de 60 años. Claro, no podemos obviar que deben cumplir con sus objetivos bajo las reglas de un mercado que diseña formas estandarizadas de consumo. Sería un disparate pedirle a Cinemateca que salga a competir bajo esas reglas. La institución será eficiente en la medida en que logre preservar su archivo y mantener la diversidad en la exhibición. Cuando estos fines están amenazados, debe intervenir el Estado”.