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    (casi) En el final

    Estaba todo mal. Después de la grabación del Álbum Blanco los cuatro sabían que el grupo no duraría mucho más. Razones sobraban. A la creciente mala onda dentro y fuera del estudio, provocada en gran medida por la irrupción de Yoko Ono en la intimidad de la banda, se sumaron diferencias en el manejo comercial de la a esa altura millonaria empresa comercial llamada The Beatles. El modo de procesar las canciones en el estudio había cambiado. La comunión estética y humana que reinaba hasta el Sgt. Pepper’s se resquebrajó, y a esta altura grababan juntos lo mínimo imprescindible, en tanto que las sesiones individuales eran mucho más frecuentes. Así y todo, cada uno en la suya, el talento era tan grande que seguían metiendo una obra maestra por año. Y se dieron el lujo de prescindir de Let It Be, originalmente llamado Get Back, que habían grabado en enero de 1969 con la idea de resetear la máquina y volver a sus raíces musicales. Pero como el resultado no les convencía, entre febrero y julio volvieron al estudio y parieron este discazo, que llegó a las bateas inglesas el 26 de setiembre de 1969. La historia marca que Let it Be se editaría en 1970, con el cuarteto ya disuelto.

    Así como Los Beatles cambiaron la música, los peinados y la forma de vestirse de millones de personas, con este disco inventaron el cruce peatonal más famoso del mundo. La famosísima foto de portada de Iain Macmillan, con John, Ringo Paul y George cruzando en ese orden la cebra frente a los estudios EMI de Londres (luego bautizados como la calle), se transformó en poco tiempo en uno de los máximos íconos gráficos de la historia de la música. Son millones los que han recreado la foto en el cruce peatonal de Abbey Road y Grove End Road. Ya sea homenajeada o parodiada, la imagen es tan célebre como estas grandes canciones.

    Entre los incontables evangelistas que engrosan la liturgia beatle, Sgt. Peppers y The Beatles son los dos discos más señalados como el mejor disco de Los Beatles. Pero Abbey Road es tan grande que es, junto a Revolver, el gran retador, el aspirante a ocupar ese sitial sobre el que legiones de beatlemaníacos pueden llegar a discutir durante horas.

    Es que este disco contiene un núcleo duro de enormes canciones, encabezado por dos de las mejores piezas de George Harrison en toda su obra: Here Comes The Sun, una bomba de optimismo y luminosidad y Something, para muchos la mejor balada beatle, la del inolvidable solo de guitarra.

    Desde el vamos, en la siempre moderna Come Together, Abbey Road demuestra su poderosa veta blusera, que sigue en Oh Darling!, balada en la que Paul rinde tributo a los viejos crooners de los años 40 y 50 (días atrás se reveló una toma alternativa inédita con un McCartney explorando un lenguaje algo más romántico que en la imponente toma elegida por Martin, en la que demuestra que es uno de los mejores cantantes de rock de la historia). Pero si alguien tiene dudas sobre el amor de Los Beatles por el blues, ahí está I Want You (She’s So Heavy).

    Dentro de su escaso aporte compositivo, Ringo Starr suma con Octopus’s Garden, una canción que se te adhiere al oído como un pulpo. En Abbey Road también está ese prodigio de armonía vocal llamado Because, canción recreada por mil y un grupos vocales en todo el mundo, ideal para cantar en un coro, a capela por supuesto.

    El otro centro de gravedad es la suite del lado B, que compendia en 16 minutos un enorme y acalambrante cúmulo de ideas musicales. A modo de collage se hilvanan temas terminados, a medio terminar, o proyectos descartados del Álbum Blanco y Let it Be. Empieza con You Never Give Me Your Money, dedicada por McCartney al entonces director de Apple Records, con el que tenían grandes diferencias financieras. Sigue con tres temas de Lennon: la balada Sun King, Mean Mr. Mustard, escrita en la estadía en la India, y Polythene Pam. Y termina a todo Macca: She Came In Trough the Bathroom Window, Golden Slumbers, Carry That Weight y The End, que contiene la proverbial frase: And in the end / The love you take / Is equal to the love / You make. Todo un testamento artístico con el que Paul suele cerrar sus conciertos en los últimos años (los dos en Montevideo incluidos). Veinte segundos después del final, viene el epílogo, con la breve tonada country Her Magesty, considerada el primer tema oculto de la historia.

    Los Beatles no están en el pasado. Siguen apareciendo maravillas como The Esher Demos, esa especie de Beatles unplugged que se editó en 2018 como extra de la versión remasterizada del White Album. Ahora lo que acaba de editarse es la reedición de Abbey Road remezclada por Giles Martin, el hijo del histórico productor George Martin, quien estuvo en la consola junto al —no menos legendario— sonidista Geoff Emerick. Así que esta noche volveremos a dormir sabiendo que mañana escucharemos “el último de Los Beatles”.

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    2019-09-26T00:00:00