En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Algunas de las claves del pensamiento del economista y filósofo escocés Adam Smith —como la “inmoralidad” de las políticas mercantilistas, el tamaño del Estado, la riqueza, la felicidad, la desigualdad y la pobreza— fueron analizadas en un foro académico, a 300 años de su natalicio.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Organizado en tres jornadas de octubre por el Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, el evento fue un ámbito de reflexión acerca de las ideas del autor de La teoría de los sentimientos morales —centrada en el comportamiento social del hombre y los principios que lo guían— y La riqueza de las naciones, donde Smith, nacido en Escocia en junio de 1723, criticó al mercantilismo y postuló que el bienestar social se alcanza a través del crecimiento económico y de la libre competencia.
Leonidas Montes, director del CEP, definió a Smith como uno de los “grandes padres del liberalismo, un liberalismo más humano, que se abre a la moral”. Expresó esperanza en que el “sistema social” planteado por el pensador escocés, que combinó la “ética, la economía y la jurisprudencia”, florezca. “Tengo confianza y optimismo en que todo lo que está pasando… Hay mucha gente que dice que la inteligencia artificial va a ser el fin del mundo. Pero creo que la humanidad se va adaptando a los cambios”, señaló el chileno.
Maria Pia Paganelli, profesora de historia económica en la Universidad Trinity de Texas, explicó que Smith cuestionó en su obra el sistema comercial de Gran Bretaña por entender que estaba en contra de la vida de las personas. Sostenía que, mediante guerras e impuestos, “beneficiaba a grupos de poder que capturaban el Estado para establecer sus monopolios, siguiendo intereses contrarios a los de la sociedad”.
Para Smith, lo que es injusto es ineficiente y, por lo tanto, el sistema mercantilista lo era, ya que las guerras y los impuestos perjudicaban a la sociedad para beneficiar a unos pocos. Los monopolios, con el objetivo de mantener los precios, también perjudicaban a la sociedad al destruir cosechas y generar hambrunas, repasó. Por esto, La riqueza de las naciones, además de un ataque al sistema mercantilista, “es una celebración de la vida, porque condena a quienes causaron la pérdida de vidas”, en especial de los pobres, afirmó Paganelli.
Agregó que la mortalidad infantil —una de las mayores preocupaciones del autor escocés— es “uno de los indicadores más robustos para medir la riqueza” de un país y ejemplificó que en Chile mueren cinco de cada 1.000 niños, frente a 21 en Venezuela y 78 en Sierra Leona. “Esto no son accidentes. La riqueza permite que los niños vivan hasta la adultez; cuando uno rechaza el crecimiento económico está incentivando la mortalidad infantil”, dijo. Para Smith, señaló Paganelli, “las ineficiencias causadas por grupos de interés dañan a otros y causan muerte, eso es injusto. La justicia y la riqueza van de la mano; una economía no puede crecer sin tener justicia”.
Bienestar
Lisa Hill, de la Universidad de Adelaide, en Australia, se refirió a la visión de Smith sobre la felicidad, el bienestar, la desigualdad y el Estado.
Explicó que él quería redirigir la economía política para centrarla en el bienestar de una persona promedio. Planteaba que la riqueza de las naciones no se mide en toneladas de oro o en una balanza comercial favorable sino “en términos más humanos y materiales”. Y agregó que Smith se preguntaba: “¿Cómo se sienten las personas (promedio) hoy?, ¿tienen hambre?, ¿son más felices que ayer?”.
Para el economista escocés, la idea de felicidad es material y pragmática. Para ser feliz una persona debe tener prosperidad (abundancia material), no porque la felicidad sea la abundancia, sino porque es una condición necesaria. Hill lo citó: “Todas las formas de gobierno son tan buenas como su tendencia para promover la felicidad de quienes viven bajo esa forma”. Por eso, dijo, opinaba que los objetivos urgentes de la economía política debían ser enriquecer y habilitar a las personas para proveerse a sí mismas de lo necesario para subsistir. “No se puede basar una economía en atender a todas las personas”, explicó la académica. Smith creía que las personas serían capaces de asegurar sus necesidades —incluidas las que contribuyen a su dignidad— si eran incentivadas a hacerlo, recordó.
Hill aclaró que, a diferencia de lo que popularmente se dice, Smith “no creía de forma ciega en los mercados. Hay tres famosos ejemplos donde gana la acción del Estado al libre mercado”: la defensa, la seguridad y justicia y la infraestructura. Otro es el de la educación parcialmente financiada con fondos públicos, mediante la cual proponía combatir el analfabetismo infantil causado en su época por el trabajo de los niños desde edades tempranas.
En la charla, la académica australiana resaltó que a Smith también le preocupaba la pobreza y buscó reducirla apoyando a movimientos reformistas para cambiar los impuestos, la seguridad, la educación y subir los salarios. “Ninguna sociedad puede ser feliz si es miserable”, subrayó Hill. Agregó que la seguridad alimentaria es la principal razón por la cual el economista escocés se opuso a los monopolios y abogó por el libre comercio. “La riqueza se trata de mejorar el consumo per cápita de las clases trabajadoras”, añadió.
Aclaró que Smith no creía en eliminar la desigualdad por completo, ya que entendía que podía resultar ventajosa para la sociedad. El economista escocés sostenía que los hábitos de los ricos proveen puestos de trabajo y pueden ser un poderoso incentivo para los otros sectores para aspirar a imitarlos.
Por otro lado, Hill señaló que Smith no toleraba la corrupción, y “el Estado mostraba el tamaño de la corrupción”. Sin embargo, matizó, en otros pasajes de su obra “es como que dijera que el Estado puede crecer a medida que crece la sociedad y aumentan sus funciones”.
Mercaderes
Álvaro Perpere, profesor de la Universidad Católica de Argentina, destacó como otro rasgo notable de Smith su opinión acerca del crédito, ya que otros pensadores veían como un pecado el hecho de ganar dinero del propio dinero sin un esfuerzo productivo. Sin embargo, con el paso del tiempo, si bien seguía siendo mal visto, era tolerable en el caso de los comerciantes, siempre que se destinara a algo lucrativo, ya que pasaba a ser considerado capital. Para el escocés, prestar capital ameritaba cobrar un interés, independientemente del uso que se haga de este. Perpere opinó que Smith no veía con malos ojos el préstamo porque en cierta forma “todo hombre vive por el intercambio, y de algún modo se vuelve un comerciante. Es decir, cualquiera que reciba dinero debe ser tratado como un mercader y sería razonable, en ese sentido, cobrarle un interés; no es inmoral”, dijo.