A cuatro años de la despenalización, activistas pro y antiaborto coinciden en que la ley no se aplica tal como fue diseñada

REDACCIÓN  

Hay una cuestión que une a las organizaciones a favor del aborto con los activistas que militan para prohibirlo: en ambos extremos opinan que la ley que despenalizó la interrupción del embarazo no se está aplicando bien, que tiene fisuras, que debe ser corregida. A cuatro años de su aprobación, la implementación del texto normativo es cuestionada por demasiado “compleja y burocrática”. O porque “no se orienta debidamente” en las consultas pre- aborto y “no garantiza” la contención de las mujeres una vez concretada la interrupción. Pero si existe un punto de encuentro entre movimientos anti y proaborto es que, en los hechos, las mujeres siguen abortando en sus casas, con el único acto médico de la prescripción del medicamento para que el procedimiento se haga en el domicilio.

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