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    AFAP tienen más apoyo que rechazo; 36% dispuesto a desafiliarse

    Los juicios de los uruguayos sobre las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP) son mayoritariamente favorables en todos los grandes grupos de la población. En conjunto, el 44% opina a favor, y solo el 18% se pronuncia en contra; cerca de un tercio de los encuestados no tienen opinión formada.  

    Las diferencias más grandes de opinión se encuentran según la edad: los más jóvenes son mucho más favorables a las AFAP que sus padres y abuelos. Como la diferencia cambia sistemáticamente con la edad, siempre en la misma dirección, se puede decir que el viento está soplando a favor del “nuevo” sistema. Salvo que la gente cambie significativamente de opinión al envejecer (y prefiera volver al sistema anterior, cada vez más distante en el tiempo), el paso de los años tendería a fortalecer la imagen de las AFAP.

    Entre los trabajadores que hoy aportan a este sistema, sin embargo, la predisposición a desafiliarse (volviendo al régimen anterior) es relativamente alta: 36%. Por varias razones esto no es un pronóstico sobre el porcentaje que efectivamente emigraría del sistema si pudiera hacerlo; solo expresa el valor máximo (inaccesible en la práctica) de la predisposición a “emigrar” de las AFAP. Esta predisposición es minoritaria en casi todos los grupos. Las excepciones son ideológicas (la mayoría tanto en la izquierda neta como en la derecha neta, en los extremos opuestos del eje ideológico, preferiría emigrar del sistema) o están directamente vinculadas al juicio general sobre las AFAP: casi todos los contrarios preferirían emigrar, y casi todos los que están a favor de ellas preferirían quedarse en el sistema.

    Los uruguayos

    y las AFAP

    Según la encuesta nacional de Cifra de mediados de julio, la mayoría de los uruguayos (44%) piensa que “el sistema de las AFAP” es bueno “para los trabajadores uruguayos que aportan”. Solo el 18% opina que es malo, y el resto cree que no es bueno ni malo (6%) o no tiene opinión formada (32%). El Cuadro 1 presenta los resultados agrupando estas dos últimas opiniones (38% del total).

    Todos los grandes grupos de la sociedad tienen una opinión positiva sobre las AFAP, pero con apreciables diferencias de énfasis. 

    Los que trabajan tienen opiniones más favorables que los que no trabajan, y los de mayores ingresos (y también los más educados) tienen juicios más favorables. Pero las diferencias principales se observan según la edad de la gente: las opiniones de los más jóvenes, los que aún no cumplieron los 30 (56% a favor, 13% en contra de las AFAP) son mucho más positivas que las de los que ya pasaron los 60 (solo 30% a favor, 24% en contra). El viento está soplando sistemáticamente a favor de las administradoras.

    Los trabajadores

    que aportan  

    El 60% de los encuestados dijo que tenía trabajo. Esto coincide con la tasa de empleo de los últimos años. Según “Uruguay en cifras 2012”, del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de empleo era 59% en 2010 y 61% en 2011. El 40% restante de los encuestados no trabaja (jubilados, desocupados, amas de casa, estudiantes, rentistas). De ese 60% que hoy está trabajando, solo algo menos de la mitad (46%) hace aportes a alguna de las cuatro AFAP del sistema; el resto (la mayoría, 54%) dice que no aporta. Entonces: las AFAP solo tendrían unos 710.000 aportantes, cifra bastante menor que la de afiliados al sistema (hoy son más de un millón). Pero República AFAP dice en su página web que el porcentaje de cotizantes entre “el total de personas en condiciones de recibir el aporte correspondiente” es 70%. Si este porcentaje fuera aproximadamente generalizable al resto del sistema, los números serían consistentes con el resultado de la encuesta.

    Uno de los temas hoy en debate —a partir de un proyecto de ley elaborado por el Poder Ejecutivo, que aún no fue remitido al Parlamento— es la posibilidad que deberían tener ciertos grupos de aportantes al sistema para desafiliarse de sus AFAP y volver al anterior. 

    La encuesta permite examinar las respuestas de los trabajadores que hoy están aportando a alguna AFAP. Como se ve en el Cuadro 2, cerca de las dos terceras partes de estos trabajadores (64%) prefiere seguir aportando a su AFAP, pero el 36% preferiría volver al sistema anterior. Esto no es un pronóstico de lo que ocurriría si se decide permitir que parte de esos trabajadores efectivamente se desafilien del sistema, en parte porque depende de los detalles de las posibles desafiliaciones (quiénes pueden desafiliarse, cuántos serían los que están en esas condiciones), y en parte porque depende de cómo sea el proceso de desafiliación. La experiencia disponible en situaciones comparables indica que los que realmente se van suelen ser menos (o muchos menos) que los que decían que preferían irse, y que la diferencia entre esos dos grupos varía según las características del proceso necesario para la desafiliación.

    En suma: el 36% de trabajadores que hoy aportan que preferirían volver al sistema anterior no es el porcentaje de los que efectivamente se desafiliarían si eso fuera posible, sino el techo máximo (inaccesible) de lo que podría llamarse la “predisposición a desafiliarse” del sistema de las AFAP. 

    La predisposición

    a desafiliarse 

    La predisposición a desafiliarse del sistema es minoritaria entre casi todos los grandes grupos de trabajadores, con algunas variaciones relevantes.  Como se ve en el Cuadro 2, esta predisposición es algo más alta entre los trabajadores del sector público (42%) que entre los del sector privado, y es más alta entre los empresarios (45%; los empresarios encuestados son en su gran mayoría pequeños y microempresarios) y cuentapropistas (44%) que entre los empleados (34%). Consistentemente con lo ya observado en los juicios generales sobre el sistema (¿es bueno, es malo?), la predisposición a desafiliarse tiende a disminuir cuanto mayor es el ingreso y la educación, y aumenta con la edad y entre los que piensan votar al Frente Amplio

    Pero en todos estos casos la predisposición a emigrar del sistema es claramente minoritaria. Según la encuesta esta regla general tiene solo dos clases de excepciones. Una de ellas es ideológica: la mayoría de los encuestados que se consideran a sí mismos de izquierda neta (56%), y también la mayoría de los que se consideran de derecha neta (58%), preferirían volver al sistema anterior. Curiosamente, las dos puntas del espectro ideológico coinciden en su inclinación. En los otros grupos ideológicos (centro izquierda, centro, centro derecha), y también entre los que prefieren no autoidentificarse, amplias mayorías prefieren quedarse en el sistema de las AFAP.

    La otra excepción a esa regla es la previsible: entre los trabajadores que aportan que tienen un juicio negativo sobre el sistema, casi todos (98%) preferirían volver al sistema anterior (y entre los que tienen una opinión positiva, la abrumadora mayoría, 92%, prefiere quedarse en las AFAP).

    © Luis E. González. Derechos reservados. (Especial para Búsqueda).