La falta de docentes es una preocupación que comparten tanto políticos como autoridades de la educación. Con una tasa de egresos cada vez menor y la disminución de los ingresos en las carreras de formación, la situación se ha tornado “crítica” en algunos centros educativos, donde es casi imposible conseguir un suplente para el docente que falta.
A la baja en la cantidad de maestros y profesores disponibles se suma el hecho de que varios egresados optan por desempeñarse en otras áreas de la educación, fuera del aula, o directamente abandonan la profesión porque se desencantaron del sistema educativo.
Este proceso de “desencanto” se da en particular entre los docentes más nuevos, que son “absorbidos” por el sistema educativo sin posibilidad de aplicar “ninguna innovación” y muchas veces “tienden a irse”.
Es por eso que desde el Consejo de Formación en Educación (CFE) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se implementará un proyecto de acompañamiento a noveles docentes durante sus primeros años de ejercicio.
La iniciativa pretende que los maestros y profesores recién egresados tengan tutores “con oficio”, que les faciliten su ingreso en el sistema y les auxilien con situaciones cotidianas. Hasta ahora los acompañantes son profesores de Formación Docente, por lo general del área de Ciencias de la Educación.
“Los primeros cuatro años de docencia son vitales y tienen muchísima potencia, porque pueden inhibir los años de formación”, explicó a Búsqueda la directora general del CFE, Edith Moraes.
Según la jerarca, este plan se aplica en forma piloto desde 2011 con el apoyo y financiamiento de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Dado el balance “muy positiva” que tuvo el programa, se está analizando cómo hacer “para que este proyecto quede para siempre, instrumentado y financiado con recursos que existen”.
“La misión de la Formación en Educación no es solo de grado. Este proyecto se enmarca en el área de desarrollo profesional permanente, algo necesario para los docentes en una era del conocimiento y la información”, agregó.
Docentes y acompañantes.
Moraes sostuvo que los docentes noveles “muchas veces encuentran que lo que saben” al egresar “es poco” y que no están “preparados para estas realidades”.
“En cierta parte esto es cierto. Todo el que llega siente que el sistema está atrasado y que es poco lo que puede instrumentar. Además se supone que al ser nuevo tiene que introducir las últimas novedades, las innovaciones pedagógicas más recientes, pero el clima institucional es muy fuerte y lo absorbe, y al ser novel hace que se sienta inseguro y a veces se desencante”, añadió.
Para la jerarca, lo “importante” de este proyecto es que le permite al docente “tener un acompañante” que lo “auxilie” a sortear los “obstáculos” que pueda encontrar. Los maestros y profesores suelen decir: “No me da el tiempo para cumplir con todo lo que planifico, cómo me relaciono con los padres, cómo cumplo como funcionario”, ejemplificó.
“Lo importante es que el acompañante no es un profesor. No le va a seguir enseñando cómo se dan las clases porque eso ya lo hizo. Para los acompañantes también se realizan jornadas, para que entiendan este rol”, agregó.
En 2011, el proyecto se aplicó en 14 de los 31 centros que tiene el CFE en todo el país y abarcó a 500 docentes con acompañamiento cotidiano y a unos 1.000 que participaron en charlas y talleres. Actualmente se está comenzando a aplicar en los restantes 17 centros.
Desajustes.
Entre los materiales de guía y apoyo al proyecto destaca una investigación de las especialistas en educación Lea Vezub y Andrea Alliaud.
El objetivo de la investigación, cuyo informe final es de julio de 2012, es dar “aportes conceptuales y operativos para un programa de apoyo a los docentes principiantes en Uruguay”.
Según las expertas argentinas, existe un nuevo escenario para los docentes noveles, donde “lo que antes estaba garantizado por la institución escolar ahora tienen que lograrlo” los maestros.
“Hasta hace no tanto la autoridad pedagógica era inherente al rol, al cargo: por el solo hecho de ocupar ‘el lugar de’ (maestro o profesor) se era reconocido, respetado, escuchado, admirado. Actualmente para poder enseñar, maestros y profesores tienen que construir las condiciones que ya no están dadas automáticamente ni legitimadas”, señalaron.
“Los alumnos tampoco son los de antes”, dicen las autoras, y agregan que “la comunicación en el aula, la recepción de los mensajes no esta garantizada”.
“Es por lo tanto, una tarea de los dispositivos de acompañamiento a los nuevos” trabajar sobre estos nuevos panoramas.
Relatan además, varias dificultades de la profesión, como el trabajo “en soledad”, la “escasa estabilidad laboral” debido a la “constante rotación”, y el “desajuste” que se produce entre los esquemas teóricos “e ideales” aprendidos durante su formación y el funcionamiento real del aula.
Sobre este punto citan un estudio realizado en 2003 a nuevos docentes uruguayos. Durante esa investigación, un 67% de los consultados dijeron que se sienten “muy o bastante inseguros” para enfrentar la tarea docente y un 47% dijeron que tiene muchas dificultades para afrontar “el trabajo aislado del docente”.
Además, un 55% manifestaron mucha o bastante “dificultad para encontrar las estrategias y los métodos didácticos adecuados a cada grupo”.
“Pero el mayor inconveniente que señalaban los docentes noveles de Uruguay es ‘el trabajo con alumnos que presentan dificultades’ (79%) seguido por el control de la disciplina en la clase (47%)”.
Moraes dijo que las dificultades de acoplar la teoría a la práctica “se solucionaron bastante” con la implantación del nuevo programa de formación en 2005, aunque el resto de las situaciones descriptas en el estudio de 2003 aún “se mantienen”.
“Uno no logra un cambio radical con tan solo cambiar un plan. Es claro que hay que seguir mejorando y estos proyectos aspiran a facilitar estos procesos”, concluyó.
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2012-10-18T00:00:00
2012-10-18T00:00:00