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    ASSE instaló en policlínicas centros especializados en infancia para mejorar la atención de niños con dificultades de aprendizaje

    De los 350.000 niños que se atienden en la salud pública, entre 10% y 15% padece alguna dificultad o trastorno de desarrollo

    Una de las principales líneas de acción que la nueva dirección de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) se trazó cuando asumió fue la “atención integral”, un concepto en el que su presidente, Leonardo Cipriani, insiste en cada discurso público, en cada conferencia y entrevista. Y en concreto, se prometió en aquel marzo del año pasado hacer hincapié en la infancia y la adolescencia como prioridad. Para eso decidió ampliar y fortalecer un proyecto ya existente, el de los grupos de atención a la Dificultad de Inserción en el Medio Educativo (DIME). A eso le sumó la creación de uno nuevo: las Casas del Desarrollo de la Niñez.

    ASSE dotó a los grupos DIME, que funcionan desde hace unos seis años, de un conjunto de especialistas integrado por psiquiatras infantiles, fonoaudiólogos y psicomotricistas. En la actualidad, funcionan en cuatro localidades: Cerro, Barros Blancos, Colonia Nicolich y el Hospital Pereira Rossell, y dependen de la Dirección de Salud Mental. Atienden a niños con dificultades de aprendizaje o de inserción escolar, pero solo en caso de que tengan un diagnóstico de alteración en su salud mental, según explicó Cipriani a Búsqueda en una entrevista realizada semanas atrás.

    Sin embargo, “el universo de niños con dificultades de aprendizaje es mucho mayor que el de la salud mental”, explicó el director de Niñez y Adolescencia de ASSE, Ignacio Ascione. “Es obvio que un niño con problemas de salud mental va a tener alguna dificultad de aprendizaje. Pero solo se accede (a los grupos DIME) a través de psiquiatría infantil, y la demanda de psiquiatría infantil que siempre hubo es aproximadamente de entre 1.000 y 1.500 niños en todo el país”, añadió.

    Ascione reiteró el concepto de “atención integral” y lo vinculó con la importancia de que en estos grupos interactúen otros profesionales médicos, además de los psiquiatras. Comentó que ASSE está trabajando en “reordenar” y “reperfilar” los equipos con esa visión. Según Cipriani, la idea es que los grupos DIME sigan ofreciendo atención a niños con problemas de salud mental pero también a otros con alteraciones de desarrollo o dificultades de aprendizaje en general.

    Para alcanzar ese objetivo de ampliación de los DIME y lograr un plan conjunto entre atención integral con foco en infancia y adolescencia fue que ASSE creó las Casas del Desarrollo de la Niñez. Son centros de salud ubicados en el primer nivel de atención, dentro de policlínicas de barrio, donde atienden equipos interdisciplinarios, conformados por pediatras, fonoaudiólogos, psicomotricistas, psiquiatras infantiles, y a veces asistentes sociales y psicopedagogos. Esos equipos tienen el cometido de elaborar un diagnóstico de una alteración en el desarrollo de un niño, diseñar un tratamiento adecuado y dar seguimiento.

    Desde mayo de este año funciona una de estas casas en Las Piedras, Canelones, y hasta el momento ha atendido alrededor de 500 niños. Otra está inaugurada en el departamento de Rivera y otra está por abrirse en Artigas. En Salto y Paysandú funcionan otras dos, pero todavía no de forma completa. Ascione adelantó a Búsqueda que la idea es completar en este quinquenio 13 casas del desarrollo, que en el interior se instalarán en las capitales departamentales.

    Las Casas del Desarrollo de la Niñez funcionan en base a dos estrategias. La primera es la atención temprana, para niños menores de cinco años, y la segunda es la unidad de dificultades de aprendizaje, para aquellos que están en edad escolar. La segunda estrategia es la que se asocia con los grupos DIME, para ampliar la cobertura de sus necesidades.

    Antes de existir las casas y los DIME, las alteraciones en el desarrollo y las dificultades de aprendizaje se trataban en centros hospitalarios como el Pereira Rossell, a través de consultas con distintos especialistas. “Las demandas en espera eran muy largas, se hacía como un cuello de botella”, recordó Ascione. Por eso la idea es llevar la atención “a donde vive la gente”. Sin embargo, esto tiene una dificultad a resolver, admitió el director de ASSE: la “del recurso del especialista, porque estar viviendo en el interior no es muy común para muchos especialistas”.

    Además, Cipriani comentó que otro gran problema era que en los hospitales se hacía “solo diagnóstico”. Como ejemplo, mencionó que en el Hospital de Las Piedras se diagnosticaban cada mes 82 niños con alteraciones en el desarrollo. Esos niños, si tenían “la suerte” de que les correspondiera cobertura a través del Banco de Previsión Social (BPS), por la afiliación de sus padres, podían acceder a un tratamiento, explicó el jerarca. De lo contrario, el pediatra no podía hacer más que enviarlo al colegio con un diagnóstico, por ejemplo de dislexia, para que su maestro lo contemplara, agregó.

    Alrededor de 80% de los pacientes de ASSE, según Ascione, se ubican entre el primer y segundo quintil económico de ingresos (que son los de menores recursos). “La formalidad del trabajo en esta población no es común”, explicó, y por tanto, en general, no están afiliados a BPS.

    “Queremos dejarnos de tanto diagnóstico... Seguirlos haciendo, pero agregar el tratamiento”, sintetizó Cipriani.

    La población de niños y adolescentes de ASSE es de alrededor de 350.000, y el organismo tiene calculado que entre un 10% y 15% padece alguna dificultad de aprendizaje o algún trastorno específico del desarrollo.