El sábado 18 el Hospital Vilardebó no tuvo psiquiatras de guardia. Las versiones contrapuestas sobre la responsabilidad de esa situación dejan en evidencia una tensa situación con múltiples aristas que se arrastra de tiempo atrás. Para el Sindicato Médico del Uruguay (SMU), la falta de médicos no obedeció a ninguna medida sindical y fue “absoluta responsabilidad” de las autoridades de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE); las autoridades de ASSE habían anunciado antes que ellos mismos asumirían la guardia que los profesionales habían resuelto no cubrir cuando había un ámbito de negociación en funcionamiento.
Desde las 8 horas del sábado hasta las 8 horas del domingo 19, el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani; el director de Salud Mental, Eduardo Katz, y la directora del Vilardebó, Paula Sarkissian, estuvieron a cargo de la guardia. Esa decisión disparó acusaciones cruzadas entre estos dos bandos bien definidos que ya llevan largo tiempo distanciados.
Pero hay más que el enfrentamiento entre ASSE y los médicos. Los médicos también son cuestionados por la Comisión Interna del Vilardebó (trabajadores no médicos) y, para añadir un ingrediente más, ASSE chocó con la Universidad de la República (Udelar).
Pese a las dos reuniones realizadas esta semana entre ASSE, SMU y el núcleo de base de los psiquiatras del Hospital Vilardebó, todavía no se pudo firmar un acuerdo entre las partes que zanje las diferencias. Ayer, miércoles 22, las partes establecieron un nuevo cuarto intermedio hasta el lunes próximo.
Desde el SMU, el dirigente José Minarrieta dijo a Búsqueda que, si bien reconocían “avances importantes” y que el acuerdo “está encaminado”, aún faltaba una reunión con “los psicólogos y la dirección del hospital” para terminar de concretar algunos aspectos. Esta reunión se realizará hoy jueves 23.
“Se sigue negociando en buenos términos y, mientras se continúa con dichas negociaciones, las guardias se mantienen en el Hospital Vilardebó”, señaló por su parte un escueto comunicado de ASSE.
El conflicto viene de tiempo atrás. “En octubre del año pasado ya se había dado una situación similar de guardias sin psiquiatras. Fue ahí que se decidió formar una mesa de negociación”, recordó Minarrieta.
El choque con Udelar, en tanto, se dio luego de que Cipriani afirmara el 10 de marzo en el programa Así nos va, de radio Carve, que la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina “prohibió que los residentes (de Psiquiatría) trabajen en ASSE”, decisión atribuida a la que hasta el año pasado era la catedrática Sandra Romano. La Comisión Interna también expresó el martes 14 su “profundo rechazo” a esta decisión de la universidad a través de un comunicado.
El decano de Medicina, Arturo Briva, rechazó que existiera esa decisión. “Acá hubo una mala interpretación, por llamarlo de alguna manera. En ningún caso ha habido ninguna comunicación que bloquee el trabajo de los residentes (médicos que cursan los tres años de especialidad) para ASSE. Pero ese residente está en una etapa de formación, tiene que ser acompañado por una estructura docente y de acompañamiento que le permita eso”, dijo a Búsqueda y deslizó que eso último no siempre se cumple.
Una nota de la Cátedra de Psiquiatría de fecha 25 de julio de 2022, subida a Twitter por el propio Cipriani, señalaba que desde la facultad “no se avala” que los residentes de guardia en el Vilardebó “asistan usuarios o realicen ningún tipo de maniobras en puerta de emergencia sin el respaldo de un colega titulado”. Desde ASSE se cuestiona que en el ámbito privado no se actúa de la misma forma.
“Asumo que en ese sector (privado) no se ha detectado ese mismo problema”, apuntó Briva.
Centro de referencia
Todo eso tiene como escenario el Vilardebó, centro de referencia de salud mental a escala nacional, donde los psiquiatras denuncian muy difíciles condiciones de trabajo. “De dos años a esta parte, por la pandemia y el cambio de dirección que hubo, la guardia ahí es una picadora de carne. Siempre fue compleja, incluso estando la cobertura completa, pero desde hace un tiempo no sabés lo que te podés encontrar, además de trabajar sin ningún respaldo de la institución”, dijo un médico, que pidió no ser identificado.
Llevadas a la práctica, las malas condiciones son —según los profesionales— falta de camas, de insumos y, sobre todo, de respuesta de la dirección en casos como pacientes acercados al hospital por la policía, con orden judicial. Según testimonios recogidos por Búsqueda, en algunos casos los pacientes llegan “totalmente sedados, sin antecedentes médicos o sin una valoración general acorde”.
“Viene un paciente así con la policía y, como no tenés herramientas para atenderlo, dice que si no te hacés cargo te arrestan por desacato a la Justicia”, puso como ejemplo uno de los consultados. Según coincidieron las fuentes, estas condiciones laborales llevaron a la renuncia de varios especialistas durante el 2022 —al menos 11, según informó en su momento radio Sarandí— y varios de esos cupos aún no fueron llenados.
En el Vilardebó se atiende la población más vulnerable, pacientes psiquiátricos agudos, adictos, casos de policonsumo, gente en situación de calle, muchos judicializados. En la emergencia, durante el día (cuando la dotación debe ser de cuatro psiquiatras) se atienden alrededor de 50 o 60 pacientes y en la noche, de 20 a 30 (con guardia de dos psiquiatras). En esa vulnerabilidad coinciden todas las partes involucradas; prácticamente es la única coincidencia existente también.
Mientras hacía la guardia, Katz dijo a El País el sábado que a esa situación se llegó “porque hay un grupo de psiquiatras que no están dispuestos a trabajar los fines de semana”, lo que calificó de “inentendible” y de “insensibilidad total”.
La Comisión Interna del Vilardebó también cuestiona duramente al SMU. Su vocero, Pablo Silva, acusó al sindicato de comportarse “como una corporación” y dijo que la situación generada por los médicos pone de “rehenes” a “los trabajadores de a pie, los enfermeros, los tisaneros”, que muchas veces son “los que dan la cara ante los usuarios”.
Desde el SMU, Minarrieta reiteró que no hubo medida gremial alguna. “Como no hay ahora ningún psiquiatra de guardia titular en esa guardia (la del sábado), se llama a quienes pudieron hacer suplencias. Esta vez no se consiguió a ninguno”.
En total, hay 17 psiquiatras trabajando en la emergencia del Vilardebó. Según dijo uno de ellos a Búsqueda, lo ocurrido este sábado se debe a que ASSE “mandó una grilla unilateral de guardias para dar respuesta a un problema de gestión” que “ninguno podía cumplir”. Lo que hicieron las autoridades fue, según esta óptica, “presionar” y “poner a la gente en contra” de los médicos, “pintándonos como millonarios que no queremos trabajar los fines de semana”.
En las negociaciones actuales, las autoridades proponen ahora que los turnos de día sean de tres psiquiatras en la emergencia, más uno que haga las visitas en las salas de observación, y dos en la noche. Según pudo saber Búsqueda, los profesionales estarían dispuestos a aceptarlo y rotar los fines de semana, hasta que las vacantes libres se cubran.
En dos o tres meses se reevaluará la situación. Sin embargo, de no solucionarse “problemas de gestión de fondo”, los psiquiatras consideran que todo acuerdo podría no tener más efecto que el placebo.