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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUna de las primeras actividades de Nicolás Albertoni como subsecretario de Relaciones Exteriores fue participar en una reunión del gabinete del ministerio con las principales autoridades de la secretaría de Estado. A lo largo de dos horas, cada director de área resumió en qué estaba y hubo un intercambio de ideas.
La reunión del gabinete en Cancillería no es una rutina, el ministro Francisco Bustillo la había convocado en cuatro ocasiones desde que asumió el cargo en julio de 2020. La decisión de organizar ese encuentro y los mensajes que dio a Albertoni en sus primeras horas en el cargo fueron vistos en el Partido Colorado como señal de una nueva etapa, según fuentes políticas.
En rueda de prensa, el jueves 22, Bustillo dijo que Albertoni es “aire fresco” que se suma al equipo y que “va a aportar” mucho.
Albertoni, designado a propuesta del sector colorado Ciudadanos, elogió el profesionalismo del servicio exterior y valoró las primeras señales y la apertura que mostró Bustillo. El nuevo subsecretario dijo que se sumará al equipo para “seguir fortaleciendo y empujando para que las cosas sigan concretándose” en materia de política exterior. Y añadió: “A veces no es solo querer, sino que los contextos y los astros internacionales se alinean para poder avanzar”.
El nuevo subsecretario asumirá el cargo después de que Carolina Ache perdiera el apoyo de Ciudadanos.
Ache tampoco tenía una buena relación con el ministro Bustillo. Era vicecanciller por un acuerdo con el entonces ministro Ernesto Talvi, quien duró apenas meses en la secretaría de Estado. En ese tiempo, que coincidió con el inicio de la pandemia, las reuniones de gabinete fueron “una constante”, dijeron a Búsqueda fuentes cercanas a Ache.
La llegada de Bustillo, un diplomático de carrera cercano al presidente Luis Lacalle Pou, cambió la dinámica. En el entorno de Ache sostienen que “por decisión” del nuevo canciller la subsecretaria no participaba en la junta que define los nuevos destinos de los diplomáticos ni la que resuelve sobre los ascensos. También le “retiró” asuntos que Talvi le “había delegado”, según los informantes, como el tema de las fronteras.
La información hacia el despacho de Ache “no fluía”, resumió uno de los consultados. “Cada vez que la subsecretaria pedía información, las direcciones requerían la autorización previa del ministro”.
En la cúpula del Ministerio de Relaciones Exteriores hay una mirada distinta de la situación. Si bien la relación no era la mejor, mantenían diálogo y Bustillo le asignó temas para trabajar, según el entorno del canciller. Y cuando la información no llegaba a la viceministra era por cuestiones de “reserva diplomática”.
En el equipo de Bustillo entienden que el canciller respaldó a Ache antes y después de la interpelación que la oposición llevó adelante el 22 de agosto por la entrega del pasaporte a Marset. La entonces vicecanciller quedó en medio de la tormenta en ese caso porque mientras se tramitaba el pasaporte mantuvo una reunión con el abogado del narco, Alejandro Balbi, quien le preguntó por la fecha del envío de la valija diplomática a Dubái.
En la interpelación, Ache dijo que el viceministro del Interior, Guillermo Maciel, le pidió información sobre la situación de un uruguayo detenido en Emiratos Árabes Unidos, pero que no le había dado detalles. Semanas después, la diaria informó que en uno de los intercambios por WhatsApp Maciel le dijo que Marset era un “narco uruguayo muy peligroso y pesado” y que sería “terrible” que recuperara su libertad.
Esa información y la polémica pública posterior llevaron a Ciudadanos a pedir una reunión con Ache para escuchar su versión. La viceministra defendió su actuación, negó que hubiera mentido al Parlamento y atribuyó la responsabilidad de entregar el pasaporte al Ministerio del Interior. Además, aclaró que para la fecha de la interpelación “todos los jerarcas” tenían “pleno conocimiento de la totalidad de las comunicaciones y su contenido”.
Luego del encuentro y ante la certeza de que el sector le retiraría el apoyo, el lunes 19 la vicecanciller presentó su renuncia.
Fue la única persona que perdió el cargo como consecuencia, al menos en parte, del “caso Marset”. La Cancillería realizó una investigación interna y concluyó que no hubo irregularidades en la emisión del pasaporte.
En esa investigación, según informó el martes El País, hay intercambios que muestran que varios funcionarios del ministerio sabían que Marset era “un narco”, mientras se procesaba el pasaporte y semanas antes del intercambio entre Ache y Maciel.
Fuentes de Cancillería insistieron ayer en que el proceso fue legal y que en el momento en el que se dio el pasaporte Marset no tenía antecedentes.