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Esta es la primera novela de Nic Pizzolatto, la que puso su nombre en el tapete, y con ella la editorial Salamandra inicia su colección Black Salamandra, un espacio destinado a la serie negra de nuestros días. Buen comienzo, porque Pizzolatto es el creador, guionista y productor de la exitosa serie de HBO True Detective, uno de los ejemplos más valiosos y violentos de lo que son dos policías al margen de la ley, interpretados por Woody Harrelson y Matthew McConaughey.
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Nuestro héroe de Galveston se llama Roy Cody, es un matón que ha trabajado mucho tiempo en el popularmente conocido departamento de Ajuste de Cuentas y huye de lo que él sospecha es una trampa que le ha tendido su jefe, un poderoso mafioso que opera en la zona de Nueva Orleáns. En esa retirada arrastra a una adolescente y a su hermana pequeña, que por esas cosas de la vida se cruzaron en su camino. Roy, además, padece cáncer de pulmón.
El panorama está servido. Matón en estado sensible (pero ojo con agitarlo), cachiporra en reposo y una adolescente que se pasea en bombacha delante de sus narices. Moteles de carretera con la moqueta rota y sucia, enormes y destartalados aparatos de aire acondicionado en las habitaciones y manchas de humedad en las paredes. Gente extravagante, no muy agradable, que habita en esos moteles. “Huéspedes demasiado ensimismados en sus propios fracasos”, dice Pizzolatto. El desierto de Texas, el golfo azul oscuro y un sol que te quema como napalm, un paisaje despojado y también opresivo. Y la 38 en su funda, dentro de un zapato y debajo de la cama.
No hay nada nuevo, pero todos los elementos caros al género policial están servidos de un modo dosificado, prístino, en una narración que no pierde nunca de vista el necesario suspenso. Además, Pizzolatto tiene un muy buen ojo para el adjetivo justo. Y una clara idea de cómo debe ser el ritmo, de cómo debe sonar la música de una historia negra, donde la realidad exterior siempre lleva un correlato interior.
¿De dónde viene la vibración de este escritor? Bueno, sus ídolos son William Faulkner, Cormac McCarthy, Denis Johnson, Alice Munro y Raymond Chandler, entre otros, influencias que se le notan. Ha enseñado literatura y fue barman, una justa síntesis entre la academia y el boliche, la calle, la vida.
Galveston ya está en camino de convertirse en película. El guión es del propio Pizzolatto, la dirigirá el danés Janus Metz Pedersen y el rol principal estará a cargo del actor belga Matthias Schoenaerts (“Bullhead”), una atinadísima elección.
Galveston, de Nic Pizzolatto. Black Salamandra, 2014, 282 páginas, $ 490.