La salud de una empresa es una metáfora que se usa para ejemplificar la situación económico-financiera de una compañía. El sector portland de la estatal Ancap, “es un paciente en CTI”, según la directora del ente, Laura Saldanha.
Y los números avalan el comentario: solo en 2016, el portland tuvo pérdidas por unos US$ 26 millones, a lo que se le agregó un ajuste contable por deterioro del negocio de US$ 124 millones. Eso terminó con un resultado negativo de US$ 150 millones, transformándose en el área con peores resultados de Ancap.
Con esos números en los libros, la dirección de Ancap se enfocó en una reestructura generalizada del sector, que tuvo varios encontronazos con los sindicatos y trabajadores del área. Aún así, la curva de aprendizaje fue “más larga que lo esperado” y hay elementos donde “todavía falta” mejorar, opinó Saldanha.
A pesar de esos vaivenes, la situación mejoró: en el primer semestre de 2017 el sector tuvo pérdidas por US$ 6,7 millones, unos US$ 10 millones menos que en el mismo período de 2016, por lo que las autoridades estiman que este año cerrará con una reducción “considerable” de la sangría en el sector.
“La mejora es muy alentadora. Se aumentó la producción un 30% y se redujeron los costos de venta en un 30%. El resultado se vio favorecido por el tipo de cambio y la reducción de amortizaciones de equipos que se enviaron a pérdida en el ejercicio anterior”, señalaba el balance semestral de junio de este año.
Automatización y energía.
Para Saldanha, esto es solo el principio de un largo camino que tiene por objetivo que en 2018 el sector portland tenga ganancias brutas (previa deducción de gastos financieros).
A noviembre, la producción de clínker en Minas creció 24% en el 2017 respecto al mismo período del 2016, mientras que el aumento en la producción de cemento fue de 5,4%.
Saldanha dijo que un elemento “fundamental” en este crecimiento fue “el compromiso de los trabajadores” en mantener la producción y no realizar paros o huelgas que interrumpieran el proceso.
“Ellos tenían razón en que no tenían la culpa de que hubiese más gente de la necesaria trabajando en el sector”, dijo la directora. “Se notó muchísimo que este fue un año sin conflictos, eso ayudó a la mejora de la producción de manera fundamental. Creo que el eslogan de que portland se defiende trabajando fue muy bien asumido”.
Saldanha informó que se hicieron dos planes de retiros incentivados. En el primero se alcanzaron 56 retiros de la planta de Minas (se esperaban 100), por lo que se hizo una segunda fase en la que se presentaron otros 15 trabajadores.
“Aquí también esperábamos algunos más, pero si a estos números le sumamos 42 trabajadores de cooperativas de áreas verdes que serán reconvertidos para otros sectores productivos por fuera de Ancap, estamos muy cerca del número que esperábamos”, sostuvo.
Solo con los 56 retiros Ancap ahorra US$ 2,2 millones por año.
“El tema de las contrataciones y los retiros fue muy complicado, pero estamos muy satisfechos por cómo salió”, dijo la jerarca. Informó, además, que 50% de los costos del área son remuneraciones y contrataciones.
Ancap se apresta a un nueva etapa de la reestructura para ver por dónde puede haber nuevas mejoras. “Vamos a hacer un nuevo dimensionado de áreas como sacado de bolsa y la planta”, dijo Saldanha.
Para ello, las autoridades evalúan automatizar algunos procesos para ganar eficiencia y abaratar costos.
La jerarca también apuntó a las mejoras técnicas que hicieron que los hornos funcionaran a mayor capacidad.
En la planta de Minas, por ejemplo, el horno produjo 30% más luego de que se pasara una curva de aprendizaje “más larga que lo esperado”. En Paysandú, este año funcionó solo uno de los hornos, ya que el otro fue desafectado. Sin embargo, produjo la misma cantidad de cemento (unas 100.000 toneladas) que la realizada en todo 2016 con dos hornos.
Otro aspecto clave fue la mejora en la eficiencia energética. Los gastos en energía constituyen 25% del presupuesto del sector. “Habíamos cambiado la matriz de las plantas para que funcionaran con carbón de coque en vez de fuel oil. Sin embargo, en 2016 el 60% del consumo seguía siendo de fuel oil”, dijo Saldanha.
En 2017, el 100% del consumo fue con cabrón de coque, lo que permitió un ahorro energético del entorno de los US$ 2 millones.
Además, comenzaron a incorporar otros combustibles alternativos, como la grasa o la glicerina, que son tres veces más baratos que el coque.
Sobre stock y molienda.
Otros cambios que apuntaron a la mayor eficiencia tuvieron que ver con la gestión de las canteras. En los yacimientos de Ancap se extraía una cantidad de piedra fija por mes, aunque los hornos estuvieran apagados o produciendo por debajo de su capacidad. Esto provocó sobre stocks grandes de las piedras necesarias para fabricar cemento portland.
Si Ancap dejara de extraer piedra, tendría dos años asegurados de producción de cemento.
El problema es que la empresa no puede dejar de explotar el yacimiento debido a los requerimientos de la Dirección de Minería, que establece que un yacimiento sin actividad pierde su licencia.
Las nuevas autoridades resolvieron bajar al mínimo la extracción de los yacimientos: “redujimos la extracción en un 80%”, dijo Saldanha. En el yacimiento de Molles de Aiguá, por ejemplo, pasaron de extraer 150.000 toneladas por mes a 18.000 por semestre.
En el yacimiento de La Plata pasaron de 70.000 por semestre a 18.000 por semestre.
Otro objetivo de las autoridades es alcanzar la producción máxima en la planta de Minas. Esa fábrica tiene capacidad de producir 330.000 toneladas al año de cemento, pero actualmente solo puede moler 220.000.
Ancap construirá una nueva molienda para cubrir la diferencia de 80.000 toneladas.
Con el aumento de producción y un mercado interno saturado, la estrategia de Ancap es encontrar nuevos ingresos en el extranjero.
La planta de Paysandú fue certificada para exportar al Paraguay y las autoridades esperan que en estas semanas se certifique para Argentina.
Información Nacional
2017-12-07T00:00:00
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