El proceso de producción y utilización del asfalto en la construcción de calles y carreteras no es inocuo para el ambiente. Es por eso que tanto desde el ámbito productivo como en el académico se han hecho esfuerzos para investigar el uso de nuevos materiales que resulten más amigables con el planeta.
Dentro de esos productos se encuentran las emulsiones asfálticas, compuestas entre 30% y 40% de agua. Buscan ser una alternativa a los llamados diluidos asfálticos, una mezcla de asfalto convencional con solventes derivados del petróleo como naftas, querosene y diésel hasta en 30% que se evaporan al ambiente al aplicarse y transmiten dichos componentes a la atmósfera.
Sin embargo, pese al impacto ambiental que provocan, hasta 2022 Ancap producía alrededor de 15 millones de kilogramos anuales de diluidos asfálticos, lo que equivale a unos 4,5 millones de kilogramos de solventes, según datos suministrados a Búsqueda desde la empresa estatal.
En ese sentido, el grupo Bitafal, integrado por un conjunto de empresas abocadas a brindar soluciones a la construcción vial uruguaya, presentó en noviembre del año pasado una carta ante el Ministerio de Ambiente en la que, entre otras cosas, solicitaba explicaciones ante esta situación.
Según el documento al que accedió Búsqueda, la cantidad de diluidos producidos por Ancap “implica un costo económico y ambiental dramático” y equivale a “casi 170 camiones de combustible liberados al ambiente”. La empresa señaló que en la actualidad varios países han restringido el uso de los diluidos asfálticos “con solventes minerales” para promover la utilización de emulsiones asfálticas, que resultan mucho menos contaminantes.
“Nos encontramos frente a un problema ambiental grave que afecta la calidad del aire de las poblaciones y expone a trabajadores a la inhalación de compuestos orgánicos volátiles y riesgo de explosiones (como ya han ocurrido en nuestro país)”, señala la carta. “Este problema únicamente puede resolverse con decisiones claras tomadas desde el Estado, y más concretamente desde esta secretaría de Estado”, menciona en relación con la cartera de Ambiente.
En mayo de 2021 representantes de Bitafal mantuvieron una reunión con el subsecretario del Ministerio de Ambiente, Gerardo Amarilla, instancia en la que se les informó que se buscarían soluciones tendientes a resolverlo. Sin embargo, desde entonces no volvieron a tener noticias acerca de posibles avances en la materia.
Consultado por Búsqueda, Amarilla indicó que el ministerio tiene los diluidos “en agenda” y es parte de los puntos que las autoridades se encuentran analizando en el marco de los programas de residuos y sustancias, particularmente en el tema de residuos de construcción. También tienen la intención de reforzar los equipos para avanzar en esos temas, mencionó el subsecretario.
Impactos ambientales
Ignacio Kroger, director de Proyectos de Innovación del grupo Bitafal, dijo a Búsqueda que los diluidos que hoy produce Ancap en la refinería de La Teja son un asfalto “rebajado” con un solvente para volverlo líquido a temperatura ambiente.
Explicó, además, que es el material que utilizan la mayoría de las intendencias del país para construir su caminería rural y urbana.
“El tema de los diluidos es que ese 30% de solventes que le incorporaron al asfalto para hacerlo líquido luego se busca solidificarlo en una carretera a punta de evaporación. Esas 15.000 toneladas anuales de diluidos que se consumen en el país son casi 5.000 toneladas de solventes como querosén o gasoil que se tiran al piso por una manguera —literalmente— para que se evapore”, cuestionó Kroger. Y agregó: “Todavía no comprendemos a nivel tecnológico cómo Ancap lo sigue fabricando”.
En las últimas dos décadas, los diluidos asfálticos han sido prohibidos en varios países del mundo debido a la contaminación que implica su utilización, pero también por los riesgos que trae aparejado su uso. Según Kroger, al tratarse de combustibles es frecuente que se produzcan accidentes debido al sobrecalentamiento y el manejo indebido de estos productos, por lo que son pocos los países que todavía los usan.
Desde la Gerencia Comercial de Ancap dijeron a Búsqueda que la producción de diluidos en la empresa “es algo que va en un descenso suave”. Incluso, mencionaron que la estatal incluyó en su plan estratégico la eliminación de los diluidos al reconocer que es un “producto que tiene una mayor afectación al medio ambiente” que las emulsiones que utilizan agua, aunque no estimaron plazos.
“Es algo que ha quedado a través del tiempo, pero tenemos un plan de eliminación proyectado. Estamos al final de su vida útil”, indicó uno de los técnicos especializados de la empresa. Sin embargo, otros señalaron que, si bien es una tendencia mundial presente tanto en el ámbito comercial como en el técnico a la cual Ancap apunta, es necesario que ese proceso esté acompañado de aspectos como la capacitación en emulsiones del personal de las empresas constructoras o la incorporación de equipos adecuados para el uso de emulsiones.
“Las emulsiones tienen ventajas medioambientales que Ancap no desconoce, pero todavía hay demanda y es necesario una adecuación”, enfatizó el técnico.
Pese a que la producción de diluidos va en descenso desde 2019, las cifras aún son considerables. Según la evolución del mercado de asfaltos en Uruguay proporcionada por Ancap, entre 2010 y 2019 la empresa producía alrededor de 15.000 toneladas anuales, con un pico de 18.000 toneladas en 2018. Pero a partir de 2020 las ventas se empezaron a reducir y el año pasado cerró con 12.000 toneladas. Este año se estima que alcanzarán un volumen similar.
Asfaltos
Otro de los puntos que genera controversia entre Ancap y el sector privado es la producción de los diferentes tipos de asfalto.
Hoy la estatal se enfoca en la importación y la venta del llamado asfalto convencional, que funciona como base para la fabricación de los asfaltos “modificados” que comercializan otras empresas privadas, como Bitafal.
Los asfaltos modificados presentan diversas ventajas de uso, como dar una mayor durabilidad a las carreteras y los caminos. Pero, además, la construcción con este tipo de producto resulta más amigable con el ambiente al implicar el uso de una menor cantidad de material.
“Reducir centímetros de espesor de una mezcla asfáltica en una carretera de varios kilómetros implica ahorrar toneladas de extracción de piedra, ahorro de traslado de materiales, ahorro de trituración. Atrás de eso hay un impacto ambiental gigantesco, por eso la tendencia mundial va en esa línea”, dijo Kroger. En Uruguay, por ejemplo, el 25% de las carreteras ya utilizan el asfalto modificado, porcentaje que ha ido en aumento pese a tener un costo más elevado.
Desde Ancap, en tanto, reconocieron que si bien los dos tipos de asfalto “no tienen diferencias a nivel ambiental”, sí lo ostentan en lo vinculado con lo constructivo, lo que desemboca en una disminución del volumen de emisiones. Sin embargo, explicaron que el convencional “nunca va a dejar de existir”, ya que todas las carreteras lo utilizan como base necesariamente.
Según datos de Ancap, la venta del convencional tuvo un pico en 2018 con casi 80.000 toneladas, seguido de un descenso paulatino hasta 2021 en el que se comercializaron cerca de 30.000. Sin embargo, los modificados representaron la inmensa mayoría de las importaciones de asfaltos en el país por parte del sector privado en los últimos años.
Ciencia, Salud y Ambiente
2023-08-02T21:55:00
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