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No es nada temerario afirmar que Tebas Land es la obra más difundida y reconocida en la historia del teatro uruguayo en su siglo y pico de existencia. Esto no necesariamente quiere decir que sea la mejor —es lo suficientemente buena como para estar entre las mejores—, pero es verificable que nunca antes una obra teatral uruguaya fue tan traducida, tan estrenada, tan versionada y reconocida por espectadores, críticos y jurados de tantos lugares diferentes del globo. A cuatro años y medio de su estreno en Montevideo, en la primavera de 2013, y luego de llegar a buena parte de Latinoamérica y Europa con el montaje original, dirigido por Blanco, con Bruno Pereyra y Gustavo Saffores, este relato de un escritor que visita a un parricida preso en una cárcel para escribir su historia ha recorrido el planeta, con versiones locales en Buenos Aires, Berlín, Londres, Madrid, Santiago de Chile, Nueva Delhi, Río de Janeiro, Luxemburgo, Estambul y Ciudad de México. Y este año llegará al off Broadway de Nueva York. Este inédito éxito motivó una nueva reposición de la versión uruguaya, ayer miércoles 4 y hoy jueves 5 a las 21 h, por primera vez en la sala mayor del Teatro Solís. Todo un acontecimiento.
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Dejando de lado la proyección histórica de Florencio Sánchez como piedra fundamental del teatro rioplatense, nombres de peso como Ernesto Herrera, Jacobo Langsner, Carlos Maggi, Ricardo Prieto, Mariana Percovich, Roberto Suárez, María Dodera, Carlos Manuel Varela, Sandra Massera, Gabriel Peveroni o Dino Armas no lograron tal repercusión con ninguna de sus piezas. Marianella Morena con Las Julietas, No daré hijos, daré versos y Rabiosa Melancolía, y Gabriel Calderón con Mi muñequita, Uz y Ex, cuya versión en catalán es estrenada en estos días en Barcelona por el teatro Nacional de Cataluña, han obtenido una similar repercusión internacional de su obra. Los tres, junto a Santiago Sanguinetti, son protagonistas de este fenómeno de globalización de autores teatrales uruguayos.
Con una llamativa versión de Ricardo III, de Shakespeare en el Castillo del Parque Rodó, Sergio Blanco Ayestarán ganó, con solo 18 años, el Florencio Revelación. Hermano de la actriz Roxana Blanco, nieto del musicólogo Lauro Ayestarán y sobrino de Ángel Curotto, uno de los ideólogos de la Comedia Nacional, el teatro era una fija en la ruta de Blanco. A mediados de los 90 obtuvo una beca en París —donde vive desde hace más de 20 años— para estudiar dramaturgia en la Comédie-Française. La Comedia Nacional hizo dos obras de sus primeros años: Calibre 45 (2003) y Kiev (2007), y en 2010 Gabriel Calderón estrenó Kassandra, protagonizada por su hermana. Sus obras comenzaron a representarse en varios países de Europa, al tiempo que desarrolló una fuerte labor docente en universidades a ambos lados del Atlántico. Con Tebas Land, escrita en 2012 por encargo del Teatro San Martín de Buenos Aires, Blanco inició su camino en la autoficción, género basado en tomar lo autobiográfico como disparador de un relato ficticio protagonizado por el autor real. En ese plan estrenó Ostia, La ira de Narciso y El bramido de Düsseldorf.
En un ambiente carcelario —celdario, banco de madera y aro de básquetbol— y con un provechoso uso de cámaras y pantallas en circuito cerrado, Tebas Land entreteje el mito de Edipo con personajes de la iconografía judeocristiana como San Martin de Tours, textos inspiradores de Maupassant, Freud y Dostoievski, A sangre fría de Capote o la música de U2.
Además de la temporada inicial, en la Zavala Muniz, la obra se representó en cárceles de todo el país, para presos y policías, con financiamiento del Ministerio del Interior. Salvo en Uruguay, ignorada en los Florencio, la obra ha recibido importantes galardones en países como Cuba y Grecia, y en 2017 ganó el prestigioso Award Off West End en Londres al Mejor texto teatral. La versión porteña, estrenada en Timbre 4, epicentro del circuito off porteño, cosechó abundantes elogios como “puro teatro, del mejor”, “esto es teatro” o “combo teatral explosivo”. Dos semanas atrás, la versión madrileña, dirigida en Teatro Kamikaze por Natalia Menéndez, fue nominada a cuatro premios Max, la máxima distinción del teatro español: Espectáculo, Texto, Dirección y Actuación protagónica para el actor Pablo Espinosa.
Pero el suceso de Blanco también es editorial: la mayoría de sus textos han sido traducidos y publicados en capitales teatrales como Francia, Alemania, Inglaterra, España, Grecia, Estados Unidos, Argentina, México, Colombia y Perú, sitios donde también ha llegado con sus seminarios y charlas académicas, que también lo han llevado a sitios no tan frecuentados por un artista uruguayo como Suiza, Eslovenia, Japón, Turquía, India y Burkina Faso.
Este año dirigirá por primera vez en su carrera a la Comedia Nacional, y pondrá en escena La ira de Narciso en Madrid, que también se acaba de estrenar en Buenos Aires. Al tiempo, prepara su próximo estreno en Montevideo, en 2018, cuyo nombre deja claro que hay autoficciones de Sergio Blanco para rato: Cuando pases sobre mi tumba.