Hasta el mediodía y a la noche —por fuera de las horas de refugio para escaparle al sol—, en la calle 12 de Abril se cruzan familias argentinas, muchas uruguayas y alguna brasileña. Camisetas con la dorsal de Messi y la infaltable aurinegra van de un lado al otro junto a mujeres y niños acalorados, entrando en las tiendas de ropa y calzado, ópticas, jugueterías o heladerías, y gastando con el placer de saber que todo sale relativamente barato. En la puerta de los restoranes se forman colas esperando mesa. Puede ser un fastidio, pero es una ganga. Es el centro de Colón, en la provincia de Entre Ríos, y su sector comercial, hotelero y de servicios en general trabajan a full este enero, aunque la fase de esplendor ya lleva un tiempo.
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En contraste con eso, Paysandú, al otro lado del río Uruguay, está moribundo. Es imposible competir con el litro de nafta de la YPF a poco más de 20 pesos uruguayos, con un frasco de shampoo de buena marca rondando los 100 o con una cena para dos personas por menos de 1.000, con una generosa propina incluida.
Los autos, ómnibus, motos, bicicletas y hasta gente caminando cruzan por el puente internacional José Artigas atraídos por una diferencia cambiaria que permite hacer el surtido y comer bien por la mitad o un tercio que en Montevideo. Así, lo que se ve en ese paso de frontera no es muy distinto a lo que ocurre en Fray Bentos y su vecina Gualeguachú, y el flujo por barco para hacer “turismo de compras” o de “espectáculo” en Buenos Aires ya está consolidado desde hace meses.
Para los comerciantes del lado uruguayo de la frontera, pero también para los que tienen un local en el Centro o en un shopping de Montevideo, la aduana es casi la única barrera de protección. Pero los empresarios no están del todo conformes.
En las casillas al pie del puente que une Paysandú con Colón un cartel recuerda la restricción de que solo se permiten ingresar “cinco kilos” de mercadería por persona. Sin embargo, el control no es estricto; una táctica de los viajeros habituales es llenar de productos una caja de cartón de tamaño mediano descartadas por los supermercados del lado argentino, aunque en realidad no importa el peso total. La sugerencia de los expertos es poner la mercadería a la vista: si se va en auto, el funcionario aduanero pide abrir el baúl, hace una mirada rápida y superficial, y siga el viaje. Según lo que constató Búsqueda, la máxima parece ser “no abuse”, y la compra pasará íntegra. Y por lo visto en ese paso de frontera, los turistas, en general, cumplen. Los habitantes de las zonas fronterizas también, aunque aprovechando la cercanía cruzan seguido —cada pocos días o un par de semanas— para hacer el surtido, comer y cargar el tanque de combustible hasta que desborde.
En parte por las quejas de los comerciantes de la frontera y planteos de representantes políticos departamentales, los aduaneros tienen orden de estar más vigilantes. En diciembre, el director de Aduanas, Jaime Borgiani, aseguró en Crónicas del Este que incluso se instruyó demorar un poco a propósito a los viajeros, para desestimularlos. El gremio de funcionarios lo cuestionó por considerar la orden como improcedente y contraria a la libre circulación prevista en los maltratados acuerdos del Mercosur. Dependiendo del día y la cantidad de vehículos, el cruce por el puente Paysandú-Colón, el trámite migratorio y la revisación puede llevar algunos minutos o hasta varias horas.
Lo cierto es que las estadísticas muestran a la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) haciendo más operativos frente a este tipo de contrabando que en otros años.
Según datos de ese organismo procesados por Búsqueda, en todo el 2022 hubo 5.800 procedimientos de incautación de un total de más de cuatro millones de productos (unidades) ingresados desde Argentina. De esos operativos, a 3.675 se les asignó un valor de $ 151 millones que, al tipo de cambio promedio de 2022, fueron unos US$ 3,7 millones. Son cantidades y montos récord en la serie disponible —desde 2018— y suponen aumentos importantes si se compara con 2021: el número de procedimientos de incautación desde ese origen se incrementó 1.800% y el valor en pesos corrientes de la mercadería capturada lo hizo 16%.
En 2022, desde abril la cantidad de incautaciones mensuales a la entrada desde Argentina superó largamente el centenar y agosto fue cuando hubo más (916). Son cifras altas si se contrasta con meses de años previos.
En número de procedimientos de incautación, en 2022 Argentina fue por primera vez el principal origen de la mercadería que quiso ser ingresada a Uruguay ya sea sin pagar los impuestos correspondientes, careciendo de la documentación necesaria o excediendo los límites permitidos para los viajeros (los “cinco kilos” vigentes actualmente). Pero el contrabando desde Brasil y China que logró ser capturado por al DNA el año pasado fue más significativo en montos, aunque con menos operativos. Hubo 2.650 incautaciones de artículos provenientes del lado brasileño; los que fueron valorados equivalieron a US$ 8,2 millones en total. En el caso de China, los 48 procedimientos permitieron capturar contrabando por casi US$ 7 millones.
Considerando todas las procedencias, los bienes incautados a los que se les puso valor superaron por poco los US$ 23 millones; es un máximo desde 2019 en la serie disponible (ver cuadro). La DNA también requisa artículos que pretenden ser sacados de Uruguay violando las disposiciones, pero son cantidades y montos mínimos comparados con el contrabando de entrada al país. Sumando ambos sentidos (ingreso y salida), las incautaciones valoradas totalizaron US$ 23,5 millones en 2022.
En los procedimientos de incautación a la entrada desde Argentina, lo que más se capturó el año pasado fueron comestibles, bebidas, cigarrillos, vestimenta, cosméticos y electrodomésticos. En menor medida, los aduaneros también requisaron combustibles, medicamentos, drogas, juguetes, cotillón, artículos de informática, productos para la construcción, proteínas y suplementos deportivos, repuestos y vehículos, entre una larga lista de otras mercaderías. A diferencia de otros años, no incautaron juguetes eróticos, pero sí mascotas (29) y armas o sus accesorios (5).
Sin solución
Por lo que dicen los lugareños y lo que muestran algunas estadísticas, la competencia argentina golpeó duro en las economías de los departamentos fronterizos, en particular a las litoraleñas, donde el desempleo aumentó en los años recientes también a causa de la pandemia de Covid-19. En Río Negro (13,7% de la población económicamente activa), Salto (12,7%), Soriano (10,1%) y Paysandú (10,0%) la tasa de desocupación era, además, de las más altas del país en setiembre-noviembre, informó el miércoles 5 el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Río Negro sobresale también por tener la peor relación —38%— entre el número de micro y pequeñas empresas “inactivas” (1.053) respecto del total de esas dos categorías de unidades productivas (2.757), según datos del INE del tercer trimestre de 2022 analizados por Búsqueda. Ese ratio era ligeramente menor en Salto (36%), Rivera (37%), Artigas (33%) y Paysandú (34%), si bien son altos en la comparación nacional.
La problemática de la frontera llevó a conformar en el Parlamento una comisión especial para monitorear la situación y proponer medidas. A mediados de diciembre, en su última sesión del año, recibió a autoridades de la Cámara de Comercio y Servicios (CCSU) que pocos días antes habían recorrido varios departamentos limítrofes con Argentina y conversaron con directivos de los centros comerciales e industriales locales. Las ventas allí cayeron alrededor de 40%, les transmitieron.
“Nos comentaban que el trasiego de personas desde Uruguay hacia Argentina en los últimos meses ha ido aumentando. Tanto es así que, por ejemplo, en Salto, en el último mes, 168.000 personas cruzaron al lado argentino. Cuando llegamos a Paysandú nos dijeron: ‘Es como que agarraras a Paysandú entero, lo levantaras y lo pusieras en el lado argentino’”; fueron 105.000 personas, describió el presidente de esa cámara, Julio César Lestido. El problema no es solo para los comerciantes, señaló, porque también los uruguayos están yendo a consumir algunos servicios, “desde la peluquería al oculista, a un dentista”.
Según datos de la Dirección de Migraciones difundidos esta semana por el Ministerio de Turismo, Paysandú (104.807), Fray Bentos (102.249), la terminal de Buquebus en el Puerto de Montevideo (96.911) y Salto (71.206) fueron los principales puntos de entrada del casi medio millón de pasajeros de diveresas nacionalidades ingresados al país (41% uruguayos) entre el 22 de diciembre pasado y este lunes 9.
En la frontera con Brasil la “realidad es bastante similar” a lo que se ve respecto de Argentina, complementó Ana Laura Fernández, jefa de Estudios Económicos de la CCSU.
“Creo que a esta altura del partido lo que hay que hacer es tratar de buscar medidas que puedan mitigar el tema; lo que vemos es que no se va a solucionar, y no sabemos cuánto tiempo va a durar” dijo Lestido, resignado.

