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En una suerte de déjà vu, en 2015 los uruguayos escucharon nuevamente decir a las autoridades económicas que la inflación es su preocupación central, al tiempo que se reeditaron los acuerdos con empresarios para que congelaran los precios de venta y la valorización del dólar —atenuada en parte por acciones del gobierno— encareció los bienes importados.
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Aun así, el costo de vida otra vez volvió a aumentar más de lo que desea el equipo económico y la suba anual de 9,44% del índice de Precios al Consumo (IPC) fue la mayor desde 2003.
“La inflación sigue mostrando buenos números en Uruguay y eso es importante cuidarlo. Así lo estamos monitoreando en el gobierno y así vamos a seguir, como lo hemos hecho hasta ahora. Es importante seguir de cerca el avance de los números”, evaluó el ministro de Economía, Danilo Astori, al disertar en la noche del martes 5 en un foro en Punta del Este.
En el último mes de 2015 hubo un descenso del IPC de 0,55% (deflación); eso se repite cada diciembre desde que UTE aplica un plan de rebajas de tarifas como premio a buenos pagadores y otros clientes. En dicho mes también estaba en vigor un congelamiento de precios para una treintena de bienes de la canasta familiar aceptado por comerciantes, importadores y fabricantes, que rige desde noviembre pasado y seguirá hasta fin enero. Antes, entre agosto y setiembre, estuvo vigente un acuerdo de similares características.
La medida, que ya se había adoptado en los anteriores gobiernos del Frente Amplio, mostró sus efectos en el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, que en todo el año pasado se incrementó 8,76%. Otros, como “Bebidas alcohólicas y tabaco” (15,14%), “Educación” (12,05%), y “Bienes y servicios diversos” (11,41%), aumentaron por encima del IPC promedio.
Mientras el gasto privado —familias y empresas— se fue moderando en un contexto de enlentecimiento de la actividad económica, el Banco Central (BCU) continuó manejando los agregados monetarios de forma de hacer más lento el crecimiento de la cantidad de medios de pago en circulación, una política que acaba de ratificar para el primer trimestre de 2016. Otra medida con la que ese organismo buscó incidir sobre la inflación fue vender dólares en la plaza, cuando la valorización de la divisa tendió a acelerarse, sobre todo desde mediados del año pasado.
El alza de 23% del tipo de cambio —que habría sido mayor de no haber sido “controlada” por el BCU, según la apreciación de agentes del mercado financiero— encareció de forma notoria algunos componentes de la canasta familiar. Los televisores (28,2%) y los equipos de audio (25,8%) fueron de los rubros que más subieron de precio el año pasado, solo superados por el tomate (41,3%) y los lentejones (30,6%), según el Instituto Nacional de Estadística.
Las autoridades entienden que contener el alza de los precios es importante para el desarrollo económico del país. “Un entorno de baja inflación permite a los agentes económicos prever el futuro con menor incertidumbre y tomar mejores decisiones en los aspectos económicos y financieros (ahorro, inversión y consumo, etc.). Una alta inflación se traduce en un ‘impuesto’ a la sociedad, que perjudica principalmente a aquellos que no pueden ‘protegerse’ del mismo, generando más desigualdad social”, explica en su portal institucional el BCU, que tiene como uno de sus cometidos fundamentales preservar la estabilidad de precios y el valor del peso uruguayo.
De todos modos, el alza del IPC registrada en 2015 ubicará a Uruguay como una de las economías con más inflación en el mundo, un ranking poco prestigioso que encabezarán países como Venezuela, Argentina, Rusia y algunos africanos.
Evolución y rango.
En Montevideo el costo de vida se incrementó durante el año pasado más que en el interior (9,62% y 9,18%, respectivamente), según el INE.
La inflación en todo el país (9,44%) se aceleró si se comparan períodos anuales: había saltado a casi 26% en 2002 (tras una devaluación y en un contexto de elevada incertidumbre económica), bajó a 10,2% en 2003, a 7,6% en 2004 y a 4,9% en 2005. Luego volvió a aumentar (6,4% en 2006, 8,5% en 2007 y 9,2% en 2008), para caer a 5,9% en 2009 (en un momento de desaceleración de la actividad como reflejo de la crisis internacional). En los años siguientes los guarismos oscilaron entre 6,9% y 8,6%; en 2014 fue 8,26%.
Son registros relativamente bajos para Uruguay en una mirada histórica, ya que a lo largo del siglo pasado los precios subían dos o tres dígitos (ver gráfico).
Uruguay adoptó hace unos años un régimen de objetivos de inflación (inflation targeting) en cuyo marco el equipo económico explicita cuánto pretende que suban los precios y actúa por medio de sus políticas tratando de llevarla a esos niveles. Siempre se manejó con rangos (primero 3%-7%, luego 4%-6% y hoy otra vez 3%-7%) que la mayoría del tiempo se vieron superados; la última vez que los registros inflacionarios para períodos de 12 meses estuvieron dentro de lo previsto fue a comienzos de 2011. Al término de 2015 el desvío volvió a ser relativamente significativo, de más de cuatro puntos porcentuales respecto al centro del rango.
El presidente Tabaré Vázquez asumió un compromiso incluso más desafiante en un discurso emitido en transmisión simultánea de radio y televisión el 1º de marzo de 2015, al asumir el cargo por segunda vez. “Continuaremos la línea trazada hasta el momento a través del equilibrio fiscal y tomando las medidas pertinentes para llevar la inflación en un rango meta entre un 3% y 7%, y ubicándose en el eje del mismo en un plazo aproximado de 18 meses”, señaló. La fecha para llegar a dicho eje de 5% es setiembre próximo.
Según la XX Encuesta Anual de Evaluación y Perspectivas Empresariales de Búsqueda, publicada la semana pasada, una mayoría relativa de los ejecutivos descree de esa promesa y vaticina que la inflación cerrará 2016 en torno a 10%; ninguno espera que baje de 8%.
También los analistas del sector privado en general son escépticos y no esperan una moderación de la inflación. La proyección —en promedio— de 15 economistas consultados por Búsqueda es que el IPC subirá 9,7% este año (ver contratapa).