—Ningún deportista puede desconocer la lista de sustancias prohibidas. Cuando van a un doctor deben saber que hay una lista de sustancias prohibidas y que no pueden tomar nada de lo que está ahí. Ahora, si por su condición médica, un diabético o asmático, por ejemplo, necesita una medicación y no hay otra alternativa, ahí se pide una autorización de uso terapéutico.
—¿Cómo ve la AMA la lucha antidopaje en Uruguay?
—En Uruguay ha habido mejoras, pero hay bastante más por hacer. Hay procesos que fortalecer. Son importantes los controles que se hagan fuera de competición. Hoy por hoy tratamos de que los controles en competencia sean los de menor cantidad, porque el que llega dopado a una competencia es un bobo. La gente no llega a una competición dopada, se dopa antes. Los más efectivos son los controles fuera de competencia y direccionados.
—¿Cómo se direccionan?
—La organización antidopaje de cada país tiene que tener un análisis de riesgo. En cada país, por las características culturales, hay deportes que se practican más y tienen un mayor impacto cultural. Esa es una característica. Otra es la fisiológica. En qué deporte se utiliza más la resistencia, por ejemplo. Se va detectando cuáles son los deportes de riesgo y con qué sustancia sirve doparse. A esos hay que ir a controlar. Por eso, la idea es utilizar los recursos económicos que tienen los países no para hacer cantidad de controles, sino para hacer controles de calidad. Direccionar el control donde la organización cree que hay un riesgo. Los controles son cada vez más direccionados y fuera de competencia. Es lo que nosotros medimos.
—¿Y funciona?
—Funciona. Igualmente es un tema caro. Para Uruguay y para América Latina es caro. Un control lo paga la organización antidopaje de cada país con un presupuesto que, generalmente, se lo da el gobierno. Hay que pagar tanto al que toma la muestra, su envío a un laboratorio, el análisis... Una muestra va desde lo más barato, 180 dólares en Cuba, hasta los 500 dólares. Eso por muestra.
—¿Quién se beneficia con el dopaje?
—La industria farmacéutica, los médicos que trabajan en esto. Para el dopaje sofisticado hay que tener un programa controlado. Hay una industria atrás que tiene que ver también con el negocio del deporte. Una medalla olímpica, un campeonato del mundo de fútbol o de natación es un negocio para el país. Es una promoción política muy importante. El deporte es una ventana de apertura al mundo muy fuerte y una medalla o un título es algo que vale la pena para cualquier político y sistema de país. Entonces es muy difícil porque hay muchos intereses atrás del buen rendimiento.
—¿Con cuánto presupuesto lucha la AMA contra los tramposos?
—Somos un equipo pequeño con poco presupuesto. La AMA no llega a 30 millones de dólares anuales de presupuesto. Es poco. De repente es el sueldo de un jugador famoso o menos. Y eso es el dinero que se utiliza para trabajar con 205 países, más todas las federaciones internacionales. No hay recursos. Una investigación sale millones de dólares. Lo de Rusia, por ejemplo, estamos hablando de dos y tres millones de dólares por investigación.
Dopaje ruso
—¿Vio el documental Icarus?
—Sí, lo vi. La investigación de Rusia arrancó en 2015 con sospechas, antes del documental. Sale un primer reporte de Richard Pound (primer presidente de AMA). Luego, en 2016, se contrata al abogado Richard McLaren y se lo apura para que realice un informe rápido. Ahí se vincula con la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). Empiezan a saltar cosas. Se entra en Rusia con el tema del atletismo, pero se empieza a ver que es mucho más grande y entonces McLaren da un primer informe muy conflictivo, porque fue presentado el 18 de julio de 2016, a menos de un mes de la apertura de los Juegos de Río de Janeiro. La AMA decide que deberían suspenderse todos los deportistas rusos de su ingreso en los Juegos Olímpicos. Eso trajo algunas consecuencias en el sentido de que el Comité Olímpico Internacional (COI) es quien resuelve, en última instancia, los países que pueden competir, y autoriza la participación de los deportistas rusos en esos juegos.
—Mientras, la AMA sigue con la investigación.
—El informe McLaren sigue. Es tanta la evidencia que se encuentra que el 9 de diciembre de 2016 se presenta la segunda parte de la investigación. Y es mucho más explosiva. Desde lo que pudimos hacer desde AMA, se hizo todo. Apenas salieron los informes se suspendió el laboratorio ruso, se removió a toda la gente de la organización rusa antidopaje y se empieza a trabajar para armar una estructura creíble en Rusia.
—¿Y qué hace el COI?
—A partir de ahí el COI crea su propia comisión, llamada Comisión Oswald, que recomienda que los deportistas rusos no pueden ir a los Juegos de Invierno de este año bajo bandera rusa y van con una bandera independiente.
—¿Hoy en qué situación está el caso ruso?
—Al día de hoy, la Federación Rusa Antidopaje no está en cumplimiento con el código de la AMA. Falla en los controles y en la investigación. Creemos que hay mucho más para hacer, que los controles no se están haciendo teniendo en cuenta el análisis de riesgo. Y lo que más falla es que las autoridades rusas tampoco reconocen. Queremos que reconozcan lo que hubo. A pesar de todos los informes no lo han reconocido. Es un tema político.
—¿Y cree que el gobierno de Vladimir Putin reconocerá su implicación al respecto?
—Es difícil que el presidente de una república lo reconozca. Habrá que avanzar con alguna otra estrategia de acercamiento.
El dopaje que no se ve
—¿Es científicamente posible doparse y no ser detectado?
—Por supuesto que es científicamente posible. La misma gente que trabaja en el antidopaje, como se muestra en el documental, puede trabajar para el dopaje también. Claro que es posible. Estamos hablando de un dopaje muy sofisticado. Con un sistema detrás que lo respalda. Eso es mucho más difícil que ocurra en Latinoamérica porque no hay recursos para una cosa así.
—¿Cree que el sistema actual para detectar sustancias prohibidas está funcionando?
—Funciona bien en general. Siempre hay aspectos a mejorar. Tiene que ver con la falta de presupuesto, con alguna herramienta que tenemos que tener para poder seguir haciendo investigaciones. Que hubiera alguna legislación nacional. Que haya una regulación de las normativas aduaneras sobre las sustancias que entran al país. Que haya un vínculo fuerte en el trabajo entre la policía, la aduana y la organización antidopaje para que todo el mundo sepa qué es una sustancia prohibida y por dónde ingresa. Por algún lado entra al país o se produce en el país o se vende. No hay regulación para lo que es el entorno. Hay mucha regulación para lo que es el deportista, pero todavía no hay una legislación nacional que permita avanzar aún más y que considere el dopaje como un acto criminal.
El Mundial que viene
—De cara al próximo Mundial de fútbol, ¿qué es lo que más le preocupa a la AMA?
—Tenemos buenas conversaciones con la Conmebol. Yo les digo que no hay que pensar que están persiguiendo a alguien. Hay que pensar que están defendiendo al que hace las cosas bien. Y el que hace las cosas bien es el 98%. Las estadísticas dan que solo el 2% da positivo por resultados analíticos adversos. Podría ser más alto el porcentaje si controláramos más, pero igualmente el porcentaje es muy alto de deportistas que creen que se puede jugar sin dopaje. Y creen que se puede porque protegen su salud. Y creen que se puede porque no van a tomar algo ahora para después morirse del corazón a los 38 años, o tener una muerte súbita en la mitad de la cancha o quedar estéril para el resto de su vida. Lo que no puede pasar es que la sanción sea por desconocimiento. Que el deportista no sepa, que muchas veces pasa. Que el deportista confíe en su médico y no pregunte y el médico o no sepa o lo esté engañando. Eso es grave y pasa, y en el fútbol pasa mucho porque el deportista confía mucho y está bien que así lo haga.
—¿Cómo es la relación de la AMA con la FIFA?
—Como con cualquier federación internacional. Tenemos cosas que hay que mejorar. Por ejemplo, análisis de riesgo y controles. Evaluar a quién vas a controlar. ¿Por qué en un partido se eligen por sorteo a dos jugadores por equipo? ¿Por qué no se decide no controlar en un partido ya que no hay indicadores de que haya una probabilidad de dopaje? Sin embargo, tenemos que controlar porque políticamente el presidente del club va a pensar que hay trampa. En algún punto se gasta dinero que es ineficiente. De repente, en un partido se podría hacer uno y uno porque no hay ningún indicador. Y en otro se pueden hacer seis o siete porque hay indicadores. Es mucho más efectivo avanzar en ese sentido...
—Entonces, ustedes pueden aconsejar que para el próximo Mundial en los partidos de Rusia se hagan seis o siete controles...
—Por ejemplo. Nosotros podemos aconsejar y ellos (la FIFA) tienen la potestad de hacer lo que quieran. Pueden agarrar a un equipo y controlarlo todo antes de la competencia. Ellos definen sus reglas. También nosotros aconsejamos. ¿Por qué hacen todo por sorteo? Puede ser un jugador por sorteo y otro direccionado. Usar los recursos para otra cosa. Para educar, para prevenir.
—¿No se está induciendo a la culpabilidad sobre un jugador si el control antidopaje va direccionado?
—Y sí. Si se tiene el indicador. Pero se debe tener la información de los deportistas. De por qué está rindiendo, de si se está recuperando de una lesión. Denuncias. Llegan denuncias de fulano. Si se tiene una denuncia que puede ser real o no, abrís los ojos. Empezás a ver cómo entrenan los deportistas, qué resultados tienen y, de repente, lo controlás. Hay muchos elementos para controlar a un jugador. Hay datos atrás, si no, no direccionás el control.
—¿La AMA pidió hacer controles especiales de cara al Mundial de fútbol?
—No. Nosotros no pedimos. Eso lo planifica la organización antidopaje de cada país. No necesitan que se lo digamos. Ya lo saben y hay un tema político muy importante. Para un país es un papelón ir al Mundial de fútbol en Rusia y que le salga un positivo. Ningún país quiere eso. Ningún político quiere ese escándalo.
Deportes
2018-03-15T00:00:00
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