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Bancos se disputan las cada vez menos empresas con buenos números
Mientras se observa mayor cautela al momento de tomar créditos, “parece que 2002 fue hace mucho tiempo pero para estas cosas no fue hace tanto”, comentó el gerente de una institución financiera
Entre los ejecutivos de algunos de los mayores bancos privados se repite una frase: “Hay poco negocio en la vuelta”. Ya durante los más de diez años de bonanza económica era intensa la disputa por captar clientes del agro, la construcción y el comercio en general. Hoy, con balances que llegan con peores números, esa competencia se endureció.
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Varias instituciones financieras están ofreciendo servicios de manejo de tesorería, otras intentan seducir con tasas tan bajas que no dejan márgenes financieros y algunas comienzan a actuar como “clubes de bancos”, relataron a Búsqueda ejecutivos del sistema.
“La competencia siempre es dura y cuando no es por precio es por liquidez o por balances. Hoy hay una competencia fuerte por los buenos prospectos porque el número se va reduciendo lentamente. Y los que eran buenos hace un año y medio o dos, ahora ya no lo son”, dijo Marcelo González Sararols, director de riesgos de BBVA.
“Hay una cierta tensión para hacer clubes de bancos, que son como un sindicato para trocear deuda (entre varias instituciones financieras) y reestructurarla evitando que la empresa caiga. Si bien como tal no hay ninguno instalado, sí se está dando esa gimnasia. Compartimos operaciones grandes, por el apetito y el tamaño de los balances. Y hay una intención de los bancos que prestaron con criterio laxo cuando la economía iba bien de compartir la ventaja que tienen los que estructuraron mejor la deuda por plazo y garantía”, informó ese ejecutivo.
Según datos del Banco Central (BCU), a fines de mayo el sistema bancario tenía créditos vigentes por el equivalente a U$S 2.511 millones otorgados al agro, U$S 2.069 millones al comercio, U$S 363 millones a la construcción, U$S 2.067 millones en la industria y U$S 2.000 millones al sector de servicios. La mayor parte fue concedida en dólares.
“Los balances están viniendo en peores condiciones respecto a uno o dos años atrás en general. Obviamente, somos más cuidadosos en términos de las políticas de riesgo, aunque apoyamos a los clientes con garantías adicionales en algunos casos o no siendo tan agresivos con plazos muy cortos que terminen apretando mucho. Eso es lo que estamos teniendo que ajustar. Pero nuestra expectativa sigue siendo de crecimiento del negocio”, señaló Horacio Correge, gerente de Retail de Scotiabank.
También en Itaú esperan crecer en el crédito corporativo, aunque a partir de la incorporación de nuevas firmas y no de un aumento del negocio con las que ya financian. Estas —explicó Valentín Martínez, su gerente de Banca Empresas—, “sí evidencian un enlentecimiento en la demanda de crédito como reflejo del menor nivel de actividad y menores precios de los commodities”.
Dos fuentes del sector admitieron que para ganar a esos clientes que todavía muestran números positivos ofrecen préstamos a una tasa que apenas supera el costo de los encajes bancarios (la porción de los depósitos que deben dejar inmovilizada). Con ello, en la competencia con el mercado de capitales seguirán siendo los bancos quienes ganen, estimaron. Las empresas preferirán continuar financiándose vía bancaria, descartando el camino que recientemente tomaron la cadena de farmacias San Roque y la agroindustria Citrícola Salteña, emitiendo títulos bursátiles y haciendo públicos sus balances.
Pymes cuidadosas
Según datos difundidos por el BCU, el sistema financiero tenía en mayo 5.584 operaciones de crédito en pesos activas con microempresas, otras 7.876 con firmas pequeñas y 21.777 de tamaño medio (y otras 2.740, 3.738 y 7.660 en dólares).
Los ejecutivos consultados apuntaron que el sector de pequeñas y medianas empresas o Pymes (con ventas entre U$S 225.000 y U$S 8 millones anuales) está comportándose “con cautela”, también en cuanto a los plazos de financiación.
“Como hay empresas muy chiquitas a muy grandes, la góndola de productos es muy amplia: desde financiamiento de capital de trabajo de entre 24 y 36 meses hasta leasing para vehículos utilitarios o líneas para la compra de activo fijo (maquinaria o instalaciones físicas) que pueden llegar hasta cinco años. Un productor agropecuario, por más que no se sienta Pyme lo es, y para ayudarlo a comprar el campo de un vecino le podés dar hasta ocho años. La gente no está pidiendo mucho más que eso. Los bancos tenemos más apertura de plazos de lo que nos están solicitando”, comentó Esteban Gherardi, director de Banca Comercial de Santander.
“No hemos ajustado las políticas de aprobación para algún segmento en particular. Pero eso no quiere decir que no estemos atentos a lo que está pasando en la región y en cada sector de actividad. Miramos el caso a caso. La gente está con cautela a la hora de tomar decisiones y en general con mucha responsabilidad. Parece que 2002 fue hace mucho tiempo pero para estas cosas no fue hace tanto. Por el momento el negocio en Pymes viene en línea con nuestro plan y sin grandes preocupaciones”, agregó.
“Hay algunas empresas más complicadas que nos piden estirar determinados plazos y están dispuestas a aportar garantías adicionales”, informó por su parte Correge. “El agro tiene una situación un poco más delicada porque si bien se están reacomodando a la baja de los precios de los commodities muchos productores ya habían cerrado la venta de sus productos. Y eso se trasladó a los alquileres de campos. Además las inundaciones afectaron los rendimientos. Todo esto pasa a la cadena de pagos. Las Pymes tienen una dinámica elástica y son las primeras que ven los vaivenes del ciclo al alza y a la baja”, añadió.