En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Los realizadores argentinos Diego Gachassin y Matías Scarvaci disponían de una cámara, una idea en la cabeza y un personaje exquisitamente extravagante, de varias capas, así que a lo largo de dos años registraron algunos tramos de su vida. El personaje en cuestión es el abogado penalista Alfredo García Kalb, quien se ha especializado en defender principalmente a rapiñeros, a “pibes chorros” que, por lo general, por no contar con recursos materiales estimables, pasan por el juzgado sin demasiadas posibilidades de obtener un veredicto favorable o, al menos, no muy severo. El documental, que va desde hoy 4 de mayo en Sala B del Auditorio Nelly Goitiño, gravita en torno al proceso que enfrentan dos jóvenes acusados de robar una peluquería, siguiendo de cerca a la singular figura de este abogado de pómulos pronunciados y carisma de apariencia inagotable, un profesional con tesón y entrega, acostumbrado a tomar los casos que la mayoría de sus colegas prefieren dejar pasar. Sus colegas, precisamente, se refieren a él por su apellido. Y sus defendidos, en cambio, le dicen Cacho.
, regenerado3
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
No pocos lo ven como un chanta, una versión argentina de Saul Goodman, el personaje de la serie Breaking Bad y de Better Call Saul, el “abogado que defiende a los culpables”. Es que siempre hay una versión argentina para todo. Si un guionista intenta crear un personaje así para una ficción, quizás no le sale tan bien. De traje negro, como si estuviera en Perros de la calle, García Kalb habla rápido —las palabras y las frases se muerden entre sí—, pasa de la jerga técnica de los tribunales a las expresiones propias de calle, las mezcla en una misma lengua. Intenta ser claro con sus clientes, sobre todo cuando trae malas noticias. Y, ante todo, demuestra ser un histrión. Tiene una impresionante conciencia de la construcción dramática que sostiene el documental y actúa en consecuencia, a varios niveles: para sus defendidos, para esa puesta en escena que es el juicio, para el público que asiste a los conciertos de la banda de rock donde él toca la batería y, claro, para la cámara, que está siempre con él.
Scarvaci y Gachassin se meten en lugares y en momentos donde no todos logran introducirse. Y a medida que avanza el juicio y se intercalan recortes de otras instancias en la vida de García Kalb, se vislumbran momentos crudos o particularmente tristes. Y también algunas aristas más oscuras del protagonista, que quizás no es tan santo como quiere que lo vean ni tan chanta como otros lo ven.
Los cuerpos dóciles (Argentina, 2015). Dirección y guion: Diego Gachassin y Matías Scarvaci. Duración: 74 minutos.