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La forma en que se procedió contra el Royal Bank of Canada (RBC) por posible lavado de dinero (lo que provocó que se retirara de Uruguay), las dudas para autorizar a la pastera UPM a que aumente su producción y el “discurso de buena parte del gobierno contra los inversores”, son señales de preocupación para el senador colorado Pedro Bordaberry, para quien si se sigue por este camino se afectarán las fuentes de trabajo de los uruguayos.
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Bordaberry suma a esta situación la relación con el gobierno argentino. Reclamó al presidente José Mujica que no le tenga “miedo” a Cristina Fernández y que autorice el aumento de la producción a UPM, al tiempo que anunció a Búsqueda que, si llega al gobierno, en marzo de 2015 dejará sin efecto el Tratado de intercambio de información tributaria con Argentina.
—¿Por qué usted destaca la gestión macroeconómica del gobierno?
—Porque todos teníamos miedo de que el Frente Amplio siguiera la línea del equipo de la Plaza Independencia, de Mujica. Entonces, obviamente que el que haya tenido la fortaleza de no permitir esos desvíos o por lo menos minimizarlos, es algo bueno. Que el Frente Amplio, que Mujica diga que las reglas de la macroeconomía hay que obedecerlas, son inflexibles y “vamos a ser ortodoxos” en esto —como dijo en marzo de 2010—, es para destacar. Sí creo que hay un cambio de escenario internacional ahora —nuestro equipo económico nos lo dice— que va a afectar las perspectivas de la economía uruguaya y que algunas cosas en el ámbito regional e internacional pueden empeorarlas.
—¿Por ejemplo?
—Hay una recuperación de Estados Unidos y una pequeña caída en el precio de los commodities. Al recuperarse EEUU, obviamente suben las tasas de interés allá y hay un fly to quality (volar hacia la calidad) de las inversiones. Todos los capitales que estaban viniendo a los países emergentes, entre ellos Uruguay, no sé si vuelven, pero por lo menos se enlentece su ingreso. Y si China crece menos, eso nos va a afectar. Hay otra interrogante: qué es lo que puede pasar con UPM. Hay decisiones que se están tomando vinculadas con la región y en la parte internacional que van a afectar nuestra economía si no hacemos lo correcto. Sumado a esto está el parate de la construcción. Todo eso está vinculado a algo que tenemos que analizar con lo que hacen el presidente Mujica y el canciller Almagro con Argentina. Por eso le asigno una importancia vital a lo que se resuelva con UPM.
—¿Por qué sería tan vital?
—La decisión de UPM es muy importante porque sería un cambio en el mensaje a inversores y en cuanto a las seguridades. Si Mujica da la autorización, el mensaje es que en Uruguay no manda la señora Kirchner ni los señores de Gualeguaychú. Si Mujica no da la autorización por los cortes o porque la señora Kirchner se enojaría, eso sería una prueba más de que quien manda en Uruguay es la señora Kirchner. Uruguay tiene el derecho de dar ese aumento de producción. Eso va a dar trabajo, es respaldo a una inversión, pero el presidente no lo hace porque no quiere hacer enojar a la presidenta argentina. Los inversores están mirando a Uruguay, y lo están mirando a la luz de que nos impusieron el tratado de intercambio de información tributaria, que no nos aprueban (una inversión en) Barranca de los Loros en Nueva Palmira, que no dragamos Martín García, que nos ponen trabas... No es una cuestión de no ingreso de nuestros productos a Argentina; es una cuestión de que Argentina no permita que en territorio uruguayo se hagan cosas. Ese es un mensaje muy malo. Hay inversores que están diciendo que si el gobierno uruguayo no toma las decisiones por la presión de Argentina se van a ir a otro país; a Brasil, Paraguay o Chile, donde la presión argentina no tiene efecto. Por eso es muy importante la decisión que está por tomar el presidente Mujica. No es una cuestión de patriotismo; es una cuestión de mensajes y seguridades a los inversores. Y si a eso le sumamos lo que pasó con el Royal Bank of Canada (RBC) y los comentarios de algunos integrantes del gobierno, se termina viendo que las decisiones que están tomando afectan el clima de certeza y seguridad jurídica que debe tener la economía del Uruguay, y más en esta situación de cambio en la escena internacional, donde los capitales empiezan a encontrar lugares más atractivos. Se pone en riesgo el trabajo de los uruguayos.
—¿Le sorprendió lo que pasó con el RBC?
—No me sorprendió porque el 2 de julio hice uso de la palabra en la sesión del Senado alertando sobre la forma en que la Policía ejecutó el allanamiento, con funcionarios argentinos que, dicen, daban órdenes y los trataron como delincuentes. Pero lo mejor fue lo que pasó a las dos semanas: cayeron dos patrulleros, todo el mundo se asustó, y fueron a devolver un celular. Ojo: todos iguales ante la ley y lo que dispone el juez está bien, pero esa forma de proceder en una entidad que está abierta, con funcionarios argentinos... Y la reacción del gobierno fue un desastre: el subsecretario de Economía festejando que se iba un banco del Uruguay. Quizás esa advertencia que hicimos en el Senado, y no le dimos mucha promoción, era justamente un alerta sin crear alarma pública sobre este tema.
—¿No está bien que se investigue un posible caso de lavado de dinero?
—Yo la decisión de la Justicia nunca la comento. Lo que sí alerto es sobre la forma en que se llevó a cabo por parte del Poder Ejecutivo. Además, se manejan con dos varas. En el caso de Cosmo y un aval a una empresa que tenía un director que participó en un tema de lavado en España, no hubo problema, no hubo sanción y en esto interviene la Justicia. Hasta ahora no ha encontrado nada y resulta que festejan el secretario de la Presidencia (Homero) Guerrero o el subsecretario (Alejandro) Antonelli. Es peligroso cuando se suman elementos de este tipo. A esto se agrega el tratado de información tributaria con Argentina. Nosotros, el 1º de marzo de 2015 lo vamos a dejar sin efecto. El tratado tiene una cláusula final que dice que cada país puede darlo por terminado con seis meses de anticipación. Si tenemos todos estos temas con Argentina pendientes, no es bueno tener este tratado con ellos. El tratado tiene dos partes: se da la información tributaria pero también establece normas para evitar la doble imposición. Las normas para evitar la doble imposición significan que un argentino que paga un impuesto en Uruguay sobre un bien en Uruguay lo paga acá pero no paga allá por eso mismo. La DGI argentina no reglamentó la forma de evitar la doble imposición. Nosotros damos la información pero el ciudadano argentino no tiene reglamentado cómo ejercer ese derecho. Y con el tratado que está a estudio en el Parlamento con Brasil es peor: se le da información tributaria pero no se exige una cláusula para la doble imposición. Lo del RBC, el Tratado, UPM, el discurso de buena parte del gobierno contra los inversores, ¿qué mensaje le están dando al ingreso de capitales? Es raro, porque es contra algunos inversores. Se defiende a Montes del Plata y a Aratirí, pero no de la misma forma a UPM o a inversores uruguayos. A Aratirí le vamos a dar U$S 1.000 millones de exoneración de impuestos, cuando es una industria extractiva. A Montes del Plata le firmaron un contrato confidencial y no le cobramos impuesto al patrimonio, cuando es el mayor concentrador de tierras, aunque si hay que establecer condiciones para que vengan al país a mí me parece bien. Pero hay inversiones nuevas a las que les damos todo y hay otras inversiones a las que no les damos nada. Hay que atraer inversiones nuevas pero cuidar al que ya invirtió.