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El candidato presidencial colorado Pedro Bordaberry asegura que carga con dos “derrotas” que le duelen. La primera es no evitar que su padre, Juan María Bordaberry, fuera procesado por violar los derechos humanos, pese a que cree que había encontrado “al responsable” de algunos crímenes que le imputaban a su progenitor. El segundo “fracaso” es más cercano en el tiempo: el resultado electoral del Partido Colorado en 2004, cuando obtuvo solo el 10% de los votos. “Se sabía que se iba a perder, pero no una derrota de esa envergadura”, dice Bordaberry en el libro “Charlas con Pedro”, del periodista Alfredo García, que será presentado mañana viernes 19 en la Fundación Fucac.
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En el libro, que recoge 15 entrevistas que García realizó a Bordaberry, el candidato asegura que algunas actitudes del ex presidente Jorge Pacheco Areco lo cautivaron y que por eso lo votó. Además, sostiene que su padre, Juan María Bordaberry, puso la papeleta del “No” en el plebiscito del 80, y recuerda algunos momentos difíciles que vivió a comienzos de los 70.
En uno de los encuentros, cuando García le pregunta qué derrota recuerda, el candidato presidencial colorado le responde: “Sentí el fracaso de la defensa en el asunto de mi viejo, lo sentí como un fracaso muy grande”. “Tenía las pruebas. Tenía la palabra de Gonzalo Fernández, de (Rafael) Michelini. (...) Yo creí que eran testimonios importantes como para pararlo. Es muy difícil probar que vos no fuiste. Lo que le imputaron a mi viejo es que era el presidente, y que siendo presidente tenía que saber. Entonces Mujica, siendo presidente, ¿tiene que saber lo que hizo un policía en Santa Catalina? No. Entonces la mejor forma de zafar en ese caso es encontrar al responsable. Y yo creí que lo había encontrado”.
Al momento de su muerte —ocurrida en julio de 2011— pesaba sobre Juan María Bordaberry un pedido de condena de prisión por el delito de coautor en la muerte de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y de Rosario Barredo y William Whitelaw, hechos ocurridos en 1976. En febrero de 2010 fue condenado por 11 crímenes realizados en los casi tres años que él estuvo al frente de la dictadura. La jueza penal de 7º Turno, Mariana Mota, procesó a Bordaberry como “coautor” de nueve delitos de “desaparición forzada”, dos delitos de “homicidio político” y por primera vez por “atentado” a la Constitución de la República.
En el libro, García le señala a Bordaberry que fue “ingenuo” al pensar que su padre no iría preso. “Yo tuve esa discusión con él —responde el candidato—. Me dijo: ‘Esto no lo para nadie, ni el mejor abogado’. Él no quería contratar abogados. Tuvimos esa discusión. Al final armé un equipo muy bueno que hizo un trabajo formidable, porque obtuvo tres sentencias de primera instancia favorables”.
El fracaso más reciente.
Otra derrota que señala Bordaberry en una de las entrevistas es electoral y se refiere al resultado de 2004. “Sentí la del 2004, estando en el gobierno, como una gran derrota, la derrota electoral”.
En otro tramo del libro, Bordaberry es consultado por el plebiscito del 80, una convocatoria de los militares que buscó legitimar su gobierno. El “No” a esa reforma triunfó. En su respuesta, reitera algo que ha dicho públicamente: que votó en “blanco” en ese plebiscito. No obstante, añade que su padre apoyó el “No”. “La verdad es que no la tenía clara. Esa es la verdad”, reflexiona.
“Hay una parte de la historia que la gente no conoce; el primer proscripto por los militares fue mi viejo. Después le intentaron levantar la proscripción, y mi viejo se negó. Dijo: ‘Ustedes no tienen potestad para proscribirme’. El viejo era vasco. Tenía que firmar la notificación de que le levantaban la proscripción. Nunca la firmó. Al final, le mandaron telegrama colacionado a la casa, notificándole”, añade.
Luego, Bordaberry dice que votó en las elecciones internas de 1982, aunque no sabía con precisión si lo hizo por Julio María Sanguinetti. En las nacionales de 1989 y 1994 lo hizo por Pacheco. Ante la pregunta respecto a qué veía en Pacheco, Bordaberry responde: “Quizá me motivó votarlo lo que le pegaban. Quizás también me motivó que Pacheco en el gobierno de Lacalle tuvo ese gesto parecido al de Ferreira y al de Seregni, de poner primero al país. (...) No solamente hay que decir las cosas, sino hacerlas. A mí me cautivó de Pacheco esa actitud”.
En otro tramo del libro, Bordaberry dice que el ex presidente Tabaré Vázquez le hace acordar a Pacheco por esa “forma como lejana de atender la cosa política”.
En cuanto a cómo vivió las elecciones en las que ganó su padre, Bordaberry —con 11 años en ese momento— sostiene que no recuerda mucho, salvo que tenía con sus hermanos “muy limitados” los movimientos. “La llamaban a mi abuela y le decían: ‘Tenemos en la cárcel del pueblo ocho camas para sus ocho nietos’”.