—¿Como cuáles?
—El otro año, el 28 de diciembre sacaron el ajuste por inflación faltando tres días. Eso significó para muchas empresas públicas y para muchas empresas privadas un ajuste complicadísimo. En marzo, entre gallos y medianoches, el Ministerio de Economía sacó un decreto para los bancos por el cual mediante la modificación de determinadas normas le compensaba lo que perdían por ajuste fiscal. Ahora, si eso lo sacaban por ley el Frente Amplio no se lo votaba. Están las normas de vivienda que sacaron en octubre, referido a que a todos los proyectos de más de U$S 15 millones, es decir el gran constructor, le dan un beneficio, pero al que está haciendo su casita, a ese no le dan nada. Me parece que va a jugar mucho con ese tipo de normas. Y después usarán las tarifas públicas como las están usando ya.
—¿Cree que la oposición incidirá más con esta nueva realidad en Diputados?
—Hay que verlo. No creo que en el Partido Colorado haya gente dispuesta a votar impuestos. Pero eso va a significar para cada partido mucho trabajo en la interna.
—Pero más allá del aumento de impuestos, en esta Rendición de Cuentas tienen que incluir gastos que habían sido postergados.
—Está bien, pero el gobierno tiene un lío muy grande con su déficit fiscal y sabe que no lo puede cumplir con sus metas, se lo dijimos todos. Creo que la economía está a marcha forzada, no admite que le bajes un cambio. ¿Y por qué? Porque el ajuste fue tarifas y más impuestos y no el gasto interno del Estado.
—¿Le parece que la próxima Rendición de Cuentas debería ser gasto cero?
—Aumento de gasto cero, sí. Si hay aumento de gasto, hay que ver de dónde sale el dinero. ¿Y si no se le votan nuevos impuestos de dónde lo van a sacar?
—Una de las discusiones será seguramente llegar al 6% del PBI para la educación.
—Pero Mujica dijo que no. Creo que el Frente Amplio ha sido un especialista en llamar a las cosas de distinta forma. Déficit fiscal es consolidación; largaban los presos y lo llamaban humanización. Algún nombre le van a inventar. Le ponen más importancia al nombre que a otra cosa. Pero lo veo difícil, van a tener que agudizar el ingenio. El déficit lo van a atacar con las tarifas públicas, no tienen otro camino. Y si el déficit lo atacan con las tarifas públicas, y para eso no necesitan pasar por el Parlamento, hay que ver si el Parlamento en Diputados le permite a Economía e Industria seguir aumentando las tarifas. Pero no le veo salida política, salvo que alguien haga un cambio. Tampoco le veía salida al presupuesto para obras de Montevideo y Novick se lo votó de aire a Daniel Martínez. De repente hay alguien que haga eso, pero no lo veo con muchos ya largados a una campaña electoral a correr el riesgo político.
—¿Cree que hay riesgo de que el proyecto no se apruebe?
—No sé, puede ser. Me parece que el gobierno no se la va a jugar, seguirá con lo mismo que hay hasta ahora. De repente esa es la jugada del gobierno, dicen que quisieron cumplir con las metas y no le votaron los gastos. La oposición dice: “Te voto los gastos pero no el aumento de impuestos”.
—¿Se puede hablar que hay una mayoría en la Cámara de Diputados?
—No. Creo que en esto hay que ser muy cuidadoso. Vi que Lacalle habló de la Rendición de Cuentas y de lo que se va a hacer. Creo, con todo el aprecio que le tengo al senador Lacalle, que él no representa a toda la oposición, representa al Partido Nacional. El Partido Colorado tiene que buscar sus propios acuerdos, tiene muchos grupos, pero aparte está Unidad Popular, el Partido Independiente y los diputados de Novick. Me parece que decir: “Ahora yo represento a toda la oposición” es un error. Yo no lo digo. Es una oposición heterogénea, tan heterogénea como lo es el oficialismo.
—¿Es posible generar una coordinación entre la oposición?
—En los hechos ya tenemos una coordinación en el Senado. Y en Diputados hay que hacerlo. Las coordinaciones no son decir que ahora hacemos todo juntos. Las coordinaciones son a partir de cosas en las que coincidís y sabiendo que en las que no coincidís no te vas a pelear. Siempre hay matices, y la política es eso: que tu posición la tenés que mover para que las cosas salgan. El Partido Colorado y el Partido Nacional tienen más horas de vuelo para encontrar rápidamente puntos de encuentro, pero creo que los tenemos con el Partido Independiente. Con Novick no lo sé, porque todavía no tiene propuestas.
—Y Novick ya lo sorprendió con el apoyo a Martínez…
—Y con el tema de la seguridad. Él de entrada apoyó a Bonomi, en la primera reunión por seguridad que hubo (en Presidencia de la República). Después cambió. No digo que Novick vaya a estar con nosotros o el Frente Amplio, pero existe la posibilidad, hay dos antecedentes de que estuvo con el Frente Amplio. Cuando voté la interpelación a Bonomi, el senador (Daniel) Bianchi, que está con Bonomi, se fue de sala.
—En el transcurso de 2016, usted dijo que a fin de año o a principios de 2017 iba a resolver su futuro político. ¿Tomó una decisión?
—El Partido Colorado necesita muchos candidatos, necesita otras opciones más allá de la mía. Yo probé las ultimas dos veces. Mi estrategia o mi política en este año y medio o dos fue dejar espacios para que surjan esas candidaturas. El primer año no pasó nada, el año pasado en los primeros seis meses no pasó nada, salvo que algunos se fueron de Vamos Uruguay. En el segundo semestre, pero sobre todo al final del año, empezaron a haber movimientos interesantes: el grupo que hicieron Viera, Pasquet, Conrado Rodríguez empezó a trabajar con fuerza. El propio José Amorín empezó a trabajar con fuerza; después de la muerte de Batlle se juntó un grupo de personas muy interesantes (Luis Mosca, Lucio Cáceres, José Villar, Martín Aguirrezabala, Luis Hierro, Sanguinetti) y dijeron que iban a recorrer el país, lo que me parece interesante; está Fernando Amado, Nicolás Ortiz; está la expectativa que tenemos con Ernesto Talvi. El partido está procesando su renovación. Adentro de Vamos Uruguay hay dos o tres grupos que se están moviendo. Entonces cuando esa estrategia empiece a germinar no me puedo aparecer y lanzarme yo. Me parece que hay que dejar crecer.
—Pero si su nombre es solución…
—No, la solución son los mejores nombres, no el mío. Tengo la tranquilidad de que cuando el partido estaba en el 9% me largué a trabajar con toda mi fuerza, y sigo trabajando en el Parlamento por mi país y mi partido. Quiero ver que eso germine, crezca y que asuman responsabilidades. El Partido Colorado tuvo dos liderazgos muy fuertes (Sanguinetti y Batlle), pero eso hizo que no se jugara la gente a trabajar sus grupos y liderar. Algunos van a cuajar y otro no, pero es necesario que se fortalezcan.
—¿Pero que usted no resuelva no es contraproducente para Vamos Uruguay?
—Y bueno, será contraproducente para mí pero a favor del partido. Yo siempre dije: primero el país, después el partido, después el sector y después yo. Yo prefiero estar en un sector que tenga la mitad del 25% a que tenga el 75% del 13 o 17%.
–Entró tarde en la política, tiene dos candidaturas a presidente arriba. ¿Hoy está cansado de esta actividad?
—No, no estoy cansado de la política. Estoy disfrutando como pocas veces el trabajo parlamentario. Los primeros cinco años los sufrí, me costó adaptarme. Había estado en Ministerios y fui al Parlamento y me aprobaron dos leyes: una fue crear el observatorio ambiental nacional y otra ponerle el nombre a un puente. ¡En cinco años! Ahora me he dedicado a hacer aportes hasta en proyectos con los que no estoy de acuerdo y se pueden mejorar. Pero hay que tener autocrítica. ¿Soy la persona para hacer el aporte? ¿Vamos a hacer lo mismo que hicimos las últimas dos veces?
—¿Tienen que cambiar para la próxima elección?
—Por lo menos el partido tiene que tener muchos candidatos. Las últimas dos veces tuvo dos grupos y no anduvo. ¿Vamos a hacer lo mismo? ¿Vamos a ver si salvamos el 10%, el 15% para ver si salvamos 4, 5 o 6 senadores? No, pará. Vamos Uruguay tiene que ser menos pedrodependiente, los partidos no pueden depender de una sola persona.
—Hace pocos días el diputado Guillermo Facello lo criticó en Radio El Espectador de una manera similar a la que lo hizo Guillermo Stirling el año pasado. Sostuvo que usted es un gran legislador pero no fue un buen líder político.
—Qué les voy a decir. Tanto Stirling como Facello creyeron en mí mucho y ahora creen en otra persona (por Novick) y de eso se trata la democracia. A Stirling no le voy a contestar porque le tengo un gran aprecio a su señora, Ana, y a sus hijos, Felipe, Diego. Nunca van a ver, por más que me duela, que les voy a contestar. Espero que a Guillermo le vaya bien y lo felicito por la familia que tiene. ¿Y a Facello qué le voy a decir? La única discrepancia que tuve con él fue que él sostenía que había que apoyar a Novick y yo decía que no, que nos habíamos comprometido con Ney Castillo. Yo cumplí mi palabra.
—¿Por qué Novick está ganando el espacio que está ganando?
—Uno es la novedad, que siempre paga. En segundo lugar la billetera. Alcanza ver la publicidad en la televisión y la vía pública, eso cuesta cientos de miles de dólares. Esas dos cosas le dan mucha visibilidad. No creo que sean sus propuestas, porque no las conocemos.
—¿Le genera algún resquemor que pese tanto la billetera?
—No me acuerdo quién decía que billetera mata galán. Espero que en el Uruguay la billetera no le gane a la profundidad de la política. Se murió Zygmunt Bauman y él decía que la política está en retirada y los payasos llegan al poder. No digo que Novick sea un payaso, pero Bauman cuando profundizaba en el concepto decía que los políticos del tipo burocrático que analizan y proponen están en retirada y los que dominan son quienes dominan las reglas del infoentretenimiento, los que saben meterse en la grilla de atención, como Donald Trump. Espero que eso no pase en el Uruguay, que los uruguayos no se dejen engañar por quien tiene más dinero, sino que voten por quien tiene más capacidad para gobernar.
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Información Nacional
2017-01-19T00:00:00
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