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La Sociedad Uruguaya de Cardiología (SUC) y la Cátedra de Cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) le están dando un nuevo impulso a su vieja pretensión de que el Fondo Nacional de Recursos (FNR) incluya entre las técnicas que financia las de electrofisiología cardíaca, como las ablaciones por catéter, los estudios electrofisiológicos y la totalidad de los implantes de marcapasos y cardiodesfibriladores.
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“Estamos presionando para que este tema esté incluido en la canasta”, dijo a Búsqueda el presidente de la SUC, Juan José Paganini. Según este cardiólogo, el tema ya está a estudio del FNR y el Ministerio de Salud Público (MSP) manifestó su interés.
El reclamo de los médicos tiene al menos 15 años. En la anterior administración, cuando Jorge Basso estaba al frente del MSP, hubo movimientos para que estas técnicas fueran incluidas en el Plan Integral de Atención a la Salud (PIAS). Las tratativas se estancaron, según indicaron a Búsqueda fuentes médicas, porque las mutualistas pedían para ello “un incremento de las cápitas”. Por eso, ahora la cartera retomó el camino pero por la vía del Fondo.
Recursos de amparo
“Si vos vas a una emergencia y te detectan apendicitis, te suben al quirófano, te operan de una y te curás. Si vos tuvieras un flutter, que es un tipo de arritmia, también habría que subirte, hacerte una ablación y listo. Pero en lugar de eso te tratan con medicación y, en todo caso, se pide que te practiquen la técnica mediante un recurso de amparo”, indicó a Búsqueda el médico Alejandro Cuesta, encargado del Servicio de Arritmias del Hospital de Clínicas.
Según un pedido de acceso a la información pública que el propio Cuesta realizó en enero de este año, en 2022 el MSP debió financiar 45 procedimientos de ablación –tratamiento que consiste en quemar quirúrgicamente las estructuras cardíacas causantes de las arritmias– luego de perder recursos de amparo. Este es invariablemente el fallo de la Justicia. Todos estos procedimientos, realizados en centros privados, costaron unos $ 15 millones. El monto total da un promedio de $ 333.000 cada ablación, aunque, según el centro, el abanico de precios es grande: va de $ 70.000 a $ 670.000.
Las técnicas de electrofisiología cardíaca no están hoy totalmente ausentes del FNR. Con los marcapasos –dispositivos que permiten un correcto ritmo cardíaco– los profesionales no tienen mayores reparos con la cobertura ya existente. “Con los desfibriladores no se cubre en todas las situaciones, por lo que siempre estamos haciendo recursos de amparo”, dice Cuesta.
Esto provoca lo que a su criterio son “sinrazones”: “Para ponerle a un paciente con corazón dilatado un desfibrilador –que detecta un latido rápido y actúa electrónicamente para corregirlo–, por dar un ejemplo, se me pide un estudio electrofisiológico. Y la paradoja es que los prestadores no están obligados a hacer ese tipo de estudios”, señaló.
Ni los estudios ni las ablaciones están solventados por el sistema, subrayó.
Universalidad
La cobertura universal permitiría a los usuarios del sistema de salud un fácil acceso a estas técnicas que, tal como una operación de apendicitis, curan en la mayoría de los casos las arritmias intraventriculares. No suelen ser situaciones inminentes de vida o muerte, precisó el médico, pero el tratamiento por fuera de estos procedimientos obliga al paciente a asistir a las emergencias “cada tres o cuatro meses”.
A criterio de Cuesta, la “falta de lobby” por estas técnicas, a diferencia de lo que pasa con otras patologías que incluso tienen asociaciones de pacientes, más el hecho de que sean “procedimientos curativos”, han conspirado contra su inclusión en el FNR o el PIAS. “Vos como paciente y yo como médico la peleamos, hacemos recursos de amparo, o interviene la Caja de Profesionales, o interviene tu gremio y te apoya, se te hace la ablación, te curás y nunca más tocás el tema. ¡Son problemas ideales para fomentar el individualismo!”, dijo.
Distinto es el caso de las personas dializadas, de los pacientes oncológicos, “que tienen enfermedades que deben arrastrar de por vida”, agregó.
Según datos que maneja la SUC, en Uruguay tendrían que hacerse entre 1.300 y 1.400 ablaciones por año. Sin embargo, se practican entre 300 y 400. “La arritmia no será un problema de riesgo vital en lo inmediato, pero tiene una carga de morbilidad enorme. El que no se hace una ablación tiene que pagar medicación por años. La que no tendría que ser una enfermedad crónica lo termina siendo. Además, si te tratás con milrinona (un medicamento inhibidor muy utilizado en patologías cardíacas), por ejemplo, en unos años podés tener hipotiroidismo como efecto secundario. Ni te digo los costos generados por certificaciones laborales o ingresos al CTI”, indicó Cuesta.
Que las técnicas de electrofisiología sean incluidas en el FNR, y con ello ser de acceso universal, depositaría la culpa de la falta de tratamiento en los médicos y no en el sistema. “Si yo tengo un paciente con arritmia y no sé si lo cura una ablación, ahí la falta es mía. Pero si no tengo esa opción, y no puede pagarse la técnica, lo único que hago es pilotearlo a pastillas”, concluyó el médico y docente.