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    Catarsis domésticas

    Netflix estrenó Hecho en casa, una antología de cortometrajes en la que el director chileno Pablo Larraín reunió a 18 cineastas

    Se llama Quibi y se lo considera uno de los últimos grandes fracasos en la industria del entretenimiento. Su premisa, impulsada por el exejecutivo de Disney y Dreamworks, Jeffrey Katzenberg, era lo suficientemente atractiva como para reunir US$ 1.750 millones en su financiación y anunciar a Steven Spielberg, Guillermo Del Toro y Reese Witherspoon como los talentos detrás de su programación: contenidos originales de 10 minutos en una plataforma de streaming para teléfonos capaz de hacerle frente a YouTube, TikTok y Netflix.

    Quibi fue lanzada en Estados Unidos en abril. En mayo, Katzenberg categorizó a la crisis sanitaria y económica del Covid-19 como el principal responsable de la decepcionante recepción de la plataforma de video.

    Pese al fallido intento de revolucionar Hollywood desde los celulares, su intención al apostar a programas de una duración breve anuncia una tendencia futura en las plataformas. Prueba de ello es Hecho en casa de Netflix, una antología de cortometrajes realizada por The Apartment Pictures y Fábula, productora del cineasta chileno Pablo Larraín, director de, entre otras, Jackie, No y El Club.

    Para Hecho en casa, Larraín y su hermano, el productor Juan de Dios, convocaron a 17 directores de renombre con el objetivo de reflejar la experiencia de la cuarentena en piezas breves. Las historias debían ser filmadas con el equipo y los materiales que los autores tuvieran en sus hogares. Entre los convocados se encuentran Paolo Sorrentino ( La grande belleza), David Mackenzie (Sin nada que perder), Nadine Labaki (Cafarnaum), Sebastián Lelio (Una mujer fantástica) y las actrices Kristen Stewart y Maggie Gyllenhaal, aquí detrás de cámaras.

    Netflix señala que los cortos pueden verse en cualquier orden. Es difícil debido a la experiencia de uso de la plataforma y su popularización del acto de “maratonear” y resistirse al orden en el que los 17 trabajos fueron ordenados. El corto inaugural, filmado en el departamento parisino de Clichy Montfermeil por el director Ladj Ly, es un preámbulo a la experiencia total de la serie. Ly muestra a un estudiante lidiar con el tedio del encierro. El aburrimiento se detiene gracias a un dron, capaz de llevar al joven a lo largo de París y hacia pequeños atisbos de la vida de sus cohabitantes.

    Dada sus capacidades y presupuesto, Netflix y el equipo liderado por los hermanos Larraín fueron capaces de adelantarse al aluvión de ficciones y documentales centrados en la pandemia que surgirán, de forma inevitable, en los años venideros. En su cortometraje, Ly, director de la premiada Les Misérables (2019), decidió salir de los límites de su confinamiento. La premisa de reconexión entre el artista y su arte —narrar mediante una cámara— se vuelve también un ejercicio de voyeurismo de una parte de la élite mundial del cine.

    Mientras Sorrentino causa risas y hasta cierta ternura con su relato Voyage au bout de la nuit, que propone un encuentro entre unos muñecos del papa Francisco y la reina Isabel II, se hace difícil no admirar las baldosas de la piscina de su hogar en Roma. Algo similar sucede con el cortometraje de Rachel Morrison, directora de fotografía de la taquillera Pantera Negra de Disney. Morrison narra un mensaje dirigido a uno de sus dos hijos sobre una sucesión de imágenes capturadas en su casona en Los Ángeles, muy cercana a paisajes naturales californianos de ensueño.

    La situación socioeconómica de los directores elegidos no debería condicionar la recepción de su obra, pero ¿cómo concentrarse en la narración en formato musical del cineasta chileno Sebastián Lelio cuando su cortometraje también nos muestra su envidiable mobiliario? La promesa publicitaria del producto (“Sin presupuesto. Sin equipos. Solo creatividad”) se torna frívola si la tomamos como un documento de las inquietudes creativas de artistas consagrados, sobre todo en un momento histórico tan problemático.

    Hecho en casa encuentra pasajes inspirados en los nombres más ignotos por estos lares. El cineasta chino Johny Ma hizo el mejor de los cortometrajes de la serie. En una pieza bien breve (algo que varios de sus colegas, incluido Larraín, no supieron aprovechar), Ma decide cocinar los dumplings que su madre le preparaba en su infancia mientras se encuentra en cuarentena junto a su pareja, suegros e hijastros en Jalisco (México). El realizador se topa no solo con una introspección nostálgica sobre el vínculo maternal, sino que encuentra la forma de construir imágenes ambiciosas en un ambiente rústico como la granja en la que habita.

    Bajo un registro diferente al de Ma, su colega alemán Sebastian Schipper también se alza con uno de los cortos más creativos. Condenado a una rutina de teletrabajo, experimentación culinaria y ocio adictivo a los videojuegos, Schipper puebla su casa con versiones de sí mismo, provocando una interacción tan incómoda como entretenida. Una prueba ferviente de que a veces, en el cine, menos es más.

    Kristen Stewart y Maggie Gyllenhaal, las dos estrellas de Hollywood que aquí se prueban como directoras, también salen airosas. Gyllenhaal se apoya en la actuación de su esposo, Peter Sarsgaard, para dar forma a un corto sombrío con tintes de ciencia ficción y un buen (aunque probablemente caro) uso de efectos especiales. La carrera de Stewart, en tanto, hay que seguirla con más atención. No solo es una de las actrices jóvenes más interesantes, sino que aquí también demuestra cierta sensibilidad para contar una historia no tradicional, impulsada por un dominio de las expresiones faciales.

    Hecho en casano es la primera incursión de Netflix en los cortometrajes. Por allí se encuentra la antología de cortos animados Love, Death & Robots. Pero mientras que la animación se mantiene como un medio de nicho en el cine, con la cuarentena Netflix encontró la excusa para apelar a una narración internacional de un mayor atractivo. El resultado, si bien es desparejo, es valioso como souvenir de un hecho sin precedentes en este siglo.