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“Eran diez pibes que fumaban faso, cuando en Uruguay apenas se conocía el aroma de la marihuana”, recordó Rubenson Silva, diputado por el Frente Amplio de Rivera. Los adolescentes militaban en la juventud del Partido Socialista del departamento; como Uruguay recién había recuperado la democracia tenían interés por la política. Pero Silva, por entonces presidente de esa colectividad, vio que los muchachos llegaban siempre drogados y eso distorsionaba las reuniones. Además los demás militantes conocían poco sobre la marihuana y tenían prejuicios al respecto. Por eso tomaron la decisión de expulsarlos, a pesar de que los diez jóvenes querían que la legalización de la marihuana fuera discutida en la juventud socialista. La anécdota fue recordada por el legislador en la sesión de la Cámara de Representantes de ayer miércoles 31, donde el Parlamento uruguayo aprobó un proyecto de ley de regulación del mercado de marihuana, que legaliza su autocultivo y faculta al Estado a producir y vender esa droga.
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El legislador oficialista reconoció, consultado luego por Búsqueda, que fue necesario “hacer un clic” y “abrir la cabeza” por ser un tema que preocupa a la sociedad. “Se trata de derechos, de atender problemas de salud, seguridad y dar garantías”, argumentó en sala. Con esa línea y el eslogan “la guerra contra las drogas está perdida”, los legisladores del partido de gobierno trataron de convencer primero a sus 50 parlamentarios y luego a sus colegas de la oposición para que acompañen el proyecto de ley.
Fue la primera vez desde que la izquierda está en el gobierno con mayoría parlamentaria, que una votación mantuvo la incertidumbre por su resultado. Es que el representante de Maldonado, Darío Pérez (Liga Federal), anunció su rechazo al proyecto en los meses previos. Eso obligó a la bancada oficialista a negociar el “voto 50”, pero a pesar de ello el legislador decidió “llamarse a silencio” hasta el momento que le tocara hablar durante la sesión, donde luego de criticar la norma anunció que su “amor frenteamplista” lo terminó de convencer para votarla.
Después de 12 horas de discusión el proyecto fue aprobado en general solo con los votos de la coalición de izquierda. Los diputados del Partido Nacional, Partido Colorado y Partido Independiente no levantaron su mano: algunos obligados por su partido, otros convencidos de que se está cometiendo “un error histórico” por “resignarse” a luchar contra el narcotráfico y enfrentar los problemas de drogadicción. Sin embargo varios artículos vinculados a temas de salud y prohibición de publicidad recibieron el apoyo de legisladores de todos los partidos.
“Bosta” con ley.
“Si me obligan a votar por disciplina partidaria van a perder el tiempo”, había advertido Darío Pérez a Búsqueda a comienzos de abril (Nº 1.707). Además aseguró que no tenía problemas en ir al tribunal de conducta política para ser sancionado, porque consideraba que votar la ley que regula el mercado de marihuana sería “aceptar por bueno a la falopa (droga)”.
Pero las presiones de su fuerza política y varias horas de negociación lo llevaron a darse vuelta. Sin embargo mantuvo en expectativa hasta el último momento a sus compañeros de bancada. Después de más de nueve horas de discusión el legislador rompió el silencio y dijo que votaría la ley.
A pesar de eso remarcó su rechazo y señalando el techo de la sala donde está plasmada la famosa frase del prócer uruguayo José Artigas: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”, dijo que este es un tema para que lo decida la sociedad en una consulta popular.
“La marihuana es una bosta, es enemiga del estudiante. Lo importante es que es una bosta con o sin ley. Y va a seguir pasando a pesar de nosotros. Yo la critiqué y voy a seguir criticando la génesis del proyecto”, aseguró en su argumentación, con la voz entrecortada y con lágrimas.
Opinó que se trata de un proyecto de ley “de los más importantes de la legislatura” por ser un “cambio de paradigma”. Pero remarcó que tiene 50% de ser un éxito y 50% de ser un fracaso. “Es una elaboración teórica. No sabemos qué puede pasar”, admitió.
También explicó que en las negociaciones consiguió mejorar el proyecto y le contemplaron un “85%” de sus planteos. Pero aún le quedaban dudas. Por eso después de días de reflexión logró convencerse: “15% de cosas que no obtuve en el proyecto son las que me hacen correr la suerte de mis compañeros”, justificó.
El silencio en la sala fue absoluto. Sus compañeros se mantuvieron serios. Ni siquiera lo miraban. Cuando terminó, el único que se acercó fue el frenteamplista Doreen Ibarra. Él también había manifestado su rechazo a la ley, pero aclaró que acataba el mandato de su bancada. Lo abrazó fuerte y Pérez se fue de sala. En el ambulatorio se desahogó y cuando fue abordado por periodistas remarcó sus argumentos. Ahora con más lágrimas en los ojos. “¿Va a juntar firmas si se impulsa una consulta popular?”, le preguntó un cronista. “No sé. Me estás apurando… y la emoción es muy grande ahora. Perdoname”, comentó y entró de vuelta a sala.
Espantar fantasmas.
La propuesta de regular el mercado de marihuana entró en el Parlamento con un proyecto de autocultivo del diputado blanco Luis Lacalle Pou en 2010. Varios legisladores oficialistas redactaron una propuesta similar con algunas correcciones. Pero el enfoque del debate dio un fuerte giro tras la propuesta del Poder Ejecutivo —a mediados de 2011— de que el Estado regule y controle la producción y venta.
Ese proyecto de artículo único fue rechazado por el Parlamento por unanimidad en la Comisión de Adicciones, que redactó una nueva propuesta de 44 artículos.
El diputado frenteamplista Sebastián Sabini, que presidió la comisión tratante, indicó que lograron articular un proyecto de ley “garantista” que no promueve el consumo sino que lo regula y busca atender los problemas de adicciones y quitarle mercado al narcotráfico. “Hay que espantar los fantasmas que se generan en muchas argumentaciones”, subrayó en su defensa, y remarcó que quitar al consumidor de marihuana de las “bocas de ventas” ilegales apunta a quitarle clientes de pasta base a los narcos.
Uno de los elementos que promueve la ley es la creación del Instituto de Regulación y Control de Cannabis (IRCCA). Este será el encargado de dar las licencias para producir y vender, además de realizar los registros de consumidores.
Sabini hizo un paralelismo con el “instituto del vino” que es el encargado de controlar la calidad de las bebidas. “Si eso funcionó muy bien, pasará lo mismo con este instituto que creamos. Además, producir vino es mucho mas complicado que producir marihuana”, aseveró.
El proyecto de ley faculta el “control y regulación del Estado de la importación, producción, adquisición, almacenamiento, comercialización y distribución” de la sustancia. Allí plantea dos escenarios: el suministro de la droga por parte del Estado, y la regulación del autocultivo de marihuana para que las personas, con un previo registro puedan cultivar la planta para consumo propio.
La norma en discusión habilita la creación de clubes de personas para cultivar marihuana de forma conjunta, estos deberán solicitar la autorización correspondiente y obtener una personería jurídica con un mínimo de 15 y un máximo de 45 socios; todos ellos registrados ante el Estado.
A su vez define la tenencia máxima de marihuana que una persona puede tener en 40 gramos y las farmacias serán facultadas como puntos de venta. Las personas no podrán comprar más de 40 gramos por mes. El proyecto prohíbe “cualquier tipo de publicidad” de productos de marihuana, incluyendo las campañas vía correos electrónicos.
“Autoeliminarse”.
Desde la oposición se criticó con dureza la propuesta. El blanco Gerardo Amarilla dijo que el Parlamento “está jugando con fuego” al votar una norma de este tipo. “Con este mensaje le decimos a la sociedad que puede autoeliminarse”, afirmó.
En el mismo sentido el colorado Richard Sander dijo que nunca consumió drogas y ese es el mensaje que busca darle a sus hijos y a “todos los uruguayos”. “No se necesita ningún tipo de droga, para ser feliz. Ni cigarrillo, ni marihuana ni ningún pegamento. Además si hoy el Estado no puede controlar que los menores consuman alcohol, ¿alguien piensa que van a poder controlar que no fumen marihuana? ¿O que se controle que nadie plante sin registro y venda? Pensar eso es un disparate”, remarcó.
La nacionalista Verónica Alonso recordó varias frases del presidente de la República, quien pidió a sus legisladores que no voten un proyecto si la sociedad no está a favor.
“Si la mayoría no está de acuerdo nos vamos al mazo. Muchachos no me voten una ley porque tienen una mayoría en el Parlamento. La mayoría tiene que estar en la calle”, citó la legisladora al primer mandatario. Allí recordó que la ultima encuesta de la consultora Cifra divulgada el lunes 29 mostró un 63% de rechazo al proyecto.
El socialista Julio Bango le respondió que nadie reniega de las encuestas pero es importante mirarlas en perspectiva. Allí recordó que hace 10 años el apoyo de la sociedad a liberalizar la marihuana era “solo de un 4%; hoy estamos en un 26%”, dijo.
La disciplina partidaria fue criticada desde todos los partidos. Los colorados y blancos acusaron al Frente Amplio de no dejar en libertad de acción a Darío Pérez que está en contra de la propuesta. Desde el oficialismo respondieron que los colorados aplicaron “el lineazo” para que dos de sus diputados no acompañaran el proyecto.
Los colorados Aníbal Gloodtdofsky y Fernando Amado manifestaron su intención de votar pero su líder sectorial Pedro Bordaberry se los impidió. “El consumo es un acto de libertad sobre el que no puede intervenir poder alguno en tanto no comprometa la libertad de terceros o genere alarma pública. Lo que cada uno hace en su alcoba es problema de cada uno”, dijo Gloodtdofsky.
En una postura similar, el representante del Partido Independiente, Daniel Radío, dijo que estaba de acuerdo con la iniciativa en un 80% si bien no la votaría. “Tenemos un sistema perverso que nadie se anima a hincarle el diente. Agitamos cucos y fantasmas de cosas horribles. Hay un problema, las drogas se consumen en todos lados ¡Está pasando, viejo! ¡Abramos los ojos!”, dijo con firmeza y golpeando su escritorio con el puño.
Con la discusión de esta ley, Uruguay se colocó en las primeras planas de los principales medios de prensa internacional. La sala de la Cámara de Diputados se colmó de fotógrafos que desbordaron las instalaciones como no ocurrió con la ley del matrimonio para homosexuales o la despenalización del aborto. “La Cámara de Diputados de Uruguay aprueba legalizar la marihuana”, fue el titulo principal de “El País” de Madrid en la noche de ayer.