Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que Bouvier concedió a Búsqueda.
—En julio de 2020 se concretó la creación del Ministerio de Ambiente, un antiguo reclamo. ¿Cómo definiría la situación? ¿Qué cambios trajo esa creación?
—Puso las políticas ambientales al mismo nivel de las demás políticas públicas. Eso es un cambio sustantivo, una estrategia y una mirada del Poder Ejecutivo. El ministerio empieza a consolidarse y a sentarse en la misma mesa que los demás. Durante este tiempo hubo que hacer un trabajo que a veces no se ve, pero que es arduo: la estructura organizativa. Estás creando un ministerio y tenés que sentar las bases de algo que es hacia donde va el mundo. Eso lleva tiempo y dedicación, y hay que hacerlo con los funcionarios, con los demás actores del sistema político, con los demás ministerios. Es alguien nuevo que se sienta en la mesa, y no es fácil porque te sentás con actores que antes no te percibían.
—¿Qué bases considera que quedaron sentadas?
—Estamos en una etapa bastante avanzada de la implantación de la estructura y estamos empezando con los concursos. Hicimos llamados de personal, algunos de los cuales han quedado desiertos porque las remuneraciones que ofrecemos no están acordes al mercado. Eso nos está privando de tener recursos capacitados. Es algo que tenemos que empezar a conversar y trabajar. Los recursos humanos hoy son suficientes, pero el crecimiento del ministerio y su institucionalidad van a ameritar bastantes recursos de alta capacidad técnica. Parte de la nueva institucionalidad implica que los proyectos importantes para el país tienen que incluir a Ambiente desde el punto cero para así trabajar juntos y que después no nos convirtamos en el palo en la rueda. Si arrancamos todos juntos, vamos a viabilizar mucho más el estudio de un proyecto.
—¿Eso requiere de algún tipo de cambio normativo o es una decisión política?
—Requiere mejoras presupuestales, sincerar la propia actividad del ministerio y los desafíos que tiene por delante, y en base a eso incorporar los recursos necesarios.
—¿Cuánto se debería mejorar los recursos presupuestales? En este período de gobierno ya no se darán más asignaciones.
—Fuimos contemplados de alguna manera, pero estamos tratando de consolidar una base de estudio para que el próximo presupuesto refleje más la realidad y las necesidades del ministerio. El primer presupuesto con el ministerio ya constituido va a ser en el próximo período. Tenemos que tener las bases sólidas de qué es lo que vamos a necesitar.
—¿El tema presupuestal es entonces un aspecto que “queda en el debe” de esta gestión?
—Tenemos el presupuesto posible y trabajamos desarrollando nuestras líneas estratégicas con esa base. Para el próximo presupuesto vamos a tener que considerar varios aspectos más.
—Dijo que quedaron desiertos algunos llamados de personal y que identificaron un problema salarial. ¿Cómo piensan seguir? ¿Van a abrir un llamado nuevo?
—Hubo diversos organismos del Estado que llamaron a concurso por la misma especialización y ofrecían diferentes remuneraciones. Hoy no dan los tiempos para hacer un nuevo llamado, son las capacidades que tenemos.
—Cuando asumió en 2022 dijo que daría continuidad a la hoja de ruta que se venía trabajando. ¿Dónde diría que estuvo el foco durante su gestión?
—Cuando asumí, las principales líneas estratégicas ya estaban marcadas y se habían asignado recursos específicos, como los US$ 17 millones para el cierre de vertederos. En base a ese trabajo tratamos de continuar. Pero a su vez, puse el foco en consolidar la institucionalidad del ministerio, crear las fortalezas para que el nuevo actor que hoy se incorpora en todos los sectores —porque hoy hablamos con Economía, con Ganadería y con Industria al mismo nivel— tuviera la solidez institucional para hablar de igual a igual. Eso significa estructura, recursos, tener una estrategia como ministerio que tal vez tenemos que elaborar, porque es un ministerio nuevo. Hay que sentar bases muy sólidas para que haya realmente una política de Estado y que no sea la gestión de un jerarca y que cuando se vaya empecemos de nuevo como políticas refundacionales.
—¿En qué temas cree que deja camino avanzado?
—Ya dejamos lo que es la Dirección General de Secretaría, que es todo lo administrativo y burocrático. Después vamos a áreas como la política de residuos, donde el ministerio ha hecho mucho foco en el cierre de vertederos a cielo abierto, algo muy ambicioso. Todo lo que es residuos (tanto electrónicos, neumáticos, de construcción), algunos en los que estamos incursionando, otros ya resueltos o en estudio. Es una política integral de residuos que tenemos como línea estratégica y que estamos cumpliendo.
—El gobierno busca cerrar todos los vertederos a cielo abierto para 2025. ¿Lograrán cumplirlo?
—Lo principal es poner metas ambiciosas para después esforzarnos a cumplirlas. Estamos trabajando muy bien, hoy tenemos convenio con 13 intendencias en distintas etapas de avance. Es la primera vez que el gobierno tiene una posición clara en esto y colabora con los gobiernos municipales. Cuando recorro el país con los intendentes me dicen que el tema de los vertederos es endémico, que viene desde hace 20 o 30 años hablándose pero nadie le pone el cascabel al gato. Este gobierno y el ministerio fueron fundamentales para que este tema se termine y empecemos a trabajar en la clasificación, en la mentalidad de la población en políticas de reciclaje. Es muy difícil pedirle a la población que tenga una política de reciclaje y clasificación cuando sabe que el destino final no es el adecuado. Si logramos el destino final, es mucho más fácil traccionar hacia atrás.
—Pasada una de las mayores crisis de abastecimiento de agua potable en Uruguay, ¿qué evaluación hace de la gestión del problema?
—Como ministerio, hablamos del problema hídrico desde el primer día. El exministro Adrián Peña asumió en Aguas Corrientes, una señal clara de que teníamos un problema. El proyecto Arazatí se largó a la opinión pública antes de que estuviera en el ojo de la tormenta la crisis hídrica. No es que no había previsiones. Eso apuntaba a solucionar el déficit hídrico en cuanto a la provisión de agua. ¿Qué aprendimos? Lo principal es que el agua no es infinita, algo que teníamos en la conciencia de que en Uruguay no había problemas de agua. También tomamos conciencia de que el cambio climático nos afecta y mucho. Como evaluación, pasamos momentos difíciles y salimos bien, se hicieron las obras que correspondía hacer en el tiempo que correspondía. Hoy estamos mejor preparados, tenemos el trasvase del río San José terminado y tenemos Belastiquí. Hubo soluciones técnicas muy importantes que también mostraron la solvencia técnica que tenía la OSE, lo que nos dio la posibilidad de que en ningún momento se interrumpiera el servicio. Más allá del agua para tomar, estaba el tema del sistema de saneamiento, que podía complicar muchísimo más todo. Eso trató de garantizarse y salió bien. ¿Qué estamos haciendo después de la crisis? Estamos elaborando un protocolo de sequía, es algo que nos propusimos desde el ministerio. Cuando estábamos en pleno proceso vinieron dos expertos, uno de San Pablo y otro de Barcelona, quienes nos asesoraron en que lo principal era trabajar en un protocolo de sequías a efectos de prever cuándo estamos ante un eventual período de sequía y cómo debemos actuar en cada paso. Tenemos un préstamo del Banco Mundial para eso y estamos trabajando también en el control de pérdidas con OSE y en proyectos importantes, como Arazatí.
—¿Hace también alguna autocrítica? Por ejemplo, pasó mucho tiempo desde que bajaban las reservas de agua hasta que empezaron a tomarse medidas de parte del Directorio de OSE. También se tomó la decisión política de mantener la tarifa, pese a que no se estaba proveyendo agua potable.
—Autocrítica siempre tiene que haber. Indudablemente siempre hay cosas para mejorar, pero se actuó de la manera en que se podía en el momento que estábamos viviendo. Estamos hablando de la peor sequía de los últimos 100 años, algo de lo que no había antecedentes. Se actuó de la manera posible y con la sensibilidad con la que tenía que actuar el Estado, que desde el primer momento protegió a las poblaciones más sensibles desde el punto de vista económico y de la salud. Lo del protocolo tiene que ver con eso, con tener un marco de acción para algo que nunca habíamos vivido. Pasamos una sequía con buena nota, en el sentido de que no hubo mayores inconvenientes.
—El derrame de UPM de soda cáustica en el arroyo Sauce en Pueblo Centenario fue otro de los eventos que marcó el 2023. Se suele plantear que el valor de multas por daños ambientales resulta insignificante para las empresas. ¿Prevén revisarlo?
—Sí, tenemos una ley que nos habilita a tener multas más importantes, pero tenemos que adecuar el decreto a la ley. Estamos presentando al Poder Ejecutivo una modificación del decreto para poder tener multas más importantes.
—Hace un año y medio, su antecesor, Peña, insistía en que era necesario crear la figura del delito ambiental. ¿Por qué no se aprobó aún el proyecto de ley?
—La ley salió por unanimidad de la Comisión del Senado y tiene media sanción. Será un tema de la agenda legislativa si lo tienen como prioridad o no, para el ministerio es fundamental.
—¿Qué significa eso que mencionaba antes de “no ser un palo en la rueda”? ¿El control del cuidado ambiental no implica necesariamente una tensión con los intereses del sector productivo?
—Si arrancamos desde el momento cero, tenemos las reglas claras. Si avanzamos diciendo cuáles son las reglas del ministerio, cuáles son los condicionamientos que vamos a poner, entonces, cuando uno va a arrancar un proyecto productivo o industrial, va adecuando su proceso a esas políticas ambientales. Arrancar del momento cero significa poner las reglas claras sobre cuáles son las políticas ambientales en las que vamos a ser muy rigurosos. Entonces avanzamos juntos, no somos el palo en la rueda. Hoy es inimaginable tener un sistema productivo o industrial que no esté en armonía con el ambiente, que no sea sostenible. No tiene futuro. Está bueno arrancar teniendo las reglas claras.
—¿Y eso cómo se instrumenta?
—Hoy casi todos los proyectos de inversión que vienen al país ya vienen por Ambiente. Cuando vienen a hablar de exoneraciones tributarias también hablan de políticas ambientales y eso está bueno porque estamos construyendo una nueva filosofía de producción. La experiencia nos muestra que cuando arrancamos juntos llegamos a buenas soluciones. Cuando arrancamos hablando de procesos que ya están en determinada etapa de ejecución se generan tensiones que a veces no son superables.
—Usted habla de no ser un palo en la rueda y pienso también en lo que está pasando en Maldonado, en Punta Ballena, una zona vulnerable desde el punto de vista ambiental, pero donde se aprobaron proyectos inmobiliarios. ¿Cómo ve ese caso en particular y en general ese tipo de situaciones?
—El Ministerio tiene un proyecto privado al que le está dando el trámite legal correspondiente. Se puso de manifiesto en nuestra página web, se nos pidió extender el plazo, dimos el máximo plazo permitido, y a la vez recibimos 12.000 consideraciones de la sociedad, lo cual es un récord. Estamos analizando estas consideraciones, nos va a llevar un tiempo. Después, pensamos que la audiencia pública se va a realizar en abril.
—Pero ¿es necesaria una mejor coordinación con las intendencias? Recién destacaba el trabajo coordinado con Economía o Industria. ¿Falta dar un paso similar con las intendencias?
—Siempre hay tensión en todo lo que tiene que ver con la costa. Esas tensiones se dirimen desde el punto de vista técnico.Trabajamos bastante bien con las intendencias, no tenemos grandes conflictos. Lo que tenemos es esto: que a veces se aprueban proyectos y después se condicionan a la aprobación ambiental. Y bueno, si arrancáramos del punto cero tendríamos las reglas claras. Acá hay un ejemplo claro de esto. Ahora tenemos que analizar algo que ya está autorizado y que tiene como condición la autorización ambiental.
—Recientemente, se supo del interés de un grupo saudí en impulsar un megaproyecto de hidrógeno verde en Rocha (Búsqueda Nº 2.264). ¿Hay otros similares?
—En hidrógeno verde estamos trabajando muy bien con el Ministerio de Industria. Estamos insistiendo muchísimo en la capacitación de nuestros técnicos para cuando haya que evaluar. Tenemos un grupo de trabajo que se reúne periódicamente y estamos intercambiando sobre las políticas ambientales que se deben cumplir y el marco adecuado de actuación. Sobre nuevos proyectos... por acá no han pasado.
—El hidrógeno verde se cruza un poco con el agua, porque utiliza ese recurso. La ministra de Industria decía tiempo atrás que Uruguay no tiene un problema de agua sino de infraestructura. ¿Cuál es su visión?
—Eso es parte de la estrategia que tenemos que tener. La política de agua es un factor importantísimo en el proceso del hidrógeno verde y es algo que tenemos que trabajar. Yo no digo ni que tengamos problemas de agua ni que no los tengamos. Quizás en un proyecto en el río Uruguay el tema del agua no sea tan apremiante, pero si es en Tambores? bueno, tiene más relevancia. Es proyecto a proyecto y a su vez es necesaria una política general.
—Estamos casi que en plena campaña electoral. ¿Eso afecta la marcha de gobierno? ¿Interfiere en la gestión?
—En general, en este ministerio no se ve una afectación de la campaña.
—En el gabinete sí empieza a haber bajas. ¿Cómo ve usted que varios de sus pares dejen sus cargos para hacer campaña cuando hay temas importantes todavía pendientes de resolución?
—Son decisiones políticas, decisiones de cada sector. Yo no voy a opinar de la actitud que tengan mis colegas respecto a eso.
—¿Cómo ve a Ciudadanos para las próximas elecciones? En 2019 eran una novedad y tenían un candidato que sacudía el tablero. Ahora la situación parece otra bien distinta. Ernesto Talvi, de hecho, desapareció del mapa político; Peña, quien lo sucedió en el liderazgo, tuvo su tropiezo con el asunto del título que lo llevó a renunciar a este ministerio...
—Veo bien tanto a Ciudadanos como a Crece, que es el nuevo paraguas de Robert Silva, que comprende a Ciudadanos. Creo que Ciudadanos tiene mucho para mostrar: ocupó muchos cargos en el gobierno, ayudó muchísimo a la gestión. Somos uno de los socios más confiables. Tenemos personas trascendentes en lugares muy importantes. Tuvimos al responsable de la transformación educativa, tenemos al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, al presidente de Ancap, estuvimos en Antel? Todas actividades muy trascendentes y con logros para este gobierno. Nuestro sector puede mostrar gestión, compromiso y seguridad.
—También le han causado varios problemas al gobierno. Talvi que renunció; Peña que renunció por el episodio del título; Carolina Ache, protagonista de los hechos que rodearon al pasaporte del narcotraficante Sebastián Marset y crítica después del liderazgo de Peña; Carlos María Uriarte que fue cesado del Ministerio de Ganadería y que también es crítico de Peña. ¿No afectan esas cosas al sector?
—Al sector no. Entre los ejemplos que puso los hay de relativa importancia. Yo no creo que la salida de Peña haya traído problemas al gobierno. Fue una decisión personal respetable.
—Que te dejen sin un ministro me imagino que es un problema, más si ese ministro había asumido el liderazgo del sector...
—No lo veo como un problema de gobierno. Obviamente que en el sector estas cosas impactan, como también los otros ejemplos que mencionaste. Pero estamos hablando de un sector político que es superador de esos problemas. Lo ha demostrado. Hoy por hoy estamos encolumnados detrás de la figura de Robert Silva. Estamos trabajando muy fuerte y muy motivados.
Sería “muy importante para el partido” que Bordaberry volviera
Antes de integrarse a Ciudadanos, el actual ministro de Ambiente, Robert Bouvier, integró Vamos Uruguay, sector que lideraba Pedro Bordaberry. Para el jerarca, el regreso del exsenador colorado a la política sería “muy importante” para su partido.
—Usted integraba Vamos Uruguay. ¿Cómo ve esa tensión permanente alrededor de si Pedro Bordaberry vuelve o no vuelve?
—Pedro es un actor muy importante en la política, eso nadie lo puede discutir. Que participe sería bueno para el partido. Pero es una decisión personal y hay que respetarla. Hoy está en esa etapa: no se ha manifestado.
—¿Cree que va a volver?
—No lo sé. Es una decisión muy personal. Sin lugar a dudas sería muy importante para el partido que volviera.
Contratapa
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