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En las últimas elecciones nacionales obtuvo alrededor de 7.000 votos en Maldonado y perdió la diputación por unos 200. Ahí el exdirigente frenteamplista Darío Pérez sintió que no estaba siendo avalado por su pueblo. “Me sentí desautorizado. Y aunque me miraba al espejo y estaba conforme con mi recorrido, pensé que iba a dejar la actividad política. Me divorcié. Sabía que el clima que iba a vivir dentro del Frente Amplio no iba a ser habitable para mí”, dijo Pérez en diálogo con Búsqueda.
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“Hice un duelo, como en toda separación, pero después entendí que era complicado quedarme en la tribuna mirando el partido. Te dan ganas de ponerse las medidas, los zapatos y arrancar de nuevo. Cada movimiento que he hecho en mi vida tuvo que ver con decisiones políticas que yo sentí profundamente”, agregó. Junto con otros dirigentes que provienen de distintos sectores políticos como el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), del batllismo y con blancos y frenteamplistas independientes fundó el movimiento Patria y Libertad dentro del Partido Nacional. “Todos tenemos muchos latigazos en el lomo”, puntualizó Pérez sobre el grupo que lo acompaña. “Empezamos a mirar y a decir: ¿Quién va a gobernar ahora que se va Enrique Antía? ¿Quién se va a hacer cargo de esta situación?. La responsabilidad te llama. Hay una falta de liderazgo a nivel departamental y nacional. En todo el sistema político. Los liderazgos emergentes no están consolidados en ninguno de los partidos políticos”, evaluó el exdirigente frenteamplista.
Pérez tiene una buena relación con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. Se conocieron en el Parlamento y mantienen charlas periódicas en la chacra de San Carlos. Ahí fue surgiendo la posibilidad de acercarse al Partido Nacional primero y después a apoyar la precandidatura del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado. “Esas cosas me fueron arrimando. Volveré a mi raíz. No vuelvo vacío ni soy el mismo de antes. Hay un bolso lleno de visiones, preocupaciones. La cuestión social, el mundo del trabajo. Esas son las razones por las que yo siempre quise participar en política”, dijo. “Y además porque siempre hice un paralelo entre la actividad política y la medicina: ambas sirven para curar o aliviar dolores. Entonces a arremangarse y arrancar de nuevo. Y de cero”.
Su movimiento tiene tres consignas o defensas básicas: la República, la justicia social y el medio ambiente. Pérez entiende que en el espectro político actual hay un “vaciamiento” del centro y de la centroizquierda. ¿Por qué? “Por la predominancia del Partido Comunista, del Partido Socialista bajo la conducción de Gonzalo Civila, que lleva al Frente Amplio más hacia la izquierda y porque propuestas exactamente progresistas dentro de la coalición de gobierno están chiquitas”.
Entonces, dice, se abre una ancha avenida en el centro y la centroizquierda donde hay “mucha gente suelta que puede encontrar su lugar”. A Delgado lo conoció en el Parlamento, igual que al presidente. “Es un tendedor de puentes, una persona con la que te puedes acercar. Es de fácil relacionamiento”. Valoró que se ha fogueado en la gestión de gobierno fungiendo “como una especie de primer ministro”. “Fue la cara visible de un gobierno que tuvo que enfrentar la pandemia. Fue generando una experticia en el gobierno. Y para manejar un barco se precisan de personas serenas”, destacó. Como médico de emergencias, sostuvo que “cuando llega el caos, cuando todo el mundo está loco, hay que estar sereno. Y Álvaro tiene esa característica, esa flema. Pérez también destacó el “origen progresista” de Delgado dentro del Partido Nacional.
Un gobierno valiente
El exdirigente del Frente Amplio señaló que cuando “bajen la espuma y las pasiones” a este gobierno se le tendrán que “colgar varias medallas”. “Cuando se pase raya, el resumen va a ser que fue un gobierno valiente. Hizo cosas que el Frente Amplio pateó para adelante. Yo estuve ahí. Yo sé que se hablaba de la reforma jubilatoria, pero no la trataban porque significaba perder votos. Y tampoco plantearon otra reforma alternativa. Pueden cacarear todo lo que quieran, pero no vi ninguna otra propuesta”, afirmó. Y dijo que lo mismo pasa en la educación. “¿Por qué no se reformó algo absolutamente sustancial para el Uruguay con los cambios que se vienen? Porque era confrontar con los sindicatos”.
Pérez también cuestionó los “argumentos deshonestos” que utilizó la oposición durante la campaña para derogar la Ley de Urgente Consideración (LUC). “Y no estaba enamorado de la LUC y capaz que había algún artículo que no me gustaba, pero los argumentos deshonestos me molestan. No se puede decir una cosa cuando estás de un lado del mostrador y otra cuando estás del otro lado. No ha pasado absolutamente nada con la LUC. No hubo ninguna catástrofe”.
El orejano
Pérez empezó a militar a los 13 años en la actividad gremial estudiantil, en el liceo de San Carlos. Dice que tres días antes del golpe de Estado hizo su primer “discurso político” con el caudillo Wilson Ferreira Aldunate a sus espaldas. Durante la dictadura, por su militancia, estuvo un año preso y cinco años con libertad vigilada. Luego, en la vuelta a la democracia, le soltó la mano al Partido Nacional cuando se aprobó la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado.
Y comenzó a militar dentro del Frente Amplio. Fundó la Liga Federal, su movimiento político más reconocible. En el Frente Amplio tuvo problemas con el “centralismo y el autoritarismo”. “No podías discutir, se bajaba línea”. Define su tránsito por esa colectividad política como algo problemático. “Ser mestizo es complicado. No era de sangre azul. Era orejano, me peleaba con los de Montevideo, no soy de agachar la cabeza, y me fui generando ciertos motes. Me siento un librepensador. La libertad hace superar al ser humano, la obsecuencia no”, señaló.
Aseguró que empezó a tener “un clima agresivo” en su contra. Y lo identifica en especial desde el 2010, con el gobierno de José Mujica, en adelante. “Me hacían sentir eso, y a los pechones no me gusta. No digo que en el Frente Amplio todos sean autoritarios, pero es lo que dicen los grupos grandes y es lo que dicen los grupos grandes. Y nosotros como agrupación menor queríamos estribar en algunos temas y dar nuestros puntos de vista y nunca éramos tenidos en cuenta”, recordó. “Servías para juntar votos cuando venían las elecciones. Capaz no eran una cantidad de votos, pero eran los necesarios para poder ganar. A mí no me gusta usar mochila pero se te va cargando la espalda de piedras, de situaciones, de cosas que consideraba incoherentes. Había cosas que yo creía que no eran constitucionales y yo soy republicano, creo en la Constitución y las leyes, porque es lo que más nos iguala”, enfatizó. También empezó a advertir problemas con su opinión sobre determinados gobiernos extranjeros. “Para mí Cuba, Venezuela y Nicaragua son dictaduras. Y esas son cosas muy fuertes de decir en el Frente Amplio”.
En las próximas elecciones, además de acompañar a Delgado, se postulará para la intendencia de Maldonado.