En la primera caricatura, Jorge Battle (Montevideo, 1927-2016) se asoma desde el borde de la página y mira tras las gafas con ojos bien abiertos y el ceño fruncido. Tiene la boca cerrada, aunque parece que quisiera hablar, como si algo no le convenciera. Pero no dice nada porque este es un libro mudo, o más precisamente es un libro sin palabras, como todos los de Rodolfo Arotxarena (Arotxa).
Jorge Batlle. We are fantastic (Gota, 2021) reúne una selección de caricaturas que Arotxa realizó cuando Batlle fue presidente de la República (2000-2005). El resultado es un registro, con una mezcla de maldad, cariño y humor, de aquellos años terribles en los que el país se iba desmoronando mientras Batlle enfrentaba la peor crisis de su historia.
En el prólogo del libro (en español y en inglés), el periodista Miguel Arregui recuerda el periplo vertiginoso de su mandato, en el que pasó de todo: la creación de la Comisión para la Paz que investigó el destino de los desaparecidos; la aparición de Macarena Gelman, gracias a las pistas de su abuelo, el poeta Juan Gelman, y al consentimiento de Batlle para que se la buscara en Uruguay; la ruptura de relaciones con Cuba, la llegada de la fiebre aftosa, la corrida bancaria, las cifras alarmantes de desempleo y de emigración en masa del país. Entonces ante la caída en picada, un día de 2002 Batlle pidió un préstamo al gobierno de George W. Bush, y cuando estaba frente al secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo una frase tan absurda que se hizo célebre: “We are fantastic”.
“Jorge siempre me atrajo porque toda la vida creí que era un desequilibrado emocional. Digo esto porque tenía muchos problemas. El primero es que no solo parecía inteligente, sino que lo era. Eso genera siempre muchos problemas”, dijo Arotxa el día de la presentación del libro en la Universidad Católica. “Decía cosas que a veces eran autodestructivas. Me fascinaba su personalidad porque era imprevisible, y no hay nada más lindo que la gente imprevisible. La gente previsible es un embole. Por eso a mí los anormales me gustan más que los normalitos, que me aburren mucho”.
Con la misma filosofía, Arotxa publicó en 2019 Dibujos al Pepe, una selección de caricaturas creadas en el gobierno de José Mujica (2010-2015). “Encuentro similitudes entre Mujica y Batlle, pero no los comparo. Jorge Batlle es un tipo que se crió en una estirpe de presidentes. Ese no fue el caso de Mujica. Tampoco me meto con lo ideológico, ni con simpatías o antipatías políticas. Para mí los une el humor”, comentó el autor a Búsqueda.
La primera vez que Arotxa vio a Batlle fue como caricatura en los diarios que llegaban a su casa cuando era niño. En ese momento surgió su interés por un género que adoptaría como una profesión. En 1975 publicó su primera caricatura en el diario El País, y allí se quedaría hasta 2018, aunque también trabajó en otros medios. Durante la dictadura, Batlle fue proscripto y Arotxa no podía capturar su expresividad. “Mis primeros dibujos sobre él eran horrorosos”, dice ahora. Ambos se encontraron hacia fines de los 80, cuando se avizoraba el regreso a la democracia.
En 1991, una muestra de Arotxa lo tuvo a Batlle como personaje. Se llamó Jorge XV, por la lista que históricamente lideró, e incluía varias de sus caricaturas, sobre todo, una serie inspirada en una de sus frases. Para las elecciones de 1989, Julio María Sanguinetti decidió apoyar a Enrique Tarigo como candidato, y Batlle dijo en un programa que era como si le hubieran “arrancado un brazo sin anestesia”. “Se me hizo agua la boca cuando lo escuché”, dijo Arotxa. A partir de entonces, el brazo de Batlle apareció en los lugares menos esperados de sus caricaturas. La primera vez fue en una cancha de fútbol, al lado del arco de Jorge Seré, después fue un símbolo que no necesitaba explicación alguna.
Pero en We are fantastic no aparece ni el brazo cortado ni ninguna caricatura fuera de la Presidencia de Batlle. Durante ese período, Arotxa no se contactó con él, como tampoco lo había hecho con Mujica cuando fue presidente. Y de ninguno de los dos recibió quejas por sus dibujos. “Si hubiera incluido todos los que tenía de Batlle sería un libro más grande que el Ulises de Joyce. Por eso no hay nada de la interna del Partido Colorado. Este libro apuntó a otra cosa, a las luces y sombras de su gobierno”.

Arotxa en Búsqueda. Foto: Nicolás Der Agopián / Búsqueda
Símbolos
Un gran candado aplasta un extremo de la banda presidencial. Batlle sigue caminando, pero mira de reojo el lastre que le impide avanzar. Después aparece envuelto de diferentes maneras por esa cinta, a veces como una momia, o atado con un hilo de cuya punta tira Luis Alberto Lacalle, hasta que lo deja como un matambre. Hay una llave que Batlle introduce en la silueta de un militar, y hay una vaca que se cayó del escudo y vuela de fiebre en una cama. El ministro de Economía, Alberto Bensión, lleva tijeras como anteojos, y su reemplazo, Alejandro Atchugarry, recibe en bandeja una bomba con la mecha encendida.
Las caricaturas son mayoritariamente en blanco y negro, aunque en algunos casos aparece un toque de color. A medida que avanza el libro, la oscuridad crece y una página negra anticipa un nuevo acontecimiento que parece peor que el anterior. Arotxa trabaja con grafito, pero para este libro decidió aggiornar algunos dibujos con color para darle atractivo visual.
Otro símbolo: Batlle vestido de riguroso traje negro, con una galera y paraguas negro y rodeado de gatos negros. Arotxa explica así su elección de estos dibujos: “Quise emular a un personaje formidable de historieta que se llamaba Fúlmine. Andaba siempre con un paraguas y una galerita. Jettatore era otro, pero no tenía una vestimenta que fuera tan elocuente como la de Fúlmine. Me pareció que había que vincular a Jorge con la mufa”. Creado por Divito para la revista Rico Tipo, Fúlmine era alto, delgado y tenía una nariz enorme. A su paso florecían las desgracias, aunque no se daba cuenta.
Arotxa se mantuvo firme en no incluir palabras en sus dibujos, ni siquiera fechas o indicaciones de quiénes son los que aparecen junto al expresidente. “A lo mejor pecamos de un despojamiento excesivo”, explicó, “pero hoy la información se busca rápidamente en el celular, si un muchacho no sabe qué fue la aftosa puede averiguarlo enseguida”. Algunas caricaturas remiten a las frases de Batlle, que nunca dejaban indiferente. “Todo lo que le pasó fue consecuencia de una región convulsionada, menos las cosas que decía. Esas son de su puro cuño”, comenta Arotxa. Y muchas veces sus palabras le explotaron en la cara. Por eso para la tapa, eligió la caricatura en la que está encendiendo un cartucho de dinamita como si fuera un puro.
Lo dibujó montado en una vaca que corre a toda velocidad, como si fuera un caballo. “La vaca les gana”, había dicho en 2002, en un discurso en la Expo Prado, para darles confianza a los ganaderos que estaban sufriendo por la aftosa. En otra caricatura, mira la bandera argentina y llora, después de haber dicho en un estudio de televisión, sin darse cuenta de que lo estaban grabando: “Los argentinos son una manga de ladrones del primero al último”. Arotxa recuerda cuando fue a saludar al embajador chino al Victoria Plaza. “Los periodistas le preguntaron por el nombre del embajador y él les dijo: ‘Yo qué sé. Chin-chu-lin’. Había un periodista argentino y no lo publicó. Le hizo la gamba al Uruguay”. En el prólogo, Arregui incluye otra frase que dijo poco antes de terminar su mandato, más reflexiva y menos irónica: “Me la pasé atajando penales. Yo aspiraba a mucho más, aspiraba a cambiar el Uruguay, y no lo conseguí”.
Arotxa dice que todos los presidentes que ha tenido el país son caricaturizables, pero para él no salen del juego político: “Son uno más para atender”. En Mujica y Batlle encuentra algo diferente. “Nunca me imaginé que me iba a tocar ver a presidentes así, en este país de pacatos, en el que no está bueno llamar mucho la atención por miedo al ridículo. Eso genera ausencia de espontaneidad, y vaya si estos dos la tenían”.

Algunas de las caricaturas de We are fantastic se habían publicado también en el libro de Claudio Paolillo (1960-2018), periodista y exdirector de Búsqueda, Con los días contados (Fin de Siglo, 2004), donde narra los dramáticos 248 días en los que Batlle evitó que el país se hundiera aún más y sin remedio. Paolillo y Arotxa fueron a la misma escuela, República Argentina, y después ambos trabajaron en medios de prensa, pero nunca coincidieron en el mismo lugar. “Cuando él estaba preparando Con los días contados, me dijo que quería que tuviera mis dibujos. Le puse sobre la mesa todos los que tenía de la Presidencia de Batlle y le dije que eligiera los que quisiera. Fue una oportunidad de trabajar juntos”.
We are fantastic agotó su primera edición y ya hay lista de espera para comprar la segunda, que sale el lunes 15. Se vende online a $2.350 en arotxatienda.com, y en algunas librerías: Escaramuza, Pocitos Libros, Isadora, Afrodita, Libros de la Arena y La Lupa.
Arotxa dice que el libro que más quiere es Crudo (Gota, 2020), en el que sobrevuelan personajes sin detenerse en ninguno en particular. Es un libro de situaciones o símbolos que hacen a la identidad uruguaya y rioplatense. “Tanta satisfacción sentí que dije: ‘Me lo voy a dedicar a mí mismo’”.
En cambio We are fantastic se lo dedicó a un querido amigo, Carlos María Rauschert, que falleció en 2020 y era devoto de Batlle. “Lo adoraba, lo seducía por completo. Tenía un altar de fotos increíbles, una de ellas con Batlle en pijama, todo colorado. Heredé algunas de esas fotos y son un muy buen perfil psicológico”.
En la presentación del libro, Arotxa contó la vez que llevó de sorpresa a Batlle a cenar a la casa de Rauschert. Su relato fue tan sabroso como los pappardelle que Rauschert había cocinado. Una anécdota como para hacer otro libro de caricaturas.