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    Desde Venezuela hasta Guantánamo, Mujica quiere asumir el rol de “mediador” en los conflictos continentales con Lula como padrino

    “¿Está mal trabajar por la paz? Con el premio hago cerca de cincuenta casas para el Plan Juntos”, dijo Mujica luego de que Batlle lo acusara de estar “trabajando duramente para el Premio Nobel de la Paz”

    Justo ese día se cruzaron por casualidad en un acto público. “¡Estalló la bomba!”, fue lo único que atinó a decir el presidente José Mujica al ver acercarse a la embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso, en medio de gente de campo y maquinaria agrícola de todo tipo, color y tamaño. La respuesta fue una sonrisa.

    Transcurrían las primeras horas de la tarde del jueves 20 y así comenzaron una breve charla en la Expoactiva de Soriano, a 25 kilómetros de la ciudad de Mercedes, los dos protagonistas de una de las noticias de ese día. “La bomba”, difundida por Búsqueda, era la aceptación por parte de Mujica de la solicitud del gobierno de Barack Obama para que Uruguay reciba y albergue a presuntos terroristas recluidos en la cárcel de Guantánamo.

    Luiz Inácio Lula Da Silva

    Una más de un presidente que ha resuelto en los últimos tiempos procurar un rol protagónico en distintos conflictos regionales y que intenta que su actual fama internacional sirva para facilitar “acercamientos” entre los distintos países americanos.

    Mujica está decidido a asumir ese papel de “mediador regional” y para ello cuenta con el respaldo e impulso del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, que se lo pidió en forma expresa en más de una oportunidad durante los últimos meses, dijeron a Búsqueda allegados al mandatario uruguayo.

    Este es un momento “crucial” del continente americano y alguien tiene que funcionar como articulador para poder “capitalizarlo”, evalúan Mujica y Lula. Ambos cenaron juntos en Montevideo a principios de año y coincidieron en que esa persona debe ser el presidente uruguayo, por la ventaja de estar al frente de un país chico, relataron los informantes.

    Así es que Mujica se ofreció como mediador en el conflicto venezolano, ha mantenido varias reuniones con el gobierno colombiano y con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para procurar una salida a la lucha armada que lleva medio siglo en ese país e intentará acercar a Estados Unidos con Cuba luego de haber aceptado recibir en Uruguay a presos de Guantánamo.

    “Está trabajando duramente para el Premio Nobel de la Paz”, dijo el ex presidente colorado Jorge Batlle al criticar lo decidido sobre los presuntos terroristas recluidos en la cárcel de suelo cubano. “¿Le hace mal a Uruguay obtener un Nobel? ¿Está mal trabajar por la paz? Con el premio hago cerca de cincuenta casas para el Plan Juntos”, contestó Mujica ayer miércoles al hablar con sus allegados. Si obtiene el Premio Nobel, cobrará cerca de un millón de dólares y piensa destinarlos a la construcción de viviendas para los sectores más pobres.

    “¡Derechos humanos es esto!”.

    Mujica tomó la decisión de albergar en Uruguay a reclusos de Guantánamo sin pedir nada a cambio al gobierno de Obama pero tiene decidido usar esa carta, según lo reconoció en forma pública.

    El 12 de mayo es probable que el presidente uruguayo ingrese por primera vez en su vida a la Casa Blanca y procure acercar a Estados Unidos y Cuba, dos países que están en conflicto desde hace décadas y que mucho tienen que ver con su pasado guerrillero.

    Las señales públicas en ese sentido empezaron la semana pasada. En la tarde del jueves 20, cuando Mujica se encontró con Reynoso, la Embajada de Estados Unidos en Montevideo ya había emitido un comunicado confirmando las conversaciones entre ambos gobiernos y destacando “el rol de liderazgo” regional de Mujica.

    El presidente también ratificó la noticia ante los periodistas que cubrían el evento en Soriano pero fue más allá. “Es un pedido por una cuestión de derechos humanos. Hay 120 tipos que están presos hace 13 años. No vieron un juez, no vieron un fiscal, y el presidente de Estados Unidos quiere sacarse ese problema de encima. El Senado le exige 60 cosas y entonces le pidió a un montón de países si podían darle refugio a algunos y yo le dije que sí”, contó Mujica.

    “Estuve un montón de años preso y estoy podrido de lo que se habla: ¡derechos humanos es esto!”, se quejó al explicar por qué había tomado esa resolución.

    “Si quieren hacer nido y trabajar en el país que se queden en el país. Vienen como refugiados y el Uruguay les da un lugar si quieren traer a la familia y todo lo demás”, agregó.

    Consultado sobre si solicitó al gobierno de Estados Unidos algo a cambio, Mujica respondió: “Yo tampoco hago favores gratis, paso la boleta”. Pero, luego de pensarlo unos segundos, dijo: “Esto hay que hacerlo porque sí”.

    Hace más de tres meses que Mujica y sus allegados de mayor confianza están trabajando en la posibilidad de recibir a prisioneros de Guantánamo, dijeron a Búsqueda fuentes políticas y diplomáticas.

    El gobierno uruguayo llegó a enviar en secreto delegaciones a Washington y a Guantánamo y resolvió aceptar el pedido luego de confirmar que “no hay peligro” para el país y que la mayoría de los reclusos se están “comiendo un garrón”, dijo uno de los informantes.

    Otros integrantes del Poder Ejecutivo se comunicaron con representantes de las comunidades árabes en Uruguay, que se mostraron dispuestos a recibir a los reclusos de Guantánamo.

    A su vez, hubo contactos con otros gobiernos de países de la región, como Brasil y Colombia, que también se mostraron dispuestos a albergar a otros reclusos y coincidieron en señalar que no representan un “peligro”.

    “La boleta”.

    Con todos esos datos recopilados, Mujica tomó la decisión de aceptar el pedido pero también empezó a evaluar de qué forma esto puede ser utilizado para otro objetivo: acercar a Washington con La Habana.

    Fue entonces que empezó a planificar en su cabeza cuál sería el “recibo” que pasaría a Obama en la próxima reunión. Primero lo sugirió en su columna semanal de M24 el viernes 21 y luego lo hizo explícito en una entrevista con el programa “En Perspectiva” de radio El Espectador el lunes 24.

    Al hablar el viernes dijo que la cárcel ubicada en una base militar que tiene Estados Unidos en Cuba “ha funcionado como una verdadera vergüenza de la humanidad y mucho mas vergüenza para un país como Estados Unidos”.

    El mandatario relató que los presos de Guantánamo, apresados sin un juicio, provienen de “cazas” de personas que se realizaban en busca de militantes de Al Qaeda en los países árabes.

    Luego se refirió a la “boleta” que presentará. “No lo hacemos por plata o conveniencia material pero no tenemos empacho en decir que le pedimos por favor al gobierno norteamericano que haga lo posible para que esos dos o tres prisioneros cubanos que hace muchos años, muchos años, que están allí se busque la manera de liberarlos. Porque también eso es una vergüenza”, señaló.

    Según el presidente, se debe “tratar de ayudar a construir salidas” y no hay que desentenderse porque en América Latina son “los más pequeños” los que pueden colaborar con terminar con “estas cosas que pasan en este mundo”, que son “reminiscencias de la barbarie”.

    “Me siento más firme que nunca en este tipo de decisiones”, aseguró.

    Tres días después, en radio El Espectador, Mujica repitió los motivos que lo llevaron a aceptar la propuesta de Estados Unidos y se refirió en forma explícita a su idea de interceder por Cuba.

    “Ayudar al presidente de Estados Unidos a deshacer este entuerto es una causa justa sobre todo cuando hay mucha gente que no está procesada ni recibió juicio. Prácticamente es un secuestro” lo que ocurre en Guantánamo, opinó.

    “El pasar la boleta literalmente significa extender un recibo. Eso significa que le pagarán o no le pagarán a uno. La decisión estaba tomada y no estaba condicionada pero en algún momento podremos decirle al gobierno americano que por favor traten de mejorar la relación con Cuba, que se acuerden de que hay gente presa ahí”, explicó.

    Mujica opinó que una de las tareas de “un pequeño país” es decirle “a una gigantesca potencia que ayude a distender las tensiones” que hay en el continente. “Es la misma actitud que hemos asumido con el conflicto de Colombia y en otras partes de la tierra. No quiere decir que lo podamos lograr. Quiere decir que no nos callamos”.

    Agregó que en enero durante una visita a La Habana habló con el presidente cubano Raúl Castro sobre su decisión. “Cuando yo hablé con Raúl Castro en persona le dije que tenemos la decisión de dar una mano para vaciar la cárcel de Guantánamo. No lo fui a consultar, se lo comunique por delicadeza. De la misma forma que digo que paso la boleta”.

    Mujica informó entonces que el 12 de mayo tiene una reunión prevista con Obama en la Casa Blanca pero que es probable que no vaya “porque Uruguay está en año electoral y todo se utiliza”.

    De todas formas, adelantó que su intención es “decirle algo de esto” a Obama y que ya le transmitió “a Castro que iba a plantear el pedido de que trataran de mejorar la relación con Cuba”.

    “Empiezan a haber condiciones para liquidar ese bloqueo pero el gobierno norteamericano no las tiene del todo fáciles. Yo con la administración Obama no he hablado nada pero tenía en puerta una eventual conversación directa y es una de las cosas que incluía en mi agenda”.

    El presidente uruguayo recordó que ya se cruzó en más de una oportunidad con su par norteamericano durante reuniones de mandatarios y que tuvo “alguna larga conversación” donde le dijo “algunas cosas”.

    “Me parece que le resulto un personaje exótico. Yo no voy a adularlo ni tampoco voy con una piedra en cada mano”, adelantó.

    Según supo Búsqueda, Mujica concretará su reunión con Obama en la Casa Blanca. “La gran pregunta es”, como él mismo dijo en radio El Espectador, “si vale la pena esta causa o no”.

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    2014-03-27T00:00:00