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El informe Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe tiene ya unos meses de publicado —desde junio pasado—, aunque luego el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hace eventos en cada país para presentarlo y discutirlo. En Uruguay eso ocurrió el martes 7, casualmente, al día siguiente de que se conociera una estimación oficial relacionada con esa temática: la pobreza medida por la suficiencia de ingresos para adquirir un conjunto de bienes y servicios básicos bajó en el primer semestre del año al comparar con el promedio de 2020 (ver nota aparte).
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En su documento el PNUD plantea que si bien hay otros factores que subyacen a la “trampa de alta desigualdad y bajo crecimiento” que enfrenta la región, son “críticos” la “concentración de poder”, la “violencia en todas sus formas” (política, criminal y social), así como los “elementos de diseño de los sistemas de protección social y de los marcos regulatorios de los mercados laborales que introducen distorsiones a la economía”.
Agrega que las percepciones de injusticia y desigualdad son importantes porque “determinan las posturas políticas de la gente y sus preferencias por determinadas medidas de política”. Cita la última encuesta regional Latinobarómetro, según la cual en Uruguay el 58% de la población cree que el país está gobernado “en beneficio de los intereses de unos pocos” (frente al 77% que piensa eso, en promedio, en América Latina).
La percepción “creciente, muy marcada, de que la pobreza es un problema individual” de quienes son “flojos o vagos” es un desafío, opinó Cecilia Rossel, socióloga y profesora de la Universidad Católica del Uruguay, donde el martes tuvo lugar la presentación del informe. “Es muy difícil” consensuar políticas en torno a estos fenómenos si no hay una “ciudadanía convencida de que es muy importante redistribuir (…). Y las señales nos están llevando más bien en sentido contrario. Eso es preocupante para el país”, añadió.
Analizó que Uruguay cuenta con uno de los sistemas de protección social “más consolidados” de la región, si bien existe “alta desigualdad en cómo y a qué se accede”. Hay gente de “clase A y clase B” en términos de acceso a esa protección.
Un reto, para Rossel, es “cómo se desarma esto” y se construye “algo totalmente distinto con la misma plata”, como en cierto modo plantea el PNUD. “En el caso de Uruguay es extremadamente desafiante porque la economía política del sistema está muy maniatada. Los márgenes para mover lo que tenemos construido es muy muy escaso”, opinó.
El director regional del PNUD, Luis Felipe López-Calva, compartió que hay “problemas de económica política”, pero alentó a buscar alternativas porque en América Latina se “han probado muchas cosas y no ha pasado nada” que resuelva la brecha de desigualdad social.
Elefante e impuestos
El “elefante en la habitación en esto es la especialización productiva” en torno a las materias primas con escasa diferenciación —commodities—, apuntó en el evento Fernando Isabella, investigador de la Universidad de la República y exdirector de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto en gobiernos del Frente Amplio. “Es muy difícil crecer” para la región basada en eso, apuntó. Según él, el “bajo crecimiento” económico y la desigualdad “son dos caras de una misma moneda”.
En relación con la cuestión de la percepción de la inequidad, Isabella lamentó que organizaciones como las cámaras empresariales logran imponerse en ciertos debates públicos con enfoques instalados como una “verdad casi indiscutible”. Y puso como ejemplo de eso que “en un momento en que todo el mundo está rediscutida la política fiscal y hay una revolución” orientada a que los ricos paguen más tributos, a escala local está la idea de que en Uruguay hay una “altísima presión fiscal” y de que los altos impuestos generan subdesarrollo. Eso, para ese académico, son concepciones “claramente equivocadas”, ya que los “impuestos progresivos son absolutamente fundamentales para el desarrollo”. Además, acotó, Uruguay tiene una “presión fiscal razonable para su nivel de desarrollo” actual.