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“Si se tienen que ir las dos, se van”. La situación llegó a un punto de tal crispación que el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, les dijo esa frase a sus dirigentes más cercanos, que intentan destrabar el mal relacionamiento que mantienen las directoras de la coalición de gobierno en el Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa). El organismo es presidido por Rosanna De Olivera, designada en representación de Cabildo Abierto, y en el directorio la acompañan la directora Sandra Etcheverry, del Partido Nacional, y Andrea Venosa, del Frente Amplio.
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La relación entre De Olivera y Etcheverry es tirante desde hace meses, según dijeron fuentes políticas a Búsqueda, y las discrepancias entre ambas son permanentes en el manejo cotidiano de la institución. El sindicato advirtió que está afectando el funcionamiento del organismo y pidió la intervención del Poder Ejecutivo. Señala, como ejemplo, que un caso de acoso laboral en un centro de la excolonia Berro no ha tenido resolución del directorio debido a la falta de acuerdo entre ambas, pese a que existe un informe jurídico que dos meses atrás recomendó que se tomaran acciones.
El cortocircuito entre las representantes de la coalición de gobierno preocupa a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), que ya han intervenido en asuntos puntuales y ahora buscan cómo destrabar la situación.
En diálogo con Búsqueda, Venosa dijo que en su opinión el Inisa “se ha burocratizado mucho” y la forma en que se trabaja “demora en concretar decisiones”. Como ejemplo planteó que las reuniones de directorio pasaron a ser encuentros donde “los asesores opinan con la misma jerarquía” que las directoras. Búsqueda intentó conversar también con De Olivera y Etcheverry para conocer sus impresiones, pero no respondieron.
Votos divididos
Algunas de las diferencias quedaron en evidencia en la comparecencia del directorio a la Comisión de Población y Desarrollo de la Cámara de Representantes en julio pasado, cuando la directora blanca y la frenteamplista explicaron que ellas no habían acompañado la denuncia penal que impulsó la presidenta del Inisa por presuntas irregularidades en la administración anterior.
En otra oportunidad, Etcheverry y Venosa se alinearon para evitar que De Olivera suspendiera un convenio con la organización Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) para brindar talleres sobre electricidad, gastronomía y serigrafía a los adolescentes.
El episodio que causó mayor asombro entre los legisladores fue en momentos en que se discutía la asignación presupuestal para el quinquenio. El pasado octubre asistieron las tres directoras a la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de Diputados sin poder consolidar una postura única. De hecho, cada directora presentó un mensaje propio. El diputado blanco Álvaro Viviano, quien fue director del Inisa por la oposición en la administración anterior, les planteó que “a la hora de pelear recursos” es recomendable “presentar una posición única”.
Para las fuentes consultadas en el directorio, existe “desconfianza” entre las jerarcas, lo que lleve a que cada decisión ocupe más tiempo del habitual. Las reuniones de directorio durante la administración anterior eran entre los tres directores y en determinados casos asistían referentes de áreas para explicar un caso a estudio. Actualmente, cada una de las directoras concurre con sus tres asesores y la presidenta convoca además a directores de sección. De acuerdo a los informantes, lo que ocurre es que existen opiniones muy variadas, que se contradicen y donde por momentos los asesores tienen más decisión que las jerarcas.
Otro caso que muestra el “divorcio” entre De Olivera y Etcheverry es la creación de una Dirección de Género en el Inisa. La idea propuesta por la directora Venosa contó con el respaldo de la presidenta de la institución. La directora blanca se opuso.
“Ineptitud y desidia”
Una de las primeras señales de alarma la encendió el sindicato (Suinau) cuando el 10 de abril hizo pública una carta advirtiendo que si bien la pandemia había afectado el funcionamiento del Inisa, la “grave situación” que entiende el gremio atraviesa la institución se debe a “la inoperancia de las autoridades”, como “un componente claro del agravamiento del panorama”.
“El Inisa tiene un directorio al que ‘se le escapa la tortuga’, donde rara vez se ponen de acuerdo para resolver, lo que impacta directamente en la gestión cotidiana”, afirmó el sindicato en el documento, y pidió “la intervención” del Poder Ejecutivo.
El 28 de abril el Suinau emitió una nueva resolución en la que insistió en su preocupación por las condiciones de dos centros del Inisa. Destacó que, a diferencia de lo que enfrentó en el período anterior, existe diálogo con el directorio; sin embargo, el problema radica en lo que sucede luego. “Las soluciones que aparecen lo hacen en forma tardía e insuficiente, por lo que como solemos afirmar, una respuesta que no alcanza y además llega tarde, termina por fragilizar aún más el funcionamiento del sistema”, indicó. Y añadió: “Ponemos énfasis en las personas de carne y hueso (adolescentes y trabajadores y trabajadoras) que sufren las consecuencias del recorte presupuestal, de la falta de comunicación y entendimiento entre las integrantes del directorio, de la falta de proyectos claros, de la indiferencia de los demás poderes del Estado que debieran estar tomando cartas en el asunto y también de parte de la sociedad que cuando alza la mirada hacia el Inisa lo hace para condenar a los adolescentes o al personal que allí desempeña sus tareas, sin darse cuenta que tanto unos como otros están presos de la ineptitud y desidia de sus autoridades”.
“Camino problemático”
Durante los meses en que Pablo Bartol lideró el Mides fueron varias las instancias en que se reunió con la presidenta del Inisa y la directora blanca para intentar mediar y que votaran alineadas. Uno de los casos fue al discutir la apertura de un llamado para que ingresara nuevo personal y del cual hoy el sindicato se queja por ser “demasiado lento”. De Olivera no quería hacerlo y Etcheverry sí. Bartol debió reunirse con la presidenta del Inisa para que reviera su posición y diera luz verde a la convocatoria.
El actual ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, también sigue el tema de cerca y, según transmitieron las fuentes, encomendó a la subsecretaría de la cartera reunirse de forma quincenal con el directorio de Inisa para trabajar en los criterios y lineamientos.
A nivel parlamentario también hay preocupación y ante cada decisión dividida surgen negociaciones entre legisladores blancos y de Cabildo Abierto para intentar acercar las posiciones. Sin embargo, diputados consultados coinciden en que las alianzas de la coalición de gobierno influyen en que no se las haya separado de sus cargos. En dichos intercambios entre legisladores, un diputado de Cabildo Abierto planteó que si alguien debía irse, debía ser Etcheverry y la responsabilizó por el mal relacionamiento, dijeron los informantes.
En diálogo con Búsqueda, Viviano reconoció que se reunió con directores del organismo y autoridades del Mides, quienes le plantearon su preocupación. “Hay algunos ruidos que hablan de una gestión que tiene alguna dificultad”, dijo, y agregó que “teniendo una población con medidas de privación en el entorno de los 270 adolescentes, no deberían trancarse, máxime cuando la media histórica osciló en los 400 adolescentes”.
El directorio, según Viviano, “debe retomar la senda del fortalecimiento institucional” y desarrollar “dispositivos técnicos hacia mejores y más eficientes medidas socioeducativas y de rehabilitación buscando que sea una política de Estado”. “Sin ello y con 100 pibes más, en las actuales circunstancias, el camino podría ser muy problemático”, advirtió.