Martín Sodano todavía está ansioso cuando el miércoles al mediodía recibe a un fotógrafo de Búsqueda. Los números indican que será uno de los 11 diputados de Cabildo Abierto (CA) electos el 27 de octubre, pero él quiere la “superconformación” oficial de la Corte Electoral. El resultado lo tiene entre nervioso y con el pecho henchido de orgullo. Dirigente “de a pie”, con amplia militancia barrial en Montevideo y escasa exposición pública, sabe que pronto hará sus primeras armas en la actividad legislativa.
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Antes de enrolarse en las filas de Guido Manini Ríos, militó en el Partido Colorado junto con Washington Abdala, pero se distanció “decepcionado” con decisiones de Julio María Sanguinetti. De ahí pasó a la “izquierda profunda” de Helios Sarthou y Jorge Zabalza, donde duró tres meses y también se marchó desencantado con la línea política. Apoyó a Pedro Bordaberry en las elecciones siguientes y finalmente este año se sumó a CA, donde lideró una de sus agrupaciones (Reencuentro Oriental) con la que alcanzó la diputación. A Sodano —un mecánico naval de 36 años de edad, católico no practicante “de origen humilde” y padre de cuatro menores que acuden a colegios privados— le “preocupa” el desempleo, la desmantelación industrial y la atención al adulto mayor. También propone revisar aspectos de la “agenda de derechos”, como la producción y venta de la marihuana y el aborto “irresponsable”. “Si te gustó, bancátela”, dijo, en diálogo con Búsqueda.
—¿Cuál es el principal problema que tiene el país hoy? ¡La inseguridad! Es lo primero. ¡Se nos está quemando el rancho! Y de alguna manera la gente tiene que hacerse escuchar. (Jorge) Larrañaga sacó el plebiscito de la reforma y medio país lo votó. Y la gente ve en Guido a una persona que transmite seguridad, firmeza. Por la forma en que se expresa, en que te habla, en que te estrecha la mano y en que te mira a los ojos. Es la imagen del protector. Y la gente se aferró a esa imagen. Guido es un caudillo nato.
—Todo el perfil de Guido Manini Ríos tiene muchas cosas que no se ve en otros políticos. Después de 46 años sirviendo en el Ejército, le guste a quien le guste, él sirvió a la República. Es un hombre culto, historiador, leído, con convicciones claras y don de liderazgo. Difícil verlo exaltado o fuera de sus casillas. Y siempre fue así, de carácter parejo, tranquilo. El rancho está en llamas y el mejor bombero para apagar el incendio es él.
—Sin embargo, cuando lo destituyó el presidente Tabaré Vázquez pareció perder los papeles...
—Fue un momento jodido. Pero siempre defendiendo a los suyos. Ahí sintió que el abuso superó los límites. Por eso reaccionó y actuó así. Y por eso recibió su castigo —un arresto de 30 días a rigor—, y después fue cesado porque llegó un punto en que el poder mandaba más que la institución. Pero no se fue para su casa con su jubilación y su patrimonio. “Acá nadie me representa y mi país vive un momento crítico en varias áreas”, dijo. Y se abrochó el cinto y se paró en la cancha.
—¿Qué le responde a quienes, como el ministro de Defensa José Bayardi, dicen que CA es un partido militar y que ojalá no hubiera espacio para él?
—CA no es un partido militar. Yo no pertenezco a ningún sector militar. En mi familia hay más integrantes de una izquierda fuerte que de la estructura militar. En mi grupo hay tres o cuatro retirados militares, el resto somos civiles. Además, hablan del militar como si fuese una mala palabra. Los cabildantes, como nos llamamos, nos ceñimos a los ideales artiguistas.
—Así y todo, hay dirigentes militares en el entorno de Manini Ríos y algunos señalados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. ¿Qué dice de eso?
—Hay que poner de un lado de la balanza a esos militares y del otro a los más de 260.000 votos que tuvimos en octubre, y ver qué peso tienen. Tome las 40 y pico de listas de CA que se presentaron para las elecciones nacionales y fíjese cuántos militares hay. Ahí está la estructura del partido.
—¿Cómo se lo toman cuando los tildan de “fachos”, “gorilas” o “nazis”?
'Yo soy medio chapado a la antigua. Todos tenemos la libertad de amar a quien queramos. Tengo amigos gays y son excelentes personas. Acepto su decisión, la respeto, pero no la tomo en un punto de valor como para educar a mis hijos'.
—Ni nos molesta. Es propio del desconocimiento de quien no conoce a CA. Hay quienes descalifican, pero es solo un golpe de desesperación porque la situación los supera. Y hay desinformados que no saben cómo está integrado el partido. Nuestra campaña la hicieron los otros. Toda la prensa que tuvimos fue porque otros partidos nos empezaron a pegar.
—Más allá de la llamada familia militar, ¿de dónde salió la base electoral de CA?
—Si uno ve que los partidos Nacional y Colorado mantuvieron el porcentaje y que bajó el Frente Amplio... no apareció mágicamente el 11% de CA. Se hizo fuerte en la periferia de Montevideo, en los barrios críticos tuvo su mejor votación. Claro que hay colorados y blancos que nos siguieron, pero muchísimos más del FA.
—CA rechazó durante la campaña la ley que legaliza la producción y venta de la marihuana. ¿Recogerá esa bandera en el Parlamento?
—Habría que modificarla. Acá hay que cuidar a todos los orientales. No robarle el negocio al narco, como dijo (José) Mujica, para que los otros se sigan matando. CA apoyará lo que sea salud, pero no todo lo medicinal se transforma en gotitas; parte es marihuana recreativa, que es una puerta para drogas más pesadas. Porque empezás a consumir marihuana, pero no es con la droga que terminás.
—Manini Ríos dijo que hay mujeres que abortan “casi como un método anticonceptivo”. ¿Cómo se posiciona usted?
—Yo estoy en contra del aborto porque sí, de abortar por abortar. A ver, si te gustó, bancátela. Si no tuviste la responsabilidad de cuidarte, que es tan simple como cuidarte cinco minutos de tu vida, bancátela. No le puede ganar la desesperación a la irresponsabilidad. Hoy lo que pasa es que hay mucha libertad, cualquiera hace lo que quiere y después dicen: “Vení, sacámelo, total, no pasa nada”. Para algunas mujeres es como una canilla libre.
—¿Propone derogar la “ley de aborto”?
—Modificarla. Abortar no es un juego. Hay muchas niñas que les llevan 12 años de diferencia a sus hijos. Es una tragedia. Si el criterio es que yo quiero tener al niño, me hago responsable y punto. Ahora, si una niña o una familia sin recursos no puede hacerse cargo de una criatura, bueno... ahí tiene que haber un trabajo con asistentes sociales y técnicos que ayuden a la familia en su decisión.
—¿Qué comparte de la agenda de derechos? ¿Aprueba el matrimonio igualitario?
—En cuanto a eso yo soy medio chapado a la antigua. Todos tenemos la libertad de amar a quien queramos. Tengo amigos gays y son excelentes personas. Acepto su decisión, la respeto, pero no la tomo en un punto de valor como para educar a mis hijos.
—¿También está en contra de “la ley trans”?
—No, pero estoy en contra de muchos puntos de la ley. Yo creo que los trans son tan orientales como yo y tienen los mismos derechos, del primero al último. Pero los menores no pueden elegir eso. ¿No son mayores para poder votar pero sí para decidir qué sexo tendrán? ¿No son mayores para comprarse cigarrillos pero sí para recibir tratamientos que alterarán su cuerpo? No los podemos tomar como personas con esa madurez para tomar una decisión de esa índole.
—¿Qué piensa de las guías educativas que, según su partido, difunden la “ideología de género”?
—En esa educación que les dan a los niños en los libros y en las guías aparecen materiales que dicen que todos somos iguales, que todos podemos ser varón o nena, y no es así. El varón es varón y la nena es nena. El varón no menstrúa, el varón no queda embarazado; el varón embaraza. Punto. Somos un animal más en la Tierra. No les voy a poner la duda en la cabeza a mis hijos sobre si quieren ser varones o nenas, porque nacieron con un sexo. Cada uno tiene que ser libre de evaluar, pero los padres tienen que ser más libres de educar a sus hijos sobre estos temas.
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2019-11-07T00:00:00
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