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El proceso de asociación que está encaminando Ancap para el negocio del cemento y la cal —que avanza hacia una licitación pública internacional para atraer un inversor privado— se enfrenta con la crítica de dos directores del ente: el cabildante José Luis Alonso y el frenteamplista Vicente Iglesias.
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El cabildante asegura que el camino que se está recorriendo lleva a la búsqueda de un “nuevo dueño” para el negocio del cemento porque el privado que entre en la subsidiaria del ente (Cementos del Plata) será quien tome las decisiones e imponga condiciones, en tanto Ancap quedaría con una parte minoritaria del paquete accionario. “Tengo una visión distinta a que la única opción sea asociarse”, señaló a Búsqueda. Y agregó: “No es que el negocio de la caliza sea un dolor de cabeza, lo es funcionando de determinada manera. Cuando no se invierte desde 2016, cuando se pierde capacidad de competencia con equipamiento que está atrasado tecnológicamente, queda en inferioridad de condiciones”. Como positivo valoró que un tercio del cemento que se vende en Uruguay es el que produce la empresa estatal y que tiene una marca “bien impuesta”.
Iglesias se opone y también critica que se busque un socio mayoritario sin un plan de negocios claro y sin realizar inversiones. “Perderíamos el control y creo que cuando el Estado participa en algo tiene que tomar las decisiones. Uruguay ya ha tenido pruebas suficientes donde el Estado como accionista minoritario termina pagando las consecuencias”, declaró a Búsqueda. Y apuntó: “Veníamos de un proceso de inversiones desde 2007 que quedó trunco. El error es haber hecho caso a lo que decía la oposición de que no se invirtiera más en el portland. Hoy la oposición es gobierno. Pero hoy se puede hacer, hay que estudiar la forma más adecuada”.
La necesidad de realizar inversiones es otro punto en común entre los dos directores de Ancap. “Lo que pasa hoy es consecuencia de lo que se hizo o se dejó de hacer en el pasado. No es mi espíritu criticar sino plantear diferencias y alternativas”, señaló Alonso. A su juicio, de las primeras cosas que el “nuevo dueño hará” —si se concreta la asociación con un privado— es poner a trabajar el Horno III, porque “es posible, ya que le faltan (equipos) periféricos menores”. Y señaló: “Lo va a instalar al pie de la cantera, porque va a poder exportar clinker y va a ahorrar más de 2 millones de kilómetros al año. ¡Hay cosas que caen por su propio peso!”.
El negocio del cemento arroja pérdidas hace más de dos décadas para la empresa estatal. En 2021 el resultado fue deficitario en unos US$ 15,5 millones y se proyecta que aumente en 2022 (hasta setiembre acumulaba un rojo de US$ 13,5 millones).
Los resultados negativos se acrecentaron con el incremento de la competencia tras la puesta en marcha de Cielo Azul en 2021, la cementera de capitales brasileños que se instaló en Treinta y Tres. Desde entonces la participación de las ventas de Ancap cayeron desde cerca de la mitad del mercado a un tercio.
Cielo Azul fue una de las 11 empresas que se inscribieron para participar del “diálogo competitivo” que lanzó Ancap para alcanzar una asociación integral en cementos y cal. También expresaron interés otros competidores, como Cementos Artigas. En el “data room” también participaron firmas del exterior como Turkish Cement Manufacturers Association, Boreal Agromineral Inc., Powerchina International Group, Green, entre otras, y Loma Negra (actual socio de Cementos del Plata con 0,169% del paquete accionario).
Según el cronograma del proceso, en febrero finalizará la segunda fase, que implica reuniones, visitas a las plantas e intercambio de información, con carácter confidencial. Se prevé que la tercera y última fase se iniciará en abril con la publicación del llamado internacional, para la posterior presentación de ofertas en junio.
Ampliar el mercado
En el último año móvil a noviembre se consumieron 875.000 toneladas de cemento portland, pero la capacidad de producción instalada en el país es excedentaria, ya que supera los 1,3 millones de toneladas anuales. El negocio de la caliza para Ancap hasta noviembre de 2022 le reportó ventas por US$ 30,8 millones, detalló Alonso, lo que representó el 33% del mercado total.
Para Alonso y para Iglesias es posible incrementar la demanda de portland y cal, los dos subproductos de la piedra caliza que se extraen en Paysandú y Minas (en el caso del cemento) y de la calera en Treinta y Tres.
“No está explotada al máximo la capacidad de consumo. En vez de importar asfalto para hacer parches o carreteras enteras, podríamos hacerlas de hormigón, y en lugar de durar ocho años van a durar 40. También podemos exportar. Hay un mercado mundial de clinker”, dijo Alonso. Agregó que en el caso de la cal también hay un “negocio promisorio” que puede aumentar su demanda, por ejemplo, para mejorar la acidez de los suelos con caliza calcítica, como la que tiene Uruguay.
Para el frenteamplista Iglesias los yacimientos de caliza tienen distintas calidades y permiten producir portland para distintos usos y salir del “monoproducto” que ofrece actualmente Cementos del Plata. “Hay posibilidad de producir portland resistente a los sulfatos, a las contaminaciones, al salitre”, ejemplificó.
El director de la oposición cuestionó que en los escenarios estudiados por el ente no se haya incluido la diversificación de áreas de negocio en función de usos no tradicionales del cemento, “porque si se hace lo mismo no se va a obtener un resultado diferente”. Y añadió: “Existen usos del portland que para Ancap no implican inversión y que dan cabida a cuatro empresas del porte” como las que hay actualmente. Dijo que empezar a explotar esos otros usos “cambiaría la ecuación económica del portland y disminuiría la capacidad ociosa de las plantas sin tener que invertir”. También coincidió con la posibilidad de exportar clinker como sugirió Alonso, al igual que el uso del cemento en lugar del asfalto para las carreteras, lo que iría en línea con la política de la descarbonización que se impulsa.
“Esta industria puede ser salvada. (…) No puedo creer que con 90 años de historia no podamos gestionar el portland y tenga que venir alguien de afuera. (...) Además, no va a bajar la nafta por el tema del portland, porque representa menos de 10 centésimos en el precio. Por tanto, estamos ante un tema ideológico que quieren transformar en tecnocrático”, concluyó Iglesias.