• Cotizaciones
    miércoles 15 de enero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Dureza y determinación

    “La niña del sur salvaje”

    Esta película independiente es la habitual “convidada de piedra” entre las nominadas al Oscar. Últimamente siempre aparece un título que se sabe no va a ganar (“Preciosa” en 2009; “Lazos de sangre” en 2010) pero le da prestigio a la lista de diez  (o ahora nueve) candidatas y de paso ayuda a difundir un cine de difícil acceso porque no cede a concesiones comerciales. La niña del sur salvaje está dirigida por el joven debutante Benh Zeitlin y se basa en una pieza teatral primeriza de Lucy Alibar. Gracias al festival de cine independiente de Sundance, esta película de poco más de un millón de dólares ha recorrido (y ganado premios en) otros festivales, Cannes incluido. Y ahora tiene cuatro candidaturas al Oscar, incluido su director, su libreto adaptado y su actriz protagónica, una niña de seis años (Quvenzhané Williams) que nunca antes había enfrentado las cámaras.

    Zeitlin ya había filmado un documental sobre las consecuencias del huracán Katrina en Nueva Orleans, y parte de ese material es el que aparece ahora utilizado en esta historia ubicada en un mundo perdido, abandonado, miserable y para peor inundado que se denomina “La Bañera”. Allí vive Hushpuppy (Williams) en una especie de trailer destartalado y atestado de mugre, porque su madre la ha abandonado y su padre Wink (Dwight Henry, también debutante) vive en otro tugurio similar cercano pero lo bastante lejos como para marcar distancia. Wink está mortalmente enfermo y se alimenta de alcohol, aunque es suficientemente “paternal” como para hurgar diariamente en su pocilga, sacar un pollo e invitar a la nena a comer un guisote grasiento y recocido. Ella por su parte, que se pasea entre barro, cerdos y perros y cree que ese mundo es ideal, nunca podrá salir de él simplemente porque no conoce otra cosa. Podría ocurrir todo en un universo posapocalíptico, pero también es probable que esta gente sea muy real y muy actual.

     Que nadie vaya a pensar que esa ambientación sórdida es un dato en contra de la película. Todo lo contrario. La proeza de Zeitlin es convertir a esa niña en una especie de fuerza de la naturaleza, un espíritu indómito y bravío pese a su corta edad, muy segura de lo que quiere (primero conservar a su papá, luego reencontrar a la mamá) y muy determinada a conseguirlo, aunque ello no signifique que se comporte como un adulto y piense como tal. Por lo contrario, tiene fantasías infantiles (unos monstruos antediluvianos liberados por el derretimiento de los hielos del Polo Norte) y torpezas propias de su edad: ante una borrachera y ausencia del padre, intenta cocinar y provoca un incendio que destruye su paupérrimo habitáculo.

    Pero esa niña y su entorno promueven un retrato de extraña poesía, algo forzada por momentos cuando la niña filosofa en la banda sonora y agrega párrafos innecesarios a lo que la imagen ya muestra con sobrada elocuencia. Otra novatada de debutantes es la manía de usar cámara de mano y (a la manera de Lars von Trier) provocar un continuo temblequeo que distrae en vez de atrapar. Pero esos descuentos son menores a la hora de contar los méritos, porque a pesar de su banda sonora y de su cámara nerviosa, La niña del sur salvaje es un poderoso y sobrecogedor retrato de una comunidad aislada por voluntad propia y no porque esté segregada por la sociedad: cuando las autoridades intentan sacar a toda esa gente de aguas contaminadas y mugre infecciosa, nadie quiere salir de allí porque ese es su reino donde desean vivir y morir, sin interferencias externas.

    La prodigiosa actuación de Quvenzhané Williams es una de las razones para ver la película. Nunca parece estar actuando, y en realidad Zeitlin construye el filme como si fuera un documental. Pero eso es engañoso. Detrás de esa apariencia hay un drama muy elaborado, que puede a veces parecer confuso por exceso de palabras en la banda sonora y de un mundo fantástico que no se integra debidamente con el real. Pero la fuerza de sus imágenes es siempre convicente y muestra a un director talentoso que habrá que esperar con atención. Su primera película, al menos, es un impacto que perdura en las retinas y en la mente largo rato después de abandonar la sala.

    “La niña del sur salvaje” (Beasts of the Southern Wild). EEUU, 2012. Dirigida por Benh Zeitlin. Escrita por Ben Zeitlin y Lucy Alibar sobre la pieza teatral de Alibar “Juicy and Delicious”. Duración: 93 minutos.