“Un concepto nuevo”.
Fernando Calloia jugó fuerte. El presidente del BROU fue uno de los principales impulsores de que la institución inaugurara su línea de crédito hipotecario a través del Diamantis. No era cualquier proyecto. Un gigante con tres torres de 110 apartamentos, un sector con 70 lofts, 5.000 metros cuadrados de espacios libres, con jardines y piscinas espejadas y locales comerciales surgirían de las cenizas de Cristalerías del Uruguay, cerrada en 1999.
—Sin lugar a dudas que son el principal diferencial de este emprendimiento, tanto por la cantidad como por la calidad.(...) El objetivo fue desarrollar algo que en Montevideo no existía, al estilo de lo que se puede encontrar en Brasil, Argentina o incluso en Punta del Este. Se trata de un nuevo concepto de edificios, por el tamaño, las características y los servicios que ofrece.
La idea de que el BROU participara en ese proyecto generaba dudas en sus servicios técnicos, sobre todo acerca de si la institución estaba habilitada por ley a formar parte ese tipo de emprendimientos y cómo y si los padrones sobre los que se construiría el Diamantis estaban en regla, dijeron a Búsqueda fuentes del banco.
El asunto no cayó bien en sectores del Frente Amplio. Un breve artículo publicado en El Popular, el órgano de prensa del Partido Comunista, cuestionaba que Calloia se ufanara de que el BROU era parte de un desarrollo inmobiliario exclusivo, “dirigido a otro segmento de clientes, con mayor poder adquisitivo”. La nota terminaba: “Dice la promoción (que aclara que todo se puede financiar a través del Banco República) que este emprendimiento es algo impensado hasta ahora. La verdad que sí, me dije, y seguí contando los vintenes para llegar a los $ 13,50”.
Entre otras cosas, el BROU acordó constituir un fideicomiso en garantía en donde el beneficiario era el mismo banco. El dinero que ingresaba por la venta de unidades debía volcarse al fideicomiso.
El proyecto tuvo un comienzo auspicioso, con una ronda de preventa exitosa. De acuerdo con sus desarrolladores, GGB&M Urbanizaciones, en el primer fin de semana de setiembre del 2008 habían colocado el 80% de los inmuebles.
El viento cambió en cuestión de meses.
Los promotores decidieron romper el contrato con la constructora Novino & Leonardi en abril del 2010, con el argumento de que no estaban cumpliendo con los plazos establecidos. En su lugar ingresó Saceem. La consecuencia inmediata de esa decisión fue un litigio iniciado por los constructores que retrasó aún más las obras y que, años más tarde, resultaría en una derrota judicial millonaria para el Diamantis.
Pese a los primeros problemas, el BROU profundizó su participación en el proyecto, según surge de diversos expedientes judiciales analizados por Búsqueda. El 23 de diciembre del 2010 concedió una asistencia crediticia de US$ 31,5 millones, bajo ciertas condiciones.
Uno de los requisitos fue que los desarrolladores constituyeran garantías solidarias por US$ 23,4 millones. Cuando rubricaron ese acuerdo, dos de los cinco socios del emprendimiento estaban embargados. El BROU incluyó en las disposiciones generales del contrato: “Hágasele saber a los señores Jorge Getzuian y Álvaro Garabedian la conveniencia de regularizar los embargos vigentes a su nombre”.
Expertos en temas financieros dijeron a Búsqueda que no es habitual que un banco acepte una garantía solidaria a alguien que está embargado. “Desde el punto de vista del que da el crédito no es lo ideal”, resumió uno.
Los atrasos en las obras derivaron en reclamos de los promitentes compradores, en cuyos contratos había una fecha máxima de entrega: 31 diciembre de 2011. Madobul S.A., titular del proyecto Diamantis, comenzó a recibir demandas por incumplimiento. Y con el tiempo también las perdió.
El BROU amplió su participación en el proyecto a US$ 44 millones en junio del 2012, aunque estableció nuevas garantías. Los embargos sobre Getzuian y Garabedian seguían vigentes.
Poco tránsito.
Los números del Diamantis no cerraban. Por mucho tiempo no logró vender unidades, por lo que no producía nuevos ingresos que pudieran solventar el día a día de la sociedad. Los costos de la construcción, debido al retraso en la obra, habían aumentado en algunos casos por encima del precio de preventa. A la tormenta se sumó la Intendencia de Montevideo, que inició un juicio contra Madobul S.A. para cobrar un saldo de $ 38 millones.
En mayo de 2016, el BROU cortó el crédito a la empresa, dejó de abonar sus cheques y cerró sus cuentas corrientes. El desenlace era inevitable: Madobul S.A. presentó a concurso de acreedores.
A partir de ahí el BROU comenzó una derrotero con varios frentes judiciales para intentar recuperar US$ 53.140.871,74.
Los abogados del banco estatal pelearon con el síndico Camilo Martínez Blanco para que la deuda de la institución financiera quedara primera en la fila de acreedores. Además, lograron echar por tierra un plan para comercializar los apartamentos de manera individual que, según cálculos del síndico, generaría ingresos superiores a los US$ 50 millones.
El Diamantis parece siempre ajeno a los avatares judiciales. Poca gente disfrutaba de las piscinas abiertas en enero del 2019, cuando Búsqueda realizó su primera recorrida por el predio. Ayer miércoles por la mañana, mientras los trabajadores cuidaban el jardín, una mujer solitaria caminaba rumbo al gimnasio.
El movimiento es escaso para un complejo pensado para alojar a unas 1.000 personas. La ocupación actual, de acuerdo con datos de la Comisión Administradora del complejo, ronda el 40%, a lo que se suman algunos apartamentos alquilados por Airbnb.
Cuánto recuperar.
El ploteo de los vidrios es lo único que luce intacto en un edificio desastrado. “GGB&M Urbanizaciones” dice en las puertas de lo que supo ser el show room del Diamantis, ubicado a metros de las tres torres principales. El ingreso está cercado por una reja herrumbrada.
Ese es uno de los bienes incluidos en el “bloque de activos” de Madobul S.A., que fue puesto a la venta con aval de la Justicia. El resto del paquete son 139 apartamentos, 136 garajes, 83 boxes y nueve locales comerciales.
La base del llamado a interesados, quienes tienen tiempo de presentar una oferta hasta el 30 de julio, es de poco más de US$ 20 millones. “La expectativa del banco es que haya interesados en dicha instancia y que se obtenga un recupero superior a dicha base, dadas las características de los activos involucrados, su ubicación y la realidad del mercado inmobiliario actual”, dijo a Búsqueda una fuente del BROU.
El resto de los acreedores, que reclaman un acumulado de más de US$ 7 millones, no están satisfechos con la propuesta, según las consultas de Búsqueda. Consideran que la venta en bloque les restará oportunidad de recuperar su dinero porque es poco probable que la oferta sea mayor a lo que se le debe al banco.
Los desarrolladores del proyecto, ahora también embargados por el BROU en US$ 53 millones, esperan a ver cuánto se reducirá su deuda.
Contratapa
2020-07-16T00:00:00
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