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El Brexit es una “oportunidad de negocios” para el resto del mundo
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El trabajo de Simon McDonald cambió por completo el 23 de junio. Ese día la mayoría de los británicos votaron a favor de abandonar la Unión Europea (UE), toda una sorpresa para el secretario general del Foreign Office. McDonald, que había votado a favor, debió asimilar rápido el golpe: como jefe de la diplomacia británica está ahora a la cabeza del proceso de salida.
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Mientras negocia los términos del “divorcio” y, sobre todo, de la nueva relación con la UE, la diplomacia británica da las primeras señales de lo que quiere que sea su futuro fuera del bloque. El Brexit, como se conoce al referéndum que propició la salida del Reino Unido, es “una oportunidad de negocios” para todos, sostuvo McDonald en una entrevista con Búsqueda, el miércoles 27, durante su visita de un día a Montevideo.
El diplomático aseguró que cuando acabe la transición y se concrete la salida de la UE, su país negociará acuerdos comerciales con terceros y que en esa estrategia un tratado con el Mercosur es prioritario.
—El Reino Unido aprobó en un referéndum salir de la Unión Europea después de más de 40 años de membresía. ¿Su visita a Uruguay, Paraguay y Argentina guarda relación con esa decisión?
—Mi visita tiene dos propósitos principales. El primero está relacionado con mi cargo de cabeza del servicio diplomático; he sido el oficial principal del Foreign Office por 11 meses y como parte de ese trabajo debo conocer la red que tenemos alrededor del mundo. En este primer año intenté concentrarme en los lugares que no conocía y por eso vine a América Latina. El segundo propósito es que el 23 de junio mi país votó por salir de la Unión Europea; esta es una gran decisión, con grandes consecuencias para nuestro rol en el mundo. La segunda razón para venir a Uruguay y mantener mi agenda tal cual estaba antes del referéndum, era para dejar claro a nuestros amigos y socios que lo único que estamos haciendo con nuestros vecinos es cambiar el acuerdo institucional con ellos; nuestro rol global, nuestros objetivos globales y nuestras ambiciones siguen siendo las mismas. Para probarlo, vamos a trabajar más fuertemente con las otras relaciones que tenemos. Por eso vine aquí: para asegurar a nuestros amigos de Uruguay que todavía estamos allí.
—Usted está a cargo de encabezar el proceso de salida desde el punto de vista diplomático. ¿Cuáles son los pasos a seguir?
—La ruta de salida está marcada por el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Estipula tres cosas importantes: primero, salir ahora es posible, cosa que no ocurría antes. Segundo, que el proceso dura dos años. Y tercero, si después de dos años hay acuerdo entre las partes, todo está bien; si no hay acuerdo, se puede acordar una extensión del plazo de negociación; o no hay acuerdo para ninguna de esas cosas, en tal caso el Estado saliente queda afuera y tiene que negociar con la UE desde afuera. Es un artículo que tiene una carga contra el Estado que se sale. Por eso el gobierno británico quiere estar seguro de cuál es su posición a la hora de negociar, y también quiere que los socios vean que esto es un proceso no solo de divorcio, sino de construcción de una nueva relación.
—¿Cómo reaccionaron ante el resultado?
—En el Reino Unido absorbemos muy rápido las nuevas situaciones políticas. El resultado anunciado el 24 de junio fue un shock, pero para el 13 de julio teníamos un nuevo gobierno cuya política principal era implementarlo. Empezamos a trabajar muy rápido, creo que en el resto de Europa pasó lo mismo porque entienden que es una decisión soberana.
—¿El Brexit puede implicar cambios en las relaciones comerciales entre el Reino Unido y el Mercosur?
—Creo que sí. El Mercosur y la Unión Europea han estado negociando un acuerdo de libre comercio por muchos años y como la UE es un grupo de 28 países con intereses diversos, ha sido muy difícil concluir estas negociaciones. Ahora, mientras sigamos integrando la UE somos parte de sus acuerdos comerciales y no podemos ni vamos a negociar por separado. Pero ahora sabemos que en un futuro cercano estaremos fuera de la UE y en ese punto seremos libres para negociar nuestros tratados comerciales con otros países, y el Mercosur será una prioridad. El Mercosur es un bloque comercial interesante y creciente, por lo que es un grupo con el que naturalmente intentaremos alcanzar un acuerdo comercial rápido.
—Las negociaciones entre el Mercosur y la UE llevan años sin dar frutos. ¿Por qué tiene interés el Reino Unido en iniciar un proceso que tiene antecedentes de ese tipo?
—Es relevante tener en cuenta que el Mercosur está negociando con un bloque de 28 países, pero si negocian con solo un país las cosas pueden cristalizar más rápido. Solo por una cuestión de aritmética de la negociación creo que irá más rápido.
—Pero la situación política del Mercosur está complicada en estos momentos…
—Sé que la situación interna del Mercosur no es estable, pero creo que en algunos aspectos es mejor que hace un año. Por lo tanto, esperamos construir sobre lo que es positivo. Los acuerdos de libre comercio son una de las cosas más difíciles que ocurren en los asuntos internacionales, por lo que no me engaño pensando que será rápido y directo, solo digo que va a ser más rápido y más directo si se negocia entre el Mercosur y el Reino Unido.
—Hay una tendencia mundial a firmar acuerdos comerciales entre bloques y no entre países. ¿La decisión del Reino Unido no es ir en el sentido opuesto?
—Entiendo por qué dice eso, pero quiero hacer un par de observaciones. Desde 1830 el Reino Unido ha acordado 13.200 tratados. Y lo único que pasó el 23 de junio es que decidimos dejar uno de ellos. Tenemos toda una red de conexiones internacionales y acuerdos que estamos felices de cumplir y profundizar. El de la Unión Europea es un acuerdo bastante intrusivo en áreas de soberanía nacional, y creo que fue el deseo de volver a tomar control sobre cosas que previa, tradicional y felizmente se hacían a nivel nacional la principal motivación de la salida. Esto no significa que seamos menos conscientes sobre la necesidad de trabajar de cerca con nuestros socios, sino que hay que cambiar las bases de esa cooperación. La base es cooperación entre Estados soberanos y no Estados perdiendo soberanía y dejando espacio a instituciones supranacionales.
—¿Pero la idea de instituciones supranacionales que está detrás de la UE no es un objetivo que tiene cierta épica?
—Lo es. Pero hago notar que la mayoría de los Estados que se juntaron al comienzo lo hicieron por razones políticas, porque sus instituciones nacionales habían fallado. En la primera mitad del siglo XX, a lo largo de Europa, instituciones nacionales colapsaron o fueron tomadas por fuerzas oscuras. El Reino Unido no sufrió ese destino, entonces siempre tuvo más confianza en sus instituciones nacionales, mucho más que el resto. Las motivaciones del Reino Unido para unirse a la UE siempre fueron más económicas que políticas, y la experiencia económica no fue particularmente positiva, especialmente al comienzo. Nos sumamos a la UE en 1973 y el resto de esa década el Reino Unido sufrió la recesión más grande desde la II Guerra Mundial. Siempre, desde el comienzo, hubo dudas en las mentes de los británicos. Tengo claro que si miramos el ciclo completo de 40 años de membresía, creo que funcionó muy bien para nuestra economía. Ahora tenemos que arreglar nuestros asuntos económicos de otra manera y creo que lo vamos a lograr.
—¿Esto es una oportunidad de negocios para el resto del mundo?
—Lo vamos a usar para que sea una oportunidad de negocios. Cuando salgamos de la UE vamos a acordar tratados de libre comercio con otros países; ya hay una oficina en el Foreign Office creada con ese objetivo.