En febrero de 1999, ya el hotel Conrad tenía poco más de dos años de inaugurado. Punta del Este, la ciudad escogida por el empresario colombiano Jorge Serna para desembolsar más de US$ 200 millones con la intención de crear un “Las Vegas uruguayo”, comenzaba a ver la llegada de la farándula internacional durante los meses de verano. Los famosos argentinos hacía tiempo que desembarcaban en el balneario, pero el aluvión de glamour y sociedad llegó después de que abriera el primer hotel cinco estrellas que tenía, además, el primer casino privado del país.
Y eso se empezaba a ver en las crónicas periodísticas. En un artículo publicado por el diario La Nación de Argentina, Sylivina Walger describía el efecto del hotel y del aeropuerto de Laguna del Sauce, recientemente construido, que comenzaban a cambiar el paisaje de un balneario hasta entonces dominado por el turismo de segunda residencia. “Plagado de torres y aturdido por el ruido de las aglomeraciones, el reducto oriental es solo la memoria de un tiempo donde bastaban unos bermudas y un par de alpargatas para estar a tono”, decía.
Pero el cambio fundamental no fue el de una “aglomeración” de visitantes. En 1996, mientras el hotel estaba recién en obras, el balneario recibía poco más de 634.000 turistas extranjeros durante el año. Para 1999 se mantenía cercano a los 600.000. Durante la crisis en Argentina y en Uruguay de 2001-2002, las llegadas cayeron a casi 356.000; para 2005 ya volvía a superar los 500.000. En 2016 fueron 695.400 los visitantes del exterior, la amplia mayoría argentinos.
La gran diferencia es que el balneario logró, por lo menos, estirar la temporada alta. Si bien aún más del 40% de sus visitas llega entre enero y marzo, casi 16% arriba entre julio y setiembre y otro 26% lo hace durante los últimos meses del año. Hoy en el hotel Conrad, que desde entonces cambió de dueños y se convirtió en una de las unidades de mayor rentabilidad del grupo chileno Enjoy, ya no se habla de temporada baja.
“Entre abril y setiembre el promedio anual de ocupación es de 75% y anualizado es del 80%. Ahora le llamamos la temporada media porque entendemos que la temporada baja como tal no existe más para la ciudad. Estamos en un pico bastante interesante. Si bien se mantiene la estacionalidad que tiene que ver con el clima, la diferencia no es tan abismal. Nunca bajamos del 50% o 60%, sobre las 294 habitaciones”, dijo a Búsqueda Javier Azcurra, gerente de Relaciones Públicas del hotel.
Enjoy entró en 2013, con 45% del capital accionario que hasta entonces estaba solamente en manos de Caesars Entertainment. Este año compró el restante 55% en una transacción que se estimó en US$ 189 millones. Aunque mantuvo a la plantilla de empleados (50% de los trabajadores tienen entre 10 y 20 años de antigüedad), la firma apuntó cada vez más a la contratación de chárters desde San Pablo y Buenos Aires.
“Hace dos años hubo una frenada de (turistas desde) Brasil, pero nuestros chárters han tenido bastante regularidad de ocupación. Los hacemos durante todo el año y no hubo un retroceso vehemente. Estamos trabajando mucho en el desarrollo de nuevos mercados, visitando y recorriendo ciudades como Rosario o Córdoba. Intentamos desarrollar más agresivamente mercados como Río de Janeiro o Belo Horizonte. Y estamos atentos a lo que pueda venir de México o Miami. Tenemos perspectivas de que eso también termine impactando. La conectividad es clave y trabajamos en alianza con varias aerolíneas”, dijo el ejecutivo.
Este verano, contando a las líneas que desde Santiago de Chile llegarán directo a Punta del Este, son por lo menos cinco compañías las que tendrán destino en la que aún es la principal ciudad turística del país luego de Montevideo.
El Aeropuerto Internacional de Carrasco, bajo concesión a un privado desde 2003, también ayudó a potenciar la industria turística en los años recientes y consolidarla como la exportación de servicios que más divisas genera al país. La nueva terminal de pasajeros, diseñada por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, estuvo pronta en 2009 tras una inversión de US$ 165 millones. Unos 1,6 millones de pasajeros pasaron por esa terminal al año, en promedio, entre 2013 y 2015, en un movimiento aéreo total en el país de poco más de 1,8 millones, según datos de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica. En 2008, antes de la inauguración del nuevo aeropuerto, se habían movilizado 1,3 millones.
Como en Miami.
En una crónica de 2007 realizada por la revista Galería en conmemoración de los 10 años del hotel, Serna recordaba las críticas iniciales que había recibido el Conrad, construido por una firma estadounidense que tenía ya experiencia con los hoteles Hilton. “Me acuerdo que los primeros artículos que salieron en la prensa eran o de amor o de odio, pero más allá de eso lo que se logró es que la gente hablara de él, y lo importante es que hablen de uno. El estilo es como de Miami Beach, si estuviera ahí encajaría perfectamente bien”.
Hoy Enjoy mantiene el proyecto de expandir la capacidad del hotel, como lo había anunciado en 2015 informando de la construcción de tres nuevas torres en una inversión que rondaría los US$ 220 millones. Hasta ahora se han refaccionado varias habitaciones y se ha construido una nueva piscina cerrada. Después de la temporada se definirá el pliego para la licitación de la construcción de una de esas nuevas torres.
“Es muy difícil conseguir habitaciones en cualquier fin de semana del año. Ya desde octubre nos pasa que no tenemos disponibilidad ningún día de la semana. Sobre todo en fines de semana largos y en verano nos suele ocurrir que solemos derivar hacia otros hoteles parte de nuestra clientela”, explicó Azcurra.
Bajo el entendido de que permitirá un impulso del turismo de la ciudad, el hotel también ve con buenos ojos el funcionamiento del Centro de Convenciones de Punta del Este. Eso aunque en principio pueda ejercer como un competidor para sus 18 salones de reuniones que anualmente albergan más de 100 congresos a los que llegan turistas con un gasto medio de US$ 670 al día (cuando el verano pasado el gasto promedio del visitante de Punta del Este fue de US$ 144). “Varios de los congresos que ellos han traído se han hospedado acá”, comentó el gerente.
La joya del negocio, sin embargo, sigue siendo el casino, al igual que lo era en la década de 1990. En los primeros 10 años de vida del hotel, se estimaba que solo por las máquinas tragamonedas habían ingresado US$ 500 millones. Ahora la propuesta se acompaña también de entretenimiento.
“Históricamente el Conrad estaba enfocado en los clientes del casino y si bien nuestro trabajo sigue muy enfocado en ellos porque son el principal negocio, también tenemos una propuesta para toda la familia: desde niños hasta jóvenes con un parador de playa y una discoteca que tiene 1.200 personas en promedio todos los sábados del año. Los shows antes eran exclusivos y ahora son para quien quiera adquirir entradas. (…) La gran referencia para nuestro negocio es Las Vegas, una propuesta integral”, estimó Azcurra.
Pensando en el futuro, eso puede ser clave para los visitantes que aún le falta captar a la ciudad: rusos y árabes que en una noche llegan a gastar más de US$ 50.000.
“En Ibiza compran mesas de hasta US$ 80.000 por una noche. Cuando pongan el ojo en Punta del Este, que ya está pasando muy tímidamente, ahí la ecuación de la ciudad va a cambiar. Traemos gente de San Pablo y la mayoría termina comprando un apartamento o un terreno para desarrollar. Ahí se ve la expectativa que tenemos sobre el desarrollo de la ciudad. De las 10 unidades de negocio que el grupo tiene en Chile, Argentina y Colombia, Punta del Este es la más atractiva. Por la ubicación, el posicionamiento del edificio y la ciudad en sí misma. Las posibilidades de crecimiento son ilimitadas”, dijo.
Más viajeros.
Pero así como los turistas del exterior vienen más, también los uruguayos han logrado aumentar su capacidad de realizar viajes dentro y fuera del país. Según datos oficiales, las salidas al exterior pasaron de poco más de 606.500 en 1995 a 1,7 millones el año pasado. Entre enero y setiembre de 2017 casi 1,4 millones de uruguayos viajaron fuera de fronteras, 3,6% más que en igual período de 2016.
Una de las mayores caídas interanuales se dio en 2001 cuando la víspera de la crisis económica trajo una baja de casi 21%, mientras que el mayor aumento fue en 2011. En ese momento, mientras el entonces presidente José Mujica celebraba la llegada del turista 3 millones, más de 1,5 millones de uruguayos se acercaban al renovado aeropuerto de Carrasco, en lo que significó un aumento interanual de 49%. Pero ese período de crecimiento que comenzó en 2008, culminó en 2014 y la cifra de turismo emisivo viene ahora en descenso.
Así, el dinero que los uruguayos gastan fuera del país también disminuyó: el año pasado llegó a US$ 915 millones, cuando en 2014 superaba los US$ 1.350 millones. La mayoría termina en Argentina (hacia donde viajó en promedio 69%) o en Brasil (que el año pasado representó 23% de las salidas y viene en crecimiento). Aunque los viajes fuera de la región alcanzaron un pico en 2005 (acumulando 20% del total), en promedio desde 1995 significaron casi 18%.
Con esa tendencia, la balanza turística —la diferencia entre lo gastado en el país por visitantes del exterior y por los viajes de los uruguayos afuera— mejoró desde 2014. Aunque el récord fue en 2011 (más de US$ 1.500 millones), ya entre enero y setiembre de este año volvió a superar los US$ 1.000 millones. Y aún resta el impacto de una temporada de verano que, según las expectativas del gobierno y de los privados, podría marcar otro récord.