El Ministerio del Interior quiere aumentar los caballos para patrullar, una herramienta con más carga simbólica que eficacia táctica

REDACCIÓN  

Luis Alberto Heber se sentía tranquilo cuando, como ministro de Transporte y Obras Públicas, concluía la jornada de trabajo y al salir de la sede en la calle Rincón veía siempre en la Plaza Matriz a dos policías montados a caballo. La imagen diaria se le hizo tan habitual todas las noches que meses después arribó al Ministerio del Interior con la idea de impulsar la caballería en la Policía Nacional como herramienta de seguridad. Encontró aprobación en las autoridades de la institución y de la Guardia Republicana para, como primer paso, adquirir más caballos y mejores uniformes para el personal que los maneja.

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