—Lo que intentaron hacer los legisladores es contribuir a un aspecto donde indudablemente creo que hay espacio para mejora. Pero, por ejemplo, en el proyecto de Carmen Asiaín y Graciela Bianchi me genera ruido la exposición de motivos. Allí se habla de la penalización de la maternidad, y si bien entiendo que es un problema —que deberíamos trabajarlo—, estos proyectos deberían estar buscando el interés superior del niño. Y mi principal preocupación es esa: no veo tan claramente que se esté priorizando el interés superior de los niños. ¿Qué pasa? Hoy las tenencias compartidas existen y se pueden dar. Cuando uno conversa con personas que están en el día a día de este tema, lo que tienden a decir es que en general estos regímenes de tenencias funcionan bien cuando los progenitores se llevan bien, y en general son viables cuando los dos padres viven cerca. ¿Pero cómo hacés si uno está en una punta de una ciudad y otro en la otra? Lo que tiene que estar siempre ponderado es el acento en el niño, y el hecho de que se haga como una división equitativa del tiempo no necesariamente eso es lo mejor para el niño. El otro reparo que tengo es respecto al tema de las denuncias por violencia o abuso, donde tampoco parece ponerse el foco en los niños.
—¿Es una postura personal, del sector o del partido?
—Nosotros estos temas los venimos conversando con abogadas del Partido Colorado, que son quienes tienen esta postura. Como partido no hemos definido una postura y la razón porque no se ha tomado una postura es porque ya se adelantó que estos proyectos van a ser modificados. Tengo entendido, porque me lo han dicho, que ya se está trabajando en modificaciones. Entonces no tenía sentido expresar una postura de partido en algo que va a ser modificado.
—En su momento dijo que la ley de cuotas era un mecanismo necesario, pero también transitorio para aumentar la participación de las mujeres en la política. ¿Ahora apoya el proyecto de ley de paridad que promueve Beatriz Argimón y Gloria Rodríguez?
—Sí. Somos un partido en el que siempre tuvo mucha fuerza el rol de la mujer. Hay unos escritos que escribió Adela Reta sobre la visión de Batlle de la mujer y tienen textos superinteresantes y muy de vanguardia; era un precursor feminista. Así que sí, tenemos que seguir avanzando en ese tema. Si estamos acá pensando en soluciones a los problemas de la sociedad, deberíamos tener muchas más mujeres pensando en estas opciones, entre otras cosas porque somos más de la mitad mujeres, porque creo que tenemos visiones complementarias de los temas y me parece que deberíamos ser más mujeres en las bancas.
—¿Le parece que hay igualdad de género en la integración del gabinete?
—Claramente no. Me imagino que cuando se intentó conformar el gabinete se buscaron más mujeres. Pero para tener mujeres que estén dispuestas a ser ministras, antes tienen que haber transitado un cierto camino. Es muy difícil pasar de 0 a 100. Pasar del sector privado a ser ministra. Una de las razones por las cuales tenemos este gabinete es porque justamente no hay paridad en el sistema político en general, con lo cual a la hora de postular o elegir personas que ocupen cargos tan importantes como integrar el gabinete, no hay una masa crítica sobre la cual elegir. Por eso es que tiene que haber más mujeres en el sistema político en general, para que una vez que los partidos llegan al gobierno, tengan más cantidad de mujeres para elegir e integrar estos lugares.
—Ha trabajado temas de discapacidad en los últimos años. ¿Cree que fue una buena idea la fusión de la Secretaría Nacional de Cuidados con el Programa Nacional de Discapacidad?
—La fusión de Discapacidad y Cuidados desde lo conceptual a priori no me parece una buena idea. El tema es que hay restricciones que tienen que ver con temas presupuestales y distintas variables que llevaron a quienes eran responsables de este tema a tomar esta decisión, que indudablemente trascienden lo que pueda saber o manejar desde acá. Creo que más allá de la institucionalidad de la discapacidad, lo que es importante es ver que Uruguay en los papeles está muy bien, en el sentido de que ha adherido a las convenciones internacionales. También se tiene la percepción de que Uruguay está muy bien en temas de discapacidad, pero cuando uno se pone a ver la realidad del día a día de las personas con discapacidad estamos muy mal. Realmente ahí es donde hay que poner el foco, porque se han hecho algunos avances magros en algunos temas, y la idea es seguir trabajando e impulsando esos cambios que se precisan.
—¿Cree que es adecuada la redacción final de la ley de empleo para personas con discapacidad votada en la legislatura pasada?
—Antes que nada: es una buena cosa que haya una ley de empleo para personas en situación de discapacidad. Después, esa ley ha tenido algunos problemas en su implementación. El año pasado estuvimos haciendo un relevamiento con los distintos actores sobre cómo estaba funcionando esa ley y detectamos algunos desafíos en la implementación en los que estuvimos trabajando. Visitamos distintas empresas que trabajan con personas con discapacidad y fueron ellas las que nos contaron. La norma establece que para ampararte en los beneficios de la ley tiene que haber más de 25 personas en la empresa, y ahí tenemos un reparo en relación con ese tema. Por ejemplo, conversamos con una empresa social que se dedica a la inserción laboral de personas con discapacidad. Son nueve: la fundadora y ocho personas más, y todos tienen discapacidad, pero no se pueden amparar en este beneficio.
—¿La población con discapacidades debió ser priorizada de otra manera en el plan de vacunación?
—Estuve trabajando bastante con este tema. Conversé muchísimas veces con el subsecretario del Ministerio de Salud Pública, José Luis Satdjian, a propósito de esto, tanto por el tema de priorizar a las personas con síndrome de Down, que eventualmente se terminaron priorizando, y también de lo que ocurre con los pacientes oncológicos. La pandemia, si tuviera que decir una imagen gráfica, la visualizo como una lupa enorme: no nos muestra nada nuevo pero todo se ve como más grande. En definitiva, es lo que pasó con las personas con discapacidad y con las distintas comorbilidades, como los diabéticos. ¿Qué evidenció con claridad meridiana? Que no tenemos cifras, entonces a la hora de priorizar las distintas poblaciones y corroborar si la persona tenía o no una condición era muy difícil. En algunos casos como el síndrome de Down es más fácil corroborarlo, pero hay un montón de otras condiciones que no es tan fácil y desde el Ejecutivo lo que nos decían, y lo entiendo, es que no se sabía exactamente de cuántas personas estamos hablando. En verdad ni siquiera sabemos cuántas personas con síndrome de Down hay en el país, y es una condición genética que se sabe a veces desde las dos semanas del embarazo. Es un desafío gigante que tenemos que corregir. Hace unos años estuve en un panel de la Universidad Católica con Gustavo de Armas, y decía que si una sociedad no tiene datos de un tema, te da la pauta de si lo prioriza o no lo prioriza, y esto evidenció que no estábamos priorizando estos registros de tantas cuestiones. Es algo que tengo pendiente de ir a conversar de cara al próximo censo, porque deberíamos tener toda esta información.
—¿El Partido Colorado apoya totalmente la gestión del gobierno durante la pandemia o existe algún tipo de matiz?
—Somos un socio del gobierno en este tema. Hemos hecho nuestras propuestas y muchas de ellas han sido recibidas y tomadas, como priorizar la inversión en infraestructura. Otra de las propuestas que hicimos fue lo que se terminó transformando en los jornales solidarios —el programa de oportunidad laboral— que rescata la esencia del programa veredas, de Atchugarry, de 2002. Vamos a seguir insistiendo sobre estas temáticas.
—El martes durante una media hora previa dijo que debería haber más presencialidad en la educación…
—Sí. Es un tema que a mí me preocupa muchísimo. En una de las sesiones de la Comisión de Seguimiento Covid-19, que vino el GACH, me cayó la ficha de que en definitiva faltaba más peso de las ciencias humanas. Ahí conversé con el psiquiatra Ricardo Bernardi, que integra el GACH. Me entendió la preocupación y generamos un grupo para pensar en cómo hacer para cuantificar el efecto de la pandemia en la primera infancia. Solo tuvimos una reunión de trabajo, porque por suerte se abrió la presencialidad en esos primeros años, que son los más claves. Lo difícil es que por un lado tenemos números duros, que son muy terribles, como los contagios y las muertes, y por otro lado, los números en relación con temas de salud mental en niños y adolescentes son más difíciles de cuantificar. Hay estudios, por ejemplo, de Unicef, que muestran algunas cosas, pero hay que poner en relevancia todas estas cuestiones que tienen que ver con niños que están teniendo miedo a salir del cuarto, a interactuar o a salir de su casa, así como el tema de las pantallas y la miopía. La escuela, los centros de educación, cumplen una función que va mucho más allá de lo estrictamente educativo. Los niños aprenden muchísimas cosas en lo vincular, porque la educación es esencialmente vincular, y como partido nos preocupa ese tema.
—¿Y el presidente de la ANEP, Robert Silva, no es también responsable de esta situación?
—Robert Silva ha estado impulsando por el tema de la presencialidad, me consta. Indudablemente los números de casos en estas últimas semanas no han colaborado, pero es una preocupación. Todos vimos esa reunión (Consejo de Ministros) en la que iba a defender la presencialidad y no hubo campo fértil, pero sí me consta que está trabajando en ese sentido.
—¿Entonces de quién es la responsabilidad?
—Esas decisiones respecto a las perillas de qué se abre y qué se cierra en definitiva las está tomando el presidente, pero la verdad no sé exactamente quién está frenando esto. ¿Qué es lo que pasa a diferencia de una situación normal? En situaciones normales caen en la órbita del presidente del Codicen y el ministro. Es lo lógico institucionalmente. Pero estamos en un contexto pandémico que requiere una visión mucho más macro y es una situación absolutamente atípica en relación con lo que sucede normalmente y cómo se toman las decisiones en períodos normales.

Foto: Nicolás Garrido / Búsqueda
—¿Quién es el líder de Ciudadanos?
—Adrián Peña. Es el coordinador de Ciudadanos, es la persona que, en definitiva, durante toda la campaña fue quien ejercía el rol político. Es el que está generando estos espacios, que hace que tengamos reuniones de bancada con absoluta periodicidad y que estemos trabajando de forma muy intensa como grupo.
—¿Por qué considera que el Partido Colorado, que fue el que más gobernó en la historia de este país, en las últimas cuatro elecciones no pasó el 20% de los votos?
—Creo que tiene que ver con que perdimos ese espacio de centro. En las elecciones últimas, si bien no se mejoró, e incluso se bajó un poco la votación respecto a 2014, lo que sí pasó es que hubo un cambio en el perfil de los votantes. Perdimos votos por derecha y sumamos votos más de centro. Cuanto más diversidad adentro, mejor, pero tenemos que recuperarnos y es importante seguir trabajando en ese espacio, para recuperar ese rol que tuvimos durante tanto tiempo como partido.