El Poder Ejecutivo prevé quitar apoyo a las sociedades anónimas deportivas, un modelo en auge que la AUF busca profundizar más

Juan Francisco Pittaluga  

Entusiasmado por los goles que veía en la Copa América de Venezuela, en 2007 Raúl Aquino, un empresario uruguayo radicado en México, convenció a un grupo de amigos de fundar en Uruguay un nuevo equipo de fútbol para despuntar el vicio. Nació el Club Atlético Torque, que comenzó a participar de forma amateur en la liga de Punta Carretas y luego en la tercera división de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Cinco años después se convirtió en profesional tras ascender a la segunda división y otros cinco años después pasó a ser parte del portafolio del City Football Group, un conglomerado privado propiedad de la familia real de Abu Dhabi.

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