El balotaje argentino: “poder K” en riesgo y un bipartidismo que asoma

Además, en el oficialismo se abrió un cruce de reproches y facturas tras el escrutinio, con crecientes tensiones entre kirchneristas y peronistas tradicionales. Hasta ayer miércoles 28 la presidenta Fernández había evitado reunirse con Scioli, pese a versiones de prensa que indicaban que el candidato le había pedido un encuentro para rechazar los rumores de un alejamiento entre ambos. Scioli pareció molestarse cuando fue consultado por la prensa al respecto y ofreció una respuesta poco usual para alguien que intenta atraer votos: “Hablo y me reúno cuando me tengo que reunir”, dijo el político, de 58 años.

Aunque es considerado un liberal desde el punto de vista económico, y sus rivales lo acusan de querer acabar con beneficios sociales y privatizar empresas públicas, Macri insiste en que si llega a la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre continuará con programas de asistencia que fueron implementados tras la crisis económica de 2001 por los gobiernos del fallecido Néstor Kirchner (2003-2007) y la sucesora y esposa de este, Fernández, a quien la Constitución prohíbe buscar un tercer mandato presidencial consecutivo.

Para la definición del balotaje será clave la opción que tomen los votantes de Sergio Massa, un ex colaborador estrecho de la presidenta Fernández que rompió con el oficialismo y salió tercero en las presidenciales del domingo con 21,3% de los votos. Hasta ahora Massa ha evitado definir a quién votará, pero igual lanzó un mensaje que algunos interpretaron como un guiño a Macri: “Argentina necesita un cambio”, dijo.

Sin embargo, el propio Massa advirtió que “la gente no es ganado” y todo indica que sus votantes y los de partidos menores tomarán su decisión con independencia. Hay estudios que sugieren que una mayoría de esos electores son más proclives a votar por Macri o en blanco antes que hacerlo por el oficialismo. Pero la campaña del balotaje será decisiva y ambos candidatos han aceptado sostener debates entre ellos. El opositor ya ha salido a la búsqueda de nuevos votantes, destacando su disposición a acordar políticas de Estado con otros partidos; mientras Scioli mantiene la incógnita sobre si reforzará su imagen kirchnerista o se mostrará más independiente y abierto al diálogo.

Los analistas creen que el resultado del domingo, que también hizo perder al kirchnerismo la mayoría de la Cámara de Diputados aunque no la del Senado, abre el espacio para un nuevo sistema político en Argentina, que devuelva el bipartidismo enterrado con el colapso de la Unión Cívica Radical durante la crisis de 2001 y sirva de contrapeso al peronismo gane quien gane el balotaje. “Lo que cabe plantearse hacia adelante es si ha nacido un nuevo bipartidismo”, señaló Fraga.

“Es una posibilidad de que el sistema político se recomponga, se normalice”, coincidió el analista argentino Sergio Berensztein. Pero advirtió que para eso será necesario un gobierno eficiente de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires y a nivel nacional, en caso de un triunfo de Macri en el balotaje. “El nivel de desafíos que tiene Macri si gana la elección del 22 de noviembre es inconmensurable”, sostuvo en declaraciones a Búsqueda.

Entre esos retos figuran una economía estancada que sufre la caída de los precios de las materias primas (el FMI prevé una contracción de 0,7% del PBI para el año que viene), una inflación de dos dígitos y un peso sobrevalorado, así como un déficit fiscal que los expertos proyectan que equivaldrá a 6% del PBI este año y una fuerte caída de las reservas. Los expertos creen que para resolver esos problemas el próximo presidente, Macri o Scioli, deberá tomar medidas impopulares como la devaluación de la moneda o el recorte de gastos y subsidios, además de resolver el prolongado litigio con los tenedores de deuda incumplida para que el país pueda obtener financiamiento. Los mercados reaccionaron con optimismo a la posibilidad de un triunfo de Macri, con alzas bursátiles, aunque ese ajuste agudizaría la recesión antes de que comience a surtir resultados.

Es probable que la presidenta rompa su silencio post electoral hoy jueves 29 durante un acto previsto en la Casa Rosada. Le quedan algunos consuelos, como el hecho de que su cuñada y ministra Alicia Kirchner fuera electa gobernadora de Santa Cruz, cuna del “poder K”, o que su hijo Máximo Kirchner fuera proclamado diputado nacional por la misma provincia, aunque en segunda posición. Pero los analistas advierten que Fernández está lejos de ser la líder todopoderosa del pasado y su proyecto está amenazado como nunca antes. “Se le ha complicado mucho el panorama y enfrenta ahora una salida del gobierno infinitamente más dura que la que tenía planificada. Ella es muy responsable de la derrota, sobre todo de Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires, porque fue la responsable en ponerlo”, afirmó Berensztein. “Su silencio de estas horas es una manifestación del nivel de conmoción que existe hoy en su círculo más íntimo… y en ella misma”.