“El mensaje más fuerte y más claro es que no debemos esperar que el precio de exportación de la carne aumente significativamente, y si estamos esperando que por la vía del precio venga una mejora del negocio ganadero, no va a venir”.
, regenerado3“El mensaje más fuerte y más claro es que no debemos esperar que el precio de exportación de la carne aumente significativamente, y si estamos esperando que por la vía del precio venga una mejora del negocio ganadero, no va a venir”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAsí lo advirtió el presidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Federico Stanham, en una jornada de actualización ganadera realizada el jueves 27 en Conchillas, Colonia, y organizada por la Cooperativa Agraria Nacional (Copagran) y el Instituto Plan Agropecuario.
Al cierre de julio el ingreso promedio de exportación de carne bovina es de unos US$ 3.400 por tonelada, que es prácticamente similar al registrado en 2016, según Inac.
Algunos de los argumentos planteados por el titular de ese organismo se vinculan a la desaceleración del crecimiento económico de China, y a que si bien durante 10 años hubo un fenómeno de valores de los commodities en alza, actualmente el “factor Asia ya se terminó” y “no va a volver”.
En un escenario donde los precios no van a subir, Stanham consideró la importancia del tema de acceso a mercados y no solo en cuanto a los aranceles.
Otro asunto tratado en esa jornada es la necesidad de profundizar el acceso a mercados con valor agregado y el hecho de que no hay acceso para carne con hueso en Sudáfrica, donde hay un nicho de exportación.
Stanham aclaró que “no hay que aflojarle al tema arancelario, pero no hay que esperar magia en ese tema, salvo una pequeña expectativa de oportunidad en 2017”.
En los principales mercados a los que se exporta la carne vacuna uruguaya, como lo son China, Estados Unidos (EE.UU.), la Unión Europea (UE) e Israel, si se lograra llevar “inmediatamente los aranceles a cero, eso significaría un aumento de 11% en el ingreso promedio de exportación” de ese producto y se daría un igual incremento para el precio de hacienda, precisó Stanham en base a análisis realizados por técnicos del Inac.
En lo que va del año, del monto total de las exportaciones cárnicas, 40% corresponden a embarques enviados al mercado chino, 20% a la UE y 14% a EE. UU.
En el marco de las negociaciones que mantiene Uruguay, como miembro del Mercosur, para la concreción de un tratado de libre comercio (TLC) con la UE y las gestiones realizadas para avanzar en un acuerdo comercial con China, el presidente de ese organismo enfatizó que en un tratado de libre comercio “la rebaja arancelaria no es instantánea”. A modo de ejemplo mencionó el caso del TLC entre Australia y China, que significará una disminución de aranceles para las exportaciones de carne australiana al mercado chino. Eso será gradual: este año ese producto de origen australiano paga 8% de arancel aduanero, mientras que el uruguayo paga 12%.
En 2018 los australianos pasarán a pagar 6% para vender su carne en el país asiático, indicó.
Respecto a la política de marketing que realiza el Inac, Stanham puntualizó que ese organismo “hace marketing de carne pero Inac no tiene carne”, así como también que hay una estrategia de cada empresa exportadora.
“El trabajo de marketing se hizo hasta ahora en el primer nivel de las cadenas importadoras”, dijo, y acotó que “el consumidor no sabe nada de los atributos que tiene la carne uruguaya”.
Para demostrar eso, el titular del Inac señaló que en un hotel de lujo en Shangái el bife de carne “más caro” es de un animal con 300 días de feedlot y el precio siguiente es un corte de carne proveniente de un vacuno que tiene 200 días de engorde en feedlot.
Eso representa “un desafío” para Uruguay, consideró, basándose en que la producción de ganado uruguayo se realiza mayoritariamente en pasturas y en menor cantidad bajo un sistema de corrales para el engorde de los animales.
El presidente del Inac comentó que los australianos “impusieron el concepto de que calidad es alimentación con grano, marmoleo y razas Angus”, y luego detalló cómo se distribuye la canasta exportadora cárnica uruguaya.
Del menú de productos cárnicos que exporta Uruguay, el 32% de exportación es carne en bloque congelada para hacer hamburguesas en distintos mercados, principalmente en EE. UU. y China. El 29% corresponde a otros cortes de la parte delantera del vacuno para Israel y la cuota 481, que comprende cortes vacunos de novillos engordados con granos durante los 100 días previos a la faena con destino a la UE. Hay un 23% de cortes traseros que también se colocan dentro de la cuota y solo 9% de la carne exportada es de cortes finos, contó. Reconoció: “No movemos la aguja con ese porcentaje”.
Algunas de las “fortalezas” de Uruguay como exportador de carne incluyen los atributos de tener un sistema productivo pastoril, las razas de vacunos, el estatus sanitario que supone ser libre de aftosa con vacunación y de riesgo insignificante de la encefalopatía espongiforme bovina, denominada comúnmente como la enfermedad de la vaca loca, repasó Stanham.
Otros aspectos destacados por ese funcionario fueron el acceso a mercados, la trazabilidad y la imagen construida en el exterior.
No obstante, el titular de Inac reconoció como “debilidades” de Uruguay el hecho de que “nos conocen casi nada en todos lados”, que el ser libre de aftosa con vacunación “pesa”, además de la “dependencia climática que no da certeza” en cuanto a los volúmenes de producción.
Las “barreras para mejorar la productividad”, la “alta desuniformidad” de la hacienda, los sistemas de producción variados en distintos lugares del país y el “poco peso” de la carne uruguaya en los distintos mercados, fueron otras de las debilidades indicadas por ese funcionario.
Respecto a las amenazas para las exportaciones de carne bovina uruguaya, Stanham señaló que las más importantes están fuera del control de todos, como la “volatilidad cambiaria”, sobre todo en Brasil, la “inestabilidad geopolítica” en Brasil y en otros lugares por atentados y otros problemas que provocan “grandes distorsiones” en el mercado de carnes.
“Los ruidos vendrán de estos dos parámetros”, advirtió.
En la misma jornada, realizada en Conchillas, el representante de la Federación Rural (FR) en la junta directiva del Inac, Guillermo Villa, planteó una serie de temas relacionados al negocio ganadero, principalmente a la situación de los mercados y los valores de los vacunos en el mercado local.
“No estoy de acuerdo con el presidente de Inac”, aseguró ese ruralista en alusión a la medida adoptada por el Poder Ejecutivo en cuanto a rechazar la propuesta de establecer el pago del ganado en tercera balanza, que es el puesto previo al proceso denominado dressing, en el que se extraen ciertos tejidos y órganos de la reses.
Ese pedido fue acompañado por la Asociación Rural pero no por otras gremiales de productores. “Lamentablemente, y lo digo con dolor, Cooperativas Agrarias Federadas no nos acompañó y el subsecretario de Ganadería (Enzo Benech) nos dijo que por ese motivo el ministro no aceptó la propuesta”, comentó Villa.
Añadió que el titular del Ministerio de Ganadería, Tabaré Aguerre, argumentó que “si los productores no están de acuerdo, no se podía jugar por una parte de los productores”. “Hoy creo que la cosa está cambiando”, indicó en el entendido de que pueda haber una postura distinta a la adoptada en otros años.
Respecto al marketing para la colocación de la carne uruguaya en el exterior, Villa sostuvo que el 60% de la faena corresponde a inversores extranjeros.
“¿Cómo hacemos una estrategia para competir con Brasil en China, si a un 40% de la industria frigorífica local, que está en manos de capitales brasileños, no le interesa?”, planteó.
En Uruguay operan las empresas brasileñas Marfrig, con cuatro frigoríficos, Minerva, con dos plantas de faena, y JBS con una. Actualmente está en proceso el traspaso del frigorífico Canelones, de JBS, a Minerva, como parte de un negocio que involucra a varios frigoríficos que opera la primera de esas firmas en la región.
En la jornada ganadera el directivo de la FR aprovechó para hacer algunos cuestionamientos a las exigencias del Ministerio de Ganadería para los negocios de exportación de ganado, que es una alternativa que tienen los ganaderos para vender sus vacunos en lugar de hacerlo a los frigoríficos locales. Comparó que una empresa exportadora de carne no tiene que pedir permiso a esa secretaría de Estado, pero que el exportador de ganado debe hacer trámites.
Otro de los mensajes que pasó Villa a sus colegas productores es la importancia del bienestar animal para reducir las pérdidas económicas que generan algunos problemas, como los abscesos provocados por lesiones en las aplicaciones de vacunas. “Sorprendentemente, varias personas vacunan en cualquier parte, hay puntos de vacunación en los cuartos traseros, que es donde están los cortes de mayor valor”, se lamentó. Calculó que “sacar un absceso de 25 centímetros de diámetro representa unos cuatro kilos que no sirven para nada”.
“Estamos tirando mucha carne”, se quejó.